El 70% de la producción láctea de Gran Canaria depende de Quesos Flor Valsequillo.

De la ubre al tetrabrik en menos de 24 horas. Es lo que consigue Francisco Martel en su empresa Quesos Flor Valsequillo, una quesería isleña con más de 35 años de historia que se ha convertido en una de las principales industrias lácteas de Canarias. Lo que empezó siendo una explotación familiar en una pequeña localidad de Gran Canaria –isla con más cabezas de ganado vacuno y ovino– ha crecido tanto que ya cuenta con una delegación en cada isla del Archipiélago. Quesos puros de cabra, de mezcla o puros de vaca, dulce de leche y hasta almogrote.

El imperio quesero ha llegado a tal punto que la empresa actualmente compra el 70% de la leche que producen los ganaderos de Gran Canaria, más de 30 millones de litros al año, lo que convierte a Martel en el ‘rey’ del sector en las Islas.

Este ‘título’, que el empresario se ha ganado gracias a una fórmula muy concreta basada en el “trabajo, constancia y más trabajo”, coloca en sus manos el futuro de la ganadería canaria ya que de él depende la subida de precios de la leche que tanto reclaman los productores isleños para la supervivencia del sector. Martel afirma que su éxito también es fruto del producto y de los granjeros y asegura que los precios de la leche ya han sufrido un incremento progresivo desde el pasado mes de octubre, cuando el litro se pagaba a 40 céntimos.

“Hoy estamos dando al ganadero 47 céntimos”, aclara el empresario, quien considera “prioritario” la llegada de las ayudas por parte de las administraciones aunque los trabajadores del sector ya han manifestado en varias ocasiones que la solución a sus problemas solo está en el coste de la leche.

Los granjeros se quejan de que no se está cumpliendo con la Ley de Cadena Alimentaria que establece que no se puede comprar un producto por debajo de los costes. Ahora mismo, producir un litro de leche le cuesta al ganadero más de 50 céntimos, lo que ha llevado a algunos productores de las Islas a sacrificar parte del ganado para hacer frente al incremento de los precios de los forrajes. Los productores de la Isla están pendientes de que el Ejecutivo canario se reúna con Martel para negociar la subida de los precios.

EMPRESA PRIVADA

“La industria no es un Gobierno, esto es una empresa privada, quien tiene dinero es el Ejecutivo que para eso recibe partidas importantes desde Europa”, insiste el quesero, quien asegura no haber recibido ni una sola ayuda desde que comenzara la pandemia. Quesos Flor Valsequillo también ha sufrido las consecuencias de la guerra en el este de Europa. El presidente afirma que las facturas se han duplicado debido a la subida de la electricidad y los combustibles y por el alza de precios en muchos de los productos como el plástico o el cartón.

“Antes Ucrania nos quedaba lejísimos y ahora parece que todo viene de allí”, señala. Hace dos meses el kilogramo de millo costaba 14 céntimos y ahora se paga a 40, lo que Martel tilda de “disparate”.

El empresario lamenta que los ganaderos estén al límite, pidiendo créditos y sacrificando animales para poder llegar a fin de mes, por lo que reclama a las autoridades que adelanten los plazos de pago de las subvenciones. “Los ganaderos están sangrando y en lugar de taparles la herida esperan a que se desangren y las ayudas llegarán cuando están muertos”, critica.

Quesos Flor de Valsequillo no cuenta actualmente con granjas propias, la empresa poseía dos fincas, una de cabras y otra de vacas, pero Martel decidió entregar los animales a distintos productores que no contaban con recursos para ampliar sus granjas a cambio de un pago fraccionado mensual. Martel compra la leche a 327 ganaderos de Gran Canaria y da empleo a otras 200 personas en la industria, por lo que le resulta “impensable” hablar de “desaparición de la ganadería” en Canarias.

“Es fundamental apoyar al sector primario porque no podemos depender al 100% del exterior”, advierte el empresario, quien recuerda que en momentos duros como la pandemia o la huelga de transportes en la Península fueron los productores isleños los que “sacaron del apuro” a las Islas. Según el quesero las autoridades políticas no están haciendo lo suficiente, el quesero se queja de que los representantes de las distintas administraciones acuden a los trabajadores del sector para “sacarse la foto” pero siempre con las “manos vacías”.

Lo que necesita el sector son medidas concretas. Y a Martel se le ocurre una: implantar una especie de “tasa turística” a los visitantes de unos dos euros que vaya destinada directamente al sector primario. “Son recursos que podemos rescatar de cosas que no nos afectan y que serían una bombona de oxígeno para la agricultura y la ganadería”, añade.

