En las elecciones provinciales, Busso había sido elegido tribuno de cuentas. Schiaretti le pidió que siga en Agricultura.
Semana de designaciones, camarada don Produ. Al fin pudimos conocer a algunos de los integrantes del gabinete del nuevo ministro de Agricultura de la Nación, Luis Basterra.
–Usted vio cómo es el peronismo, compañero don Tecno. Cada puesto, por pequeño que sea, requiere de grandes negociaciones. Y así, si bien ya están la mayoría de los lugares clave ocupados, aún seguimos sin conocer los nombres de dos que son fundamentales: la dirección de Lechería y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.
–Llama la atención que el Inta, con la importancia que tiene para el sector, aún siga acéfalo. Y en lechería, entre los nombres han sonado dos del este provincial. Uno, el expresidente de la Cámara de Productores Lecheros de Córdoba (Caprolec) y productor lechero de Marull, Juan Melchor Trossero. El otro, también de la zona: el expresidente de la Rural de Morteros y en su momento uno de los empresarios preferidos de Cristina Fernández y Guillermo Moreno, Ider Peretti. Pero, al parecer no sería ninguno de ellos.
–Ya que trajo a colación a Córdoba, también por estos pagos tenemos nuevos miembros en el gabinete agropecuario.
–Es cierto, se tomó algunos días Sergio Busso pero al final definió algunos cambios, como el ingreso de Catalina “Tati” Boetto a la secretaría de Ganadería.
–Gran decisión del ministro. Pocos técnicos hay en Córdoba con el conocimiento y la experiencia de la ingeniera agrónoma.
–Coincido. Y no debe haber sido una decisión fácil para Busso, no sólo porque supuso reemplazar un nombre con vasta trayectoria como Olden Riberi, sino porque seguramente no se imaginaba estar en esa situación hace un par de meses.
–¿A qué se refiere?
–Hay que remontarse a las elecciones provinciales, que ocurrieron en mayo pasado. Allí, además de ser reelegido Juan Schiaretti en la Provincia, fue ungido como intendente de Córdoba Martín Llaryora quien, en su lista, llevaba como candidato al tribunal de cuentas a Busso. Al ministro de Agricultura le gustaba la idea de trasladar sus pertenencias al Palacio 6 de julio de la capital mediterránea: suponía una mejora salarial y mayor tranquilidad para seguir haciendo política, pero sin necesidad de andar subido a un auto todo el día, recorriendo la provincia de norte a sur y este a oeste.
–Pero en el medio, “pasaron cosas”, diría el expresidente Mauricio Macri.
–Precisamente, Macri perdió y el retorno del kirchnerismo al poder encendió las alertas sobre un conflicto que se veía venir se iba a reflotar: el de las retenciones. Busso ya tenía todo preparado para trasladarse las tres cuadras que separan a la sede del Ministerio del edificio municipal. Schiaretti sabe que el campo es uno de sus principales aliados en el sector privado y no lo podía descuidar. Por eso le pidió a Busso, hombre de gran cintura política y hábil para las negociaciones, que permaneciera en el cargo para gestionar en un contexto que puede ser difícil, no solo para el agro sino también para Córdoba.
–Clarísimo. El gobernador comprendió que, al menos por ahora, no es momento para improvisar.