La campaña de 2021 fue la peor de los últimos diez años para los productores lácteos chilenos. A los problemas climáticos se sumó una crisis global en la cadena de abastecimiento, que generó alzas en el precio de los insumos para el trabajo lechero, elevando el coste de producción de un litro de leche desde $225, en 2020, a sobre los $380 en la actualidad.
La crisis comenzó durante el invierno europeo, cuando Rusia -principal exportador de gas natural del continente- tuvo una baja drástica en la producción de metano, limitando las exportaciones a cambio de mantener abastecida la demanda doméstica.
El gas natural es una materia prima imprescindible para las empresas de fertilizantes, que, ante la escasez y alto precio, redujeron la producción de urea y amonio, compuestos esenciales para el desarrollo de la agricultura.
Con la falta de fertilizantes, los cereales como el trigo, el maíz y la soya también sufrieron alzas, afectando directamente a la industria ganadera, donde estos granos son indispensables como forraje para la alimentación de bovinos.
Hace varios años que el negocio lácteo ha evidenciado problemas económicos para sostener la actividad de los pequeños y medianos productores, que, desde 1997, han descendido de 17 mil a 4.500 según datos de la Sociedad Nacional de Agricultura,
Esta crisis puntual demostró la sobredependencia del mercado chileno de la importaciones de cereales y fertilizantes. Un escenario en que, según cifras presentadas en el III seminario Coagra -empresa del grupo Sutil- Chile importó el 83% del maíz, 50% del trigo y 100% de la soya en 2020.
Sin embargo, hace varios años que el negocio lácteo ha evidenciado problemas económicos para sostener la actividad de los pequeños y medianos productores, que, desde 1997, han descendido de 17 mil a 4.500 según datos de la Sociedad Nacional de Agricultura,
Crisis climática: menos lluvias, menos pastizales
Productores lácteos conversaron con INTERFERENCIA -solicitando reservar su identidad- para manifestar su descontento con la forma en que se ha administrado la crisis climática e hídrica y que ha encarecido los insumos para desarrollar su trabajo.
Además, expresaron sus reservas respecto del control sectorial que ejercen Fonterra, Colún y Nestlé, grupo de empresas que -según la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (ODEPA)- controla el 68% del mercado y que fija precios con los que difícilmente pueden continuar su actividad.
Por una parte, la crisis climática ha puesto en jaque el modelo de pastoreo neozelandés, basado en alimentar a las vacas a base de pasto y ordeñar durante la primavera.
Según la Dirección General de Aguas, en 2021 hubo un déficit de lluvias del 34% en Puerto Montt. Lo mismo para Valdivia, donde fue del 29%. Este déficit en lluvias en regiones lecheras al sur de Chile -Los Ríos y Los Lagos- ha provocado que no se puedan cultivar los pastizales para el pastoreo de las vacas.
Así, lo que antes era un ahorro en alimentación se transformó en un gasto más en fertilizantes y cereales para forraje, aumentando los costes de producción.
Según Michel Junod, ex gerente general de la Asociación de Productores de Leche Osorno (Aproleche), asociación que agrupa a 800 productores: “El fertilizante ha subido el 200%, pero los otros insumos también han subido un 10, 20 y 30%. En promedio, los granos subieron un 25%. Y todo va prorrateado por el litro de leche. Al final las alzas de los costos están calculadas en un 35% y el alza de la leche no ha superado el 8% en el mejor de los casos”.
Los valores de Junod se condicen con lo expuesto por Marcos Winkler, presidente de Aproleche y Fedeleche, en su columna publicada el 28 de enero en el diario Austral de Osorno: “El sector se ha visto impactado por factores como la sequía y altos costes de producción, asociados a la pandemia y a problemas en la cadena logística; produciendo un aumento en los últimos 12 meses de un 30% en los costos, frente a solamente un 8% de incremento del precio pagado al productor”.
