Su empresa inició en mayo la comercialización de leche ecológica, «en lo que debería estar la viabilidad si el mercado se ajusta a la realidad de los ganaderos»

Frisona Bio es una leche «100% asturiana y ecológica». También el proyecto común de Alberto Juesas y Toño García que presentaron en mayo. «Ahora estamos vendiendo en torno a 30.000 litros al mes», avanza Juesas, «en Alimerka y tiendas ecológicas, y en El Corte Inglés pronto». Ofertan cinco variedades: entera, semidesnatada y desnatada y sin lactosa semi y desnatada.

-Empiezan de cero. ¿Cómo?

-Analizando el mercado y viendo que no había un producto así. Se lo comenté a mi socio, Toño García, fuimos a la fábrica, hablamos, con ganaderías y con el sector y, viendo la viabilidad del proyecto, decidimos seguir adelante. Para ello tuvimos que crear la sociedad, Frisona Bio Lácteos. Empezamos a movernos en mayo de 2021, nos constituimos como sociedad en septiembre, pero no empezamos a vender hasta mayo de este año.

– ¿Fue fácil encontrar ganaderos en Asturias que trabajaran en ecológico?

-Es sencillo, en Asturias se producen entre ocho y nueve millones de litros de leche ecológica al año. El problema es encontrar leche a demanda, que es lo que se trabaja cuando se trata de una sociedad pequeña y no de una gran corporación, por eso no te puedes comprometer con una ganadería en concreto. Hablamos con varios ganaderos y, a veces, directamente con la fábrica para que sepan la cantidad que vamos a necesitar y establezcan entre sí la ruta más óptima para traerla. Trabajamos con cinco ganaderías en Llanera y la envasadora es la láctea avilesina Lactavisa, que se tuvo que certificar en ecológico.

-Primer cliché. ¿El sello ecológico encarece?

-Depende del producto. En la leche no hay mucha diferencia, podemos hablar de unos 25 céntimos respecto a convencional, aunque depende de quién la venda y del margen que quiera obtener al hacerlo. Las diferencias, además, se han reducido especialmente este año porque la subida pareja al incremento de costes en los piensos y la energía, entre otros, ha sido más acusada en convencional.

-En Asturias, buena parte del ganadero de leche se cambió a la carne. ¿En lo que ‘eco’ está el futuro?

-Debería estar la viabilidad si el mercado se ajusta a las necesidades de los ganaderos. El precio no lo puedes marcar desde la venta, sino desde lo que gana el ganadero, hay que ir al origen e ir escalando porque si lo haces al revés nunca vas a darle viabilidad al producto. Nosotros enfocamos cuánto nos cuesta la leche, cuánto cuesta que nos la envasen y la distribución, y a partir de ahí marcamos el precio de venta al cliente. Los ganaderos tienen que tener claras las directrices de Europa, que van hacia lo ‘eco’, y apostar sin esperar a que otros sean los que asuman todo el riesgo.

– ¿Propone cambiar el discurso?

-Es que el ganadero tiene que ganar dinero porque es el principal elemento. Tiene que hacer su granja sostenible económicamente, es decir, rentable; si lo es solo porque recibe unas ayudas a final de año que compensan las pérdidas que tiene, lo que estamos haciendo es dar dinero a empresas que son deficitarias.

– ¿Cuánto le pagan al ganadero?

-Cambia. En cuatro meses de venta ya subió cuatro céntimos y tendremos que hacer un nuevo reajuste ahora. Cuando empezamos con la idea el pasado año se estaba pagando a 50 céntimos, pero ya no tiene nada que ver.

– ¿Qué perfil de cliente se decanta por lo ecológico?

-El que quiera porque poder, puede comprarla todo el mundo. Lo que depende de cada uno es tomar la decisión de comprar seis botellines de cerveza o seis litros de leche ‘eco’ asturiana.

– ¿Cuáles son sus planes a futuro?

-Teníamos intención de crecer en torno a un 50% el primer año, pero no está siendo el mejor momento para las ventas porque las políticas van encaminadas a que la gente consuma menos. Así las cosas, estar en 50.000 litros mensuales el año que viene no estaría mal. También tenemos en mente ampliar la gama de productos.

-Es tendero en Oviedo, ¿el consumidor tiene miedo?

-Sí, se nota muchísimo, es algo generalizado, no de mi tienda ni del sector ecológico. En la tienda vendemos un 25% menos de lo que vendíamos hace seis meses y este mayo ha sido el peor desde que abrimos hace seis años. El consumo está estancado, lo noté el año pasado porque no arrancó normal tras lo peor de la pandemia, y a partir de ahí ha ido al ralentí.

-El nombre, Frisona, es muy asturiano. ¿Lo de aquí vende más?

-Asturias es un territorio lechero por excelencia, y lo aprovechamos, pero curiosamente se valora más fuera que aquí. Nuestra leche es 100% asturiana y ecológica, por eso apostamos por una marca que suene a la región y estamos con el sello de Alimentos del Paraíso desde el principio.

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