La caída en la producción de leche a partir del cierre de tambos en 2018 empieza a mostrar su efecto negativo en el consumo per cápita, que en el primer cuatrimestre del año registró una caída del 6,4% en la relación anual. La baja responde a la ausencia de segundas marcas en las góndolas.
Datos publicados por el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), dan cuenta que entre enero y abril pasado la demanda de leche promedio al público fue de 56,4 litros, lo que habla de una baja frente a los 60,3 litros de 2018. En el anualizado hay 12 litros que quedaron en el camino.
Esto se debe a varios factores. Uno de ellos es la producción, que en el período en estudio paso de los 3,21 millones de litros de 2018 a los actuales 2,97 millones de litros. La merma es del 7,5 por ciento. La respuesta esta en el cierre de 600 tambos que el mismo OCLA contabilizó hasta septiembre del año pasado.
“De 100 vacas holando, 70 se fueron a la faena y 30 pasaron a tambos grandes, lo que quiere decir que hay menos vacas produciendo”, señaló a BAE Negocios el vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Jorge Chemes.
En la misma línea, desde Coninagro, Daniel Kindebaluc señaló que “los cierres de tambos se vienen dando acompañados por la liquidación de vacas debido a temas financieros”.
El envío de animales a la faena responde a la necesidad del tambero por hacerse de dinero fresco frente a la ausencia de créditos, a partir de tasas que llegan al 70%. Hoy con la mejora de las exportaciones a China, la industria paga por una vaca cerca de $26.000.
Para Chemes, “la concentración está confirmada: hay menos leche porque hay menos tambos y no se disparó el precio al consumidor porque no hay demanda. En pocas palabras, son todas medidas negativas por parte del Gobierno”.
Meses atrás era noticia el faltante de leche de segundas marcas en las góndolas de los supermercados. Sucede que ante la baja de la producción, la industria tuvo que echar mano a la materia prima que tenía como destino el mercado interno, para poder exportar. De esta forma discontinuó los productos más accesibles para el público, y en un escenario recesivo, se compra poco o nada de las primeras marcas, dado que son más caras. Por ende, cae el consumo.
Según OCLA, las leche fluidas tanto refrigeradas como no refrigeradas, presentaron una merma interanual para los cuatro primeros meses del año del 13,6%, donde la caída se dio en el orden del 24,8% en las leches no refrigeras (UAT) y una leve suba del 1,2% en las leche refrigeradas (sachet)
También se destacaron en el trabajo los envíos al exterior, que crecieron en el primer cuatrimestre 54 millones, lo que representa una mejora del 9,3%. Sin embargo, esto se dio a costa del mercado interno. Un caso parecido se ve en la ganadería, donde crece la faena de hembras con destino a China y anticipa un faltante de carne al 2020.
El vicepresidente de CRA fue contundente: “Esto muestra una lechería en retroceso porque no aumentamos en volumen, se cayó el consumo interno, sube lo externo, pero en el balance cae la producción y con concentración, dado que lo que se produce hoy es con menos tambos”.
El Gobierno destaca hoy la mejora en el precio que recibe el tambero, cercano a los $15 por litro. Pero la suba, explicó Kindebaluc, “no es mas ni menos que por la baja de producción, ya que hoy se la lleva la exportación, debido a que supera la demanda del consumo interno, que hoy disminuyó” .