El caso del queso manchego, también aplicable a quesos de leche de vaca frisona

Nadie duda de que el queso es uno de los productos bandera de Castilla-La Mancha, pero el patrimonio cultural, el entorno natural y la riqueza gastronómica de este territorio brindan al sector quesero una oportunidad para fomentar, a través del turismo industrial o lacteoturismo, el consumo de este alimento, muy conocido pero a veces poco valorado.
Una oportunidad que sería también aplicable para fomentar el consumo de los quesos españoles elaborados con leche de vaca frisona de Castilla-La Mancha y otras comunidades autónomas de España.
El viajero que apueste por esta aventura de turismo industrial podrá conocer de primera mano el proceso de elaboración del auténtico queso manchego, cuyo ingrediente básico es la leche procedente de la oveja de raza autóctona manchega, que pastorea durante todo el año aprovechando los recursos naturales de La Mancha.
La oferta turística que gira alrededor del queso manchego permite además adentrarse en las tierras de La Mancha para descubrir y saborear paso a paso, entre las comarcas y el entorno rural de las provincias de Ciudad Real, Albacete, Cuenca y Toledo, el mundo que rodea la elaboración de este producto.
Una experiencia para aprender a diferenciar
El presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen (D.O.) Queso Manchego, Antonio Martínez, asegura a Efeagro que para este sector es muy importante el turismo de interior porque es “una forma de dar a conocer al consumidor las bondades de este producto”, “embajador” no solo de Castilla-La Mancha sino de España.
“Sí nos importa y nos llena de alegría cuando vemos que el consumidor de fuera de la región viene a probar el queso, se interesa por él”, porque nuestra función es formarle para que “sepa identificar el queso manchego correctamente”.
Martínez destaca que es fundamental que el consumidor sepa que solo es queso manchego el que está hecho con leche de oveja manchega y lleva la placa de caseína y la contraetiqueta de la Denominación.
“Cada vez somos más conscientes de que existe un mayor interés por conocer los procesos de producción” de este queso, del que en 2020 se elaborarán 65.438 kilos (según datos de enero a julio), un 1,94 % más que en 2019.
Para esto, desde el Consejo Regulador tratamos de “primar y ayudar a las queserías” para que también “sean embajadores” de su producto y el consumidor “sepa disfrutarlo, apreciarlo… y vuelva con ganas” de repetir la experiencia.
Las rutas que llevan al queso
Precisamente, la Cofradía del Queso Manchego -asociación gastronómica cultural- tiene como misión promover este producto en la restauración, en el ámbito de la gastronomía y el mundo culinario, y desde hace siete años, a través del turismo.
De ahí surgió la iniciativa, según cuenta a Efeagro su presidente, Ismael Álvarez de Toledo, de las Rutas del Queso Manchego, que recorren las provincias de Ciudad Real, Toledo, Albacete y Cuenca, la comarca natural de La Mancha, pensadas para que el viajero disfrute del patrimonio cultural, de la naturaleza, del entorno rural, de la gastronomía… con el queso como hilo conductor.
La oferta turística de la Cofradía incluye la “Ruta del Camino de los Castillos”, “La Ruta de los Calatravos”, la “Ruta de Dulcinea”, la “Ruta de Caminos del Vino” y la “Ruta de Campo de Montiel”.
El lacteoturismo despega
Ahora que se aproxima el otoño, la “Ruta de los Calatravos” es una de las más atractivas, ya que permite disfrutar de poblaciones manchegas como Herencia, Puerto Lápice, Villarrubia de los Ojos, Daimiel, Almagro, Calzada de Calatrava, Campo de Calatrava y Ciudad Real, y de queserías que no dudan en abrir sus puertas al viajero.
En una escapada de fin de semana se puede conocer la “magia” del proceso de elaboración del queso manchego, de la mano de sus protagonistas; ese es el principal atractivo del lacteoturismo, una de las ofertas más novedosas del turismo industrial que cada vez cobra más interés, afirma a Efeagro el responsable del área comercial de las Rutas del Queso Manchego, Julián Cabrera.
Cuando el viajero, sea pareja, familia o un pequeño grupo visita una de estas queserías descubre de primera mano el proceso de fabricación: por dónde entra la leche, cómo se corta con el cuajo, el momento en que se mete en los moldes, la salmuera, la cámaras de maduración… todo con las máximas medidas de protección.
Sin duda, el contacto directo con la ganadería, es una de las actividades más vistosas, especialmente para los niños, porque pueden ver de cerca a las ovejas, a los corderos…, incluso cogerlos y hacerse fotografías; si tienen suerte, conocerán al pastor que trae de vuelta al ganado después de pastar en los campos del entorno.
Y el colofón de estas visitas no puede ser otro que el de una degustación o una cata en la que poder saborear este queso; y antes de partir, comprar en la tienda de la quesería.
Cabrera que también dirige el operador turístico Intermancha (Turismo Rural de Castilla-La Mancha), explica que hay una mayor demanda para visitar queserías, porque se sale de las ofertas más habituales de bodegas o almazaras.

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