Tras los constantes aumentos en los lácteos, familias de San Francisco y zona volvieron a un viejo recurso: la leche de campo, la que les cuesta mucho más barata. Aunque quienes la consumen deben tener ciertos cuidados.

“Me acuerdo cuando traían la leche de campo y mi vieja hacía esas tortas esponjosas. El lechero venía dos veces a la semana”, cuenta Mario, a sus 60 años, con nostalgia. “Blanca y espumosa”, completa buscando una definición para compararla con la que se consume en la actualidad.

La venta de leche sin pasteurizar está prohibida en todo el país. Pese a ello, el lechero, como el de la época que recuerda Mario, volvió en la actualidad como consecuencia del aumento del precio de la leche y la búsqueda de una salida económica de los tamberos. Y eso conlleva una serie de cuidados.

Patricia se enteró por una conocida y optó por empezar a comprar “leche de campo”. Su decisión –sostuvo- tuvo que ver con la suba en los precios de los lácteos en el supermercado. “Opté por comprar leche de campo por el precio en el súper. Empecé a comprarla desde que aumentó. No voy a pagar 50 pesos un sachet de leche. Yo la pago $17,50, por litro. Y en el súper, la más barata está $35,50, más o menos. Además, el lechero la lleva a domicilio, que es algo que a mí me beneficia mucho”, explicó a El Periódico.

Los lácteos en San Francisco vienen promediando una suba mayor al 30 por ciento, según el último relevamiento de la Canasta Alimentaria local dado a conocer por la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES), que muestra en la comparación interanual, entre los meses de marzo de 2018 y 2019, el aumento alcanzó el 76 por ciento.

La leche es un producto por el que hoy puede pagarse, en un supermercado de la ciudad, hasta 60 pesos el litro, con variaciones dependiendo de si se trata de primera o segunda marca.

“A mí esto me permitió ahorrarme unos pesos ya que en mi familia consumimos alrededor de seis litros por semana”, contó Patricia.
Llegó el lechero…

Alberto, comerciante que prefiere hacerse llamar de esta forma para preservar su identidad, es repartidor de leche en la ciudad y la región desde hace varios años, la cual trae desde el campo en el que trabaja.

Comenzó con el negocio en una época de crisis y si bien no vive de ello, mantiene una “buena clientela”.

“Nunca vendí mucho, siempre fue a poquita gente, familiares, amigos, conocidos”, explicó, aunque reconoce que el panorama le cambió en el último año.

Resaltó que, si bien la época fuerte de ventas suele ser el invierno, este año en verano notó que se triplicó la demanda. “Siempre en invierno aumenta un poco la demanda, porque todo el mundo empieza a decir ‘voy a cenar mates de leche’ o algo así, entonces compran un poco más. Pero en lo que va de este año fue al revés, arrancaron a pedir más este verano, más cantidad desde que empezaron todos los aumentos, me empezaron a preguntar si les podía traer, me empezaron a llamar muchas más personas, trataron de contactarse, podemos hablar de tres veces más”, apuntó.

Respecto a los motivos por los que cree que se dio este incremento en los pedidos, opinó que la principal causa es el precio que tiene actualmente este producto: “Está tres veces más caro en la góndola que lo que lo vendo yo. Hablamos de 20 pesos contra 55 o 60 pesos que sale un sachet. Y muchas veces me comentan que el sachet viene cortado y no se lo reconocen en la devolución”.

Y añadió: “Si por ahí no vengo a la ciudad van ellos al campo. Por ahí me dicen ‘voy en moto, gasto 50 pesos de nafta’ porque estoy a 20 kilómetros, y se compran 10 o 15 litros y les conviene. Compran en bidones de agua mineral. Les conviene comprar 12 litros a 20 pesos y no comprar 3 o 4 litros a 60 pesos. 50 pesos de nafta es un litro en sachet. Ahora con el frío la gente llama a cada rato. Los mismos que me compran, me compran más. La leche siempre llega fría, no le corto la cadena de frío. Esta es una de las épocas en que más estoy vendiendo comparado a otros años, los inviernos son buenos, la gente compra más cantidad”.

Alberto aseguró que vende en todos los barrios indistintamente. “Se vende en todos lados, tengo barrios por los que paso, medios bajos, tanto en San Francisco como Frontera, y ahí no es el boom. Si tengo que ir a algún barrio más o menos cerca del centro me pueden comprar tanta o más cantidad que un barrio de la periferia”, reveló.

Sobre la calidad de la leche, declaró: “Siempre me dicen ‘esto es para mis hijos’ y me preguntan la sanidad, como allá tenemos libre de todas enfermedades es fácil, yo les muestro, tengo comprbantes de libre de brucelosis, tuberculosis, que son las enfermedades más conocidas. Después los análisis, estamos con lo que nos mandan siempre las fábricas, porque también entregamos en fábricas, no solo vendo en la ciudad. Las fábricas nos mandan los resultados de los análisis y siempre están buenos. Y se los puedo mostrar a la gente que me pregunta qué tal es”.
Caída del consumo en los súper

En el año 2018, en nuestra ciudad el consumo de leche registró una fuerte caída a causa de la baja en el poder adquisitivo de los consumidores. En números, esa caída fue del 17 por ciento en supermercados y distribuidores mayoristas. A la par disminuyó la compra de productos derivados de la leche como los yogures, postes y quesos.
Cuidados y consejos para consumir leche de campo

La ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) recomienda no consumir leche sin pasteurizar. Si por algún motivo alguien tuviera que hacerlo, deberá calentar la leche hasta que levante el hervor, y bajar el fuego manteniendo la temperatura durante diez minutos. Luego, debe conservarse en heladera y consumirse dentro de las 24 horas.

-Para obtener garantías higiénicas, la ebullición en la leche hervida debe producirse a una temperatura aproximada de 100º C.

-El hervor debe ser de 10 o más minutos.

-Tapar la leche después de hervir, enfriar rápidamente y refrigerar luego.

-Para evitar residuos químicos, hervir en recipientes de aluminio o, preferentemente, de acero inoxidable.

-No utilizar recipientes de aluminio para conservar la leche, ya que este material desprende sustancias químicas.

-Los envases en los cuales se recoge leche o cualquier producto alimenticio deben estar limpios, y debe cuidarse especialmente que no hayan sido utilizados para lavandinas, detergentes, venenos, etc.

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