En 2021, el precio al productor por litro de leche llegó a los $318 pesos según ODEPA, mientras que Billard afirma que: “Hoy nos está costando alrededor de 380 pesos producir un litro de leche, estamos produciendo a pérdida”.
Para conversar sobre el alza de precios, INTERFERENCIA habló con Juan Billiard, ingeniero agrónomo y empresario lechero con 120 vacas en su haber, localizado en Puerto Varas desde 1993.
Respecto de las alzas, Billiard afirma que: “El fertilizante de 260, 280 mil pesos la tonelada, hoy lo estamos pagando a 850 mil, lo cual es imposible de pagar”.
Sin embargo, las empresas no han subido el precio al productor a pesar del alza evidente en los insumos.
En 2021, el precio al productor por litro de leche llegó a los $318 pesos según ODEPA, mientras que Billard afirma que: “Hoy nos está costando alrededor de 380 pesos producir un litro de leche, estamos produciendo a pérdida”.
Buscando una explicación de Fonterra y Nestlé, Billiard asegura que: “Las plantas lecheras pagan lo que quieren. Les preguntas cómo calculaste ese precio [por litro de leche]. ‘No sé, ese es el precio’. Entonces ellos quieren maximizar sus utilidades a costa del productor y a costa del consumidor”.
Según el ingeniero agrónomo la crisis láctea ha provocado que la gente venda sus vacas y salga del negocio lechero. “Vamos vendiendo, pero nos estamos quedando sin animales en Chile. El último censo [del Instituto Nacional de Estadísticas] me largué a llorar: dos millones y medio. ¿Y dónde están los cuatro millones que teníamos?”, comenta.
Oligopsonio, el poder de unos pocos
Otro factor importante para las crisis de los pequeños y medianos productores es el mercado de compradores de leche, formado por un grupo acotado de empresas que demandan leche y que pueden fijar precios, ejercer presiones y limitar la competencia.
En total son tres empresas las que controlan el rubro lechero según datos de ODEPA: Colún, Fonterra y Nestlé, que concentran el 68% del mercado de recepción de leche y, por lo tanto, marcan la pauta para los productores lácteos.
Según datos del mismo organismo, en 2021 Colún alcanzó el 29% de la cuota país. En segundo lugar quedó Fonterra -neozelandesa dueña de Soprole y Prolesur- con el 21%, Y, en tercer lugar, Nestlé con el 18%. A esta lista se unió Watt’s, empresa transnacional chilena que llegó a recepcionar un 12% de la leche producida el año pasado.
Cabe destacar que estos números vienen en aumento desde 2018, con Colún y Fonterra creciendo un 3% y Nestlé y Watt’s un 1%.
Además, según consta en la última memoria anual de estas empresas -correspondiente al año 2020- se reportan importantes ganancias. Soprole tuvo utilidades que rondaron los 23 mil millones de pesos. Cercano a Watt’s, que en el mismo periodo obtuvo 24 mil millones de pesos en ganancia. Por su parte, Colún obtuvo un remanente de 76 mil millones de pesos.
Ya en 1996, la Fiscalía Regional Económica había acusado a Lechera del Sur (Nestlé), Soprole, Loncoleche y Parmalat de haber establecido un oligopsonio en la IX región de La Araucanía.
Según Junod, fuera de Colún y sus cooperados que producen, pagan y procesan su propia leche, “el 70% está repartido entre Nestlé, Soprole, Watt’s, Lactalis, Surlat y todas son transnacionales (…) que, como son poquitas, se pueden poner de acuerdo en algún momento [para fijar precios]”.
Por lo mismo, los productores manifiestan su suspicacia y las dudas respecto al control de Fonterra sobre el mercado lácteo: “Si basta que el agente más fuerte del mercado ponga un precio y el resto los sigue, y es el caso de Soprole. Soprole es el que manda la pauta y el resto se suma”, comenta Junod.
