Productores mejoran rentabilidad pero advierten que escasea materia prima. En la otra vereda, el precio en góndola se disparó y acarreó a todos los derivados.
El último informe del Índice de Precios al Consumidor señaló que los lácteos fueron los alimentos más afectados por la inflación en lo que va del año. Aumentó en un 81%, muy por encima de la suba del costo de vida.
Entre ellos, un relevamiento de consultoras ubica a la leche como uno de los productos que más se encareció, un 95% en términos interanuales si compara mayo de este año con igual mes de 2018.
‘En la lechería hay un repunte de los precios luego de tanto daños, fueron casi tres años donde cerraban dos años por día pero claro ahora con un materia prima limitada produce el aumento de precios que es más importante en el consumidor que el tambero‘, resume Guillermo Draletti, de la Unión General de Tamberos.
‘Es cierto que subió para el productor, pero el precio se estancó en las góndolas a lo que hay que sumar que comenzó a escasear la leche en sachet, que era un formato al que había migrado el consumidor y que ahora no se consigue porque es un formato que para el tambero tiene alto costo y menos rentabilidad‘, afirma.
En concreto, lo poco que se consigue hoy en sachet no baja de los 45 pesos por litro mientras que en las denominadas larga vida oscilan entre 60 y 70 pesos, cifra que puede caer mínimamente en caso de ofertas. ‘Lo que pasa es que fueron años de abuso que nos quedamos sin materia prima entonces se dan los aumentos, hoy la capacidad instalada está en menos del 40%‘, agrega Draletti para describir que el repunte es por un exceso de demanda.
En el medio, hay datos alarmantes que engloban a la crisis, las ventas cayeron un 21% respecto de 2016, lo que representa si se quiere que 1 de cada 5 litros de leche que se tomaba hace tres años ahora no se consume.