El presidente de la quesería reclama a la población un mayor consumo de los productos de kilómetro cero aunque estos cuesten “un par de céntimos más”. Comprar productos canarios, según palabras del quesero, “favorece al desarrollo económico de las Islas a través del mantenimiento del empleo”, además de ser un refuerzo de la identidad y un mantenimiento de la tradición.

También exige a las administraciones que “recompensen” de alguna manera el sobrecoste que supone producir en Canarias. “Aquí pagamos más porque todo llega en barco, deberían añadirle impuestos a los productos importados para que la competencia fuera más justa”, explica. Lo cierto es que el Archipiélago importa la mayor parte de los productos lácteos que se consumen en las Islas, solo un 15% son de origen canario. Según Martel el sector debe caminar hacia la “autosuficiencia” aunque reconoce que con las condiciones del Archipiélago este sueño es “imposible”. “Las granjas tienen límites a la hora de crecer, por lo que siempre dependeremos del exterior pero tenemos que intentar producir más”, aclara.

ENVASADO PROPIO

Precisamente para ser más independientes, Quesos Flor Valsequillo incorporó a raíz de la pandemia, un sistema de envasado de leche tras perder mucho producto por el cierre de la hostelería. A pesar del confinamiento, Martel continuó comprando toda la leche a los ganaderos para no “dañar la economía” de las granjas, pero el mercado estaba parado y el producto se acumulaba en la fábrica. Por lo que decidieron instalar un sistema propio de envasado que les permite ahora regular el mercado sin perder el excedente.

“En la pandemia sobraba el 60% de la leche en Canarias y no teníamos donde meterla, por mucho queso que hiciéramos el espacio en las cámaras de maduración es limitado”, reconoce el empresario quien asegura que es ahora cuando empiezan a recuperar el número de ventas de 2019.

Tras décadas de trabajo, Martel, a sus 59 años, todavía ve lejos la jubilación a pesar de que dos de sus cuatro hijos ya trabajan en la empresa familiar y están listos para tomar el relevo. Ellos han aprendido de los aciertos y de los errores de su padre, quien reconoce que el trabajo ha ocupado “toda su vida”.

“Hay épocas en las que no veía a mis hijos durante 15 días porque solo pasaba por casa para dormir”, recuerda. Sus descendientes han heredado su carácter trabajador pero tienen claro que “quieren tener más tiempo libre”. Pero como dice Martel la empresa no duerme ni descansa, y al estar ligados al sector primario comparten horario: de lunes a lunes, 24 horas al día.

En este sector el trabajo es diario; la vaca, la cabra, la oveja, no entienden de festivos, ni de vacaciones, ni de las situaciones climáticas adversas. “Es una actividad en la que el hombre debe acompañar el ritmo de la naturaleza, respetarlo, y así lograr lo que nos ofrece”, aclara Martel. Para mejorar la vida de los trabajadores, Quesos Flor Valsequillo ha apostado por la renovación tecnológica en su maquinaria. “Poco a poco nos vamos automatizando y modernizando para ir acorde a los tiempos”, afirma el empresario, que recuerda como su padre, fundador de la empresa, comenzó cargando la leche en burros y caballos y ahora él lo hace con grandes camiones cisterna.

La tradición es uno de los principales valores de la marca, y así lo expresa su etiqueta en la que aparece la figura del padre de Martel, un pastor cubierto con su sombrero y que sostiene erguido su vara entre el ganado. Para el presidente de la empresa, la imagen refleja que las condiciones de la producción han cambiado, pero el producto sigue siendo el mismo, “un queso que no tiene nada que envidiar a los del resto del mundo”.

Lo cierto es que la empresa isleña acumula en sus estanterías decenas de premios nacionales e internacionales que para Martel son un triunfo de todos. «Los galardones son de los ganaderos y de los empleados de la fábrica que día a día se dejan la piel trabajando», aclara el empresario, quien considera importantísimo «tener buena materia prima» para poder conseguir un buen producto.

Este año precisamente los Quesos Flor Valsequillo fueron premiados en la edición del World Cheese Awards, celebrada en la localidad de Bérgamo (Italia). En total, siete de sus quesos resultaron galardonados en este certamen internacional que cuenta con la participación de más de 3.500 productos y un jurado compuesto por 250 expertos en la materia.

El mercado principal de Quesos Flor Valsequillo es el canario. Los productos están en las principales cadenas de distribución –Hiperdino, Carrefour, Spar, Mercadona, Alcampo o Lidl, entre otros– en tiendas de cercanía así como en restauración, catering y numerosas cadenas hoteleras. Y una mínima parte de la producción se destina a la exportación a la Península, solo cuando el excedente lo permite. “Solo vendemos un poquito, es como tener una pata fuera”, afirma Martel quien reconoce que entre los planes de futuro está “ampliar” este mercado exterior.

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