Ya en 1996, la Fiscalía Regional Económica había acusado a Lechera del Sur (Nestlé), Soprole, Loncoleche y Parmalat de haber establecido un oligopsonio en la IX región de La Araucanía.
A través del dictamen N°1/96, la Fiscalía estableció que las cuatro empresas controlaban más del 90% del mercado, constituyendo “un oligopsonio discriminador de precios (…), que establece, entre otras restricciones, reparto de cuotas de producción en el mercado, negativa de compra, manipulación de resultados de análisis de calidad, disminución de precios y discriminación de precios, que dan origen a un abuso de posición dominante”.
Sin embargo, en 2004, el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) desestimó el dictamen de la Fiscalía, considerando que no se probó suficientemente las acusaciones de oligopsonio.
De todas formas, se consideraron los problemas del mercado lácteo, que según el TDLC “adolece de imperfecciones, observándose falta de transparencia en el mismo”.
Según fuentes al interior de Watt’s, que prefirieron hablar fuera de micrófono, en la compañía el precio base se determina según el mercado. Esto es, mirando el valor que otras empresas dan al litro de leche y ajustándose a ello, cuestión que reclaman los pequeños lecheros, pues generaría prácticas como la colusión y disminución de precios.
Para subsanar estos defectos, el Tribunal dispuso que las empresas procesadoras mantengan un listado de precios de compra, el que debe anunciarse con un mes de anticipación a su implementación.
Sin embargo, estas disposiciones no contemplaron la explicación del valor base de un litro de leche. Sin saber cómo se determina el precio, los lecheros venden comparando las pautas de las empresas.
Según fuentes al interior de Watt’s, que prefirieron hablar fuera de micrófono, en la compañía el precio base se determina según el mercado. Esto es, mirando el valor que otras empresas dan al litro de leche y ajustándose a ello, cuestión que reclaman los pequeños lecheros, pues generaría prácticas como la colusión y disminución de precios.
De acuerdo a los sitios web de cada empresa, los últimos precios publicados por Fonterra, Nestlé y Watt’s fueron entre el 16 y 19 de enero y la variación del precio base estuvo entre los $145 a $204 pesos.
INTERFERENCIA contactó al gerente general de Soprole, Sebastián Tagle, para consultar sobre los parámetros que la empresa usa para establecer el precio del litro de leche, pero declinó dar declaraciones al respecto. En tanto, Erich Becker, gerente general de Prolesur no pudo ser contactado.
Por su parte, Nestlé contestó a las llamadas de INTERFERENCIA, pero no respondieron en el plazo de publicación de este reportaje.
Colún
Por ahora, Colún ha funcionado fuera del sistema de compra de leche. Según la resolución N°57 de 2019 del TDLC, la cooperativa adquiere un 99,78% de la leche de sus asociados. Por lo que, el Tribunal la considera técnicamente fuera del mercado de la recepción de leche, no teniendo que publicar sus memorias anuales ni dar cuenta de sus pautas de precios.
Respecto a Colún y sus perspectivas de crecimiento en medio de la crisis, Billiard comenta que: “Los productores de Colún han crecido, porque la cooperativa se estancó, se cerró, ya no reciben a nadie más. Y empezaron a hacer crecer a sus propios asociados”.
Sin embargo, el problema llegó para los productores que no son parte de Colún, que según Billiard se encuentran de San Pablo al sur, en la X región.
Así, los niveles de producción para lecheros bajaron durante 2021: “Hemos bajado 6% nuestras producciones, nuestra masa ganadera es para llorar y el empobrecimiento en el mundo rural es tremendo”.
Sobre mantener el modelo de pastoreo, Billiard opone que es imposible instalar equipos de riego para todos los agricultores de la X y XIV región: “Todavía hay gente que cree que la Comisión Nacional de Riego a través de las asociaciones puede instalar un equipo de riego. ¿Usted cree que le van a instalar equipo de riego a los 15 mil productores que hay en esta región? Si alcanza con suerte a instalarle a siete, los productores más ricos.”