El futuro de la lechería “se puede ver con optimismo”, dijo a VERDE Carlos Torterolo, productor de San José. Destacó fortalezas del rubro, como la ubicación de Uruguay en la región, la demanda mundial y las posibilidades de incrementar la productividad. No obstante, señaló que “habrá que sortear las dificultades del clima, el endeudamiento y la falta de inversión en tecnología”, y consideró que esos dos últimos factores “son los que más tendrá que acomodar la lechería uruguaya”.
Torterolo aseguró que “el endeudamiento es preocupante para muchos productores”, pero que le preocupa en la misma medida “el atraso en inversión y en tecnología”, que para muchos tambos “es incluso más importante que el endeudamiento”.
Sostuvo que la productividad “está muy asociada al manejo, a la gestión, pero también a la inversión. Y el atraso tecnológico genera que muchos establecimientos pierdan competitividad. Si le sumamos el nivel de endeudamiento, y combinamos ambos elementos con las escala promedio de los tambos uruguayos, la problemática no es sencilla de resolver”.
En su caso particular, apuntó a gestionar de la mejor forma todos los recursos, tratando de capitalizar las ventajas. Indicó que “hay un elemento muy importante para trabajar y proyectar, que es el crecimiento sin límites. En Uruguay no hay restricciones para incrementar la producción, se puede producir toda la leche que uno logre, aceptando desafíos y comprometiéndose, endeudándose, incorporando tecnología y tratando de lograr la escala”, aspecto que consideró “muy importante”, pero admitió que “no es sencillo”.
Torterolo explicó que el sistema cooperativo uruguayo, que es donde se canaliza la mayor parte de la producción, “hasta ahora no marcó restricciones en el recibo de leche. Ese es un elemento central en la búsqueda de la escala, para luego mejorar la competitividad”.
Sobre la gestión, dijo que “en el país hay ejemplos de inversiones muy importantes que no funcionaron porque no se podía estar encima de todos los detalles”. Por eso, recalcó que la gestión de todos los recursos de los establecimientos es fundamental y en eso influye todo el arraigo de la lechería familiar, el conocimiento y el traspaso de generación en generación. Es un combo muy trascendente en Uruguay y una fortaleza del sistema”.
Planteó que el incremento de la producción de leche “está sustentado en la mejora de la escala”, y en la eficiencia de los procesos que logran las empresas cuando crecen. Mencionó “la inversión en tecnología, máquinas de ordeñe, pasturas, fertilización, maquinaria, que ha sido muy fuerte en las últimas décadas; y el productor que tiene escala logra diluir todas estas inversiones y el costo operativo”.
Por eso señaló que, “más allá de la competencia que podemos tener los productores en el país, una lechería exportadora como la nuestra debe mirar, en toda la cadena láctea, la competencia del resto de los países exportadores. Por eso, hablamos de la escala y la inversión para bajar costos y seguir en carrera”.
Torterolo entiende que las oportunidades para el sector son buenas, “porque estamos en un país productor de alimentos, que cuida sus recursos y enfrenta una demanda global creciente y sostenida”. En ese contexto, “la lechería tiene una historia de evolución con más de 80 años en Uruguay, cuenta con muy buena genética, inversión, recursos naturales, capacidad de gestión, conocimiento, información y un clima que, si bien es bastante variable de un año a otro, brinda buenas posibilidades”.
Agregó que el sector tiene mucha innovación y tecnología para incorporar, pero es muy amplio el rango de adopción de los productores. “En el país ya funcionan tambos modelos, con robots de ordeño; la fertilización también nos da oportunidades; el uso del fósforo; nitrógeno; fertilizantes foliares; micronutrientes; y la incorporación de efluentes, que impactará fuerte en la producción de pasturas”, enumeró.
Consideró que el manejo del agua “es un gran tema pendiente de Uruguay. El avance y el desarrollo del riego en el sistema lechero es un elemento que impactaría muy positivamente en la productividad. Eso demanda inversión y tecnología, pero es una de las diferencias que puede tener este país”.
Planteó que “Uruguay debe mantener competitividad a nivel mundial, porque estamos compitiendo con jugadores muy fuertes”.
Si bien en Uruguay se habla de lechería pastoril, “eso no es sinónimo de un buen aprovechamiento de la pastura”, aclaró. Argumentó que “la tendencia de los últimos años ha sido incrementar la cantidad de reservas y el concentrado en la dieta y, por ende, baja la participación del pasto”.
“Los productores que van por este camino muestran muy buenos resultados; han estabilizado la productividad estabilizando la alimentación. Varios tambos de punta incrementan carga animal por hectárea y mantienen esa tendencia donde la pastura representa menos del 50% de lo que comen las vacas”.
“Debemos seguir construyendo una lechería sustentable, competitiva, exportadora y de base familiar, convencidos de que estamos en una tarea noble, produciendo alimentos para el mundo, riqueza para nuestro país y bienestar a nuestra gente”, concluyó.