José Antonio Casais, empresario ganadero de Olveira y expresidente de Feiraco, llama a la unidad a un sector “que nunca estivo unido” y que, en este año 2019, ha visto subir el precio del litro de la leche al entorno de los 31,7 céntimos, apenas medio céntimo más que el pasado año.
Medio Rural

Hombre con una dilatada carrera sindical en las U.U.A.A. y en la política en las filas del PSOE de Dumbría, Casais apunta a varios factores como detonantes de la larga crisis que viene azotando al sector lácteo y al campo en general y, fiel a su trayectoria personal y profesional, además de a las grandes empresas comercializadoras de leche, también pone la mirada crítica sobre el propio sector pues, a su entender, adolece de una conciencia de unidad colectiva.

“Hai moitos culpables pero o principal é o produtor, e eu, sendo produtor, teño que dicilo con esa franqueza porque nunca atopei un apoio decidido”, lamenta en alusión a sus intentos de unir un sector que, en su propia división, tiene, a su entender, su mayor Talón de Aquiles.

Comprar fuera: más caro y de menor calidad

Hombre apegado al rural, donde vive y donde tiene su explotación ganadera familiar, Antonio entona un sentido alegato a favor del mantenimiento de un estilo de vida que, entre la baja natalidad y las pocas oportunidades laborales existentes en la zona, ve cada vez más difícil por culpa de la tendencia de los propios habitantes de la comarca a desplazarse a las grandes superficies comerciales de las grandes ciudades. “A xente cegouse irresponsablemente coas novas tecnoloxías e non se dan conta de que mercar fóra pode supoñer un accidente e, ademáis, é máis caro e, de querer mercar un produto de calidade coma os que aquí temos, non é caro, é carísimo”, apunta.

No acaba el veterano ganadero de entender cómo es posible que las propias gentes de la zona den la espalada a “un concepto tal de calidade de vida” como el que el rural de la Costa da Morte ofrece a aquellos que quieran descubrirlo y vivirlo.

División, clave del problema

Bregado en mil batallas, Casais no tiene pelos en la lengua incidiendo en reclamar una necesaria unidad de acción de un sector y una tierra en la que ve más fácil ser pasto de la envidia que asumir una cultura del esfuerzo y la excelencia. “Aquí, como non se pode subir traballando duro, o que algúns queren é que se funda o seu veciño para así destacar eles tamén”, declara con una nada oculta sorna.

Palabras vacías

Crítico se muestra también con la clase política y empresarial, pues de unos dice que, buscando la rentabilidad del voto, no van a tomar medidas que teman impopulares para solucionar la crisis del campo, mientras que de los otros tiene claro su objetivo: rentabilidad económica. “Ao final, todo se queda en palabras bonitas que non levan a parte algunha”.

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