La pregunta es si habrá desabastecimiento de leche en los próximos meses. Y las tres organizaciones agrarias salmantinas que se manifestarán este viernes en Valladolid -ASAJA, COAG y UPA- ya advirtieron del encarecimiento de este producto a corto plazo por su escasez, porque cada vez hay más abandonos de explotaciones por la subida de los costes de producción.
En Salamanca, desde enero de 2021 hasta este mes ha bajado el censo de la raza frisona —la principal lechera— un 12,7% y hay 1.493 reses menos que entonces. De las 11.723 registradas en Salamanca en enero de 2021 se ha pasado, en septiembre de 2022, a 10.230.
Estos datos no sorprenden a los productores. Jesús Hernández, que es presidente de la asociación provincial de raza frisona y ganadero con una explotación en La Encina de San Silvestre, está convencido de que puede producirse desabastecimiento puntual y “por supuesto, encarecimiento”. “Nosotros recibimos cada día una carta diciéndonos que suben otra materia prima”, y pone como ejemplo que ya pagan el doble por maíz para ensilar que hace un año. En su caso cobra la leche a unos 50 céntimos el litro, pero mantiene que está lejos de los 60, que es la cantidad que cree que les permitiría vivir de esto. “Ahora uno deja las vacas porque se va a jubilar y no tiene quién siga; otro porque a lo mejor está solo y no le merece la pena… creo que habrá desabastecimiento, pero no en gran medida porque ya traen leche de Portugal”, dice.
‘Puede tirar el que esté sin préstamos’
Pedro Blázquez, ganadero con explotación de vacas de leche en Macotera, cree que con el precio de la leche puede vivir aquel que no tenga préstamos -“y siempre estamos con préstamos para mejorar la explotación”- y el que tenga tierras para producir. “Si no es imposible”, dice. “Se está matando mucha vaca y la gente está con miedo. Yo en mi explotación pago ya 1.600/1.800 euros de luz solo para ordeñar y enfriar la leche —el triple casi que hace un año— y cuando no se rompe una cosa, es otra”. Pedro no duda de que pueda llegar a haber desabastecimiento “porque los que quedamos no vamos a crecer y granjas nuevas no se va a poner ninguna y, además, la gente se va jubilando”. Él tiene 60 vacas y, además de los costes, se queja del tipo de vida. “Es un oficio que no recomiendo. En mi caso es porque viene de atrás, pero creo que no merece la pena trabajar tanto”, cuenta. Ahora si una vaca se pone mala no tarda en llevarla al matadero y así evita gastos y nada de comprar novillas fuera. La alimentación no pueden variarla mucho “porque todo está caro”. En cuanto al precio, cree que subirá porque ahora las empresas buscan ganaderos.
‘Sacrificábamos por desvieje unas 20 y ya llevamos 32 o 33’
Pedro Nieto, de Santiz, tiene unas 150 vacas y para él lo habitual era sacrificar por desvieje unas 20. Ahora lleva 32 o 33 porque ha subido el “corte” de producción por el que decidía llevar una vaca al matadero. “Los forrajes están un 60% más caros; los piensos, un 40%; la electricidad, el doble; y el abono, ni contar”, dice. “Teníamos contrato hasta abril y cobrábamos 33 céntimos el litro, pero ha ido subiendo y ahora con la leche a 50 en agosto estamos peor que lo que estábamos antes”, dice, aunque reconoce que es complicado saber los costes “cuando produces el forraje o tienes algo almacenado”. Su caso es atípico porque cree que su hijo se quedará con su explotación. Aun así, no piensa aumentar vacas —” más bien bajar”, dice—, y “meter tecnología”. En concreto, dos robots para que, a su hijo, ahora de 22 años, le sea la vida de ganadero de leche más fácil.
Está pendiente de los datos de entregas de leche de septiembre, pero cree que no habrá desabastecimiento general. “Puede faltar alguna marca, pero creo que no habrá lineales vacíos. Sí pueden tener problemas pequeñas queserías”, apunta.