Ordeñar vacas sin ninguna intervención humana, es posible. Se trata de un sistema de ordeñe ubicado en “La Colorada”, en la ciudad bonaerense de Tandil, que cuenta con cuatro robots que funcionan las 24 horas del día y, con 300 vacas, brinda un total de 750 ordeñes por día, obteniendo entre 8000 y 9000 litros de leche diarios.
“Estamos muy entusiasmados de realizar este proyecto porque es un gran desafío que tomamos como una apuesta y un aporte al crecimiento de la lechería en Argentina”, afirma Federico Alonso, socio fundador de Noorden, la empresa fundada en 2017 que inauguró el primer tambo robotizado y sustentable de la Argentina.
CÓMO ES EL SISTEMA QUE UTILIZA EL TAMBO
El sistema está basado en el tráfico libre de la vaca, esto implica que pueden comer, tomar agua, descansar y ser ordeñadas cuando ellas quieran. Durante el ordeñe, se premia a las vacas con alimento concentrado, lo que genera una gran cantidad de visitas al robot. “Pudimos ver que el comportamiento natural de la vaca trae beneficios en salud, reproducción y en la producción de leche. Entonces, queremos fomentar ese comportamiento natural de la vaca en el que ellas deciden los tiempos”, señala Alonso.
Sin embargo, el sistema no solamente influye en la producción de leche, sino en otros parámetros como la longevidad, la salud y la reproducción de la vaca. Los robots generan, por cada ordeñe, 100 datos que luego se procesan y se convierten en información. De esa manera, se puede controlar la salud de la vaca, predecir enfermedades, saber cómo está comiendo, o darle el alimento teniendo en cuenta su producción.
La energía necesaria para el funcionamiento es generada por paneles y baterías solares con un sistema inteligente Victron. “La idea en el futuro es incursionar también en energía eólica de media potencia para complementar la generación solar”, adelanta Alonso. Por otro lado, comenta que con el exceso de energía generada en verano se alimentará una bomba de riego para las pasturas, de forma tal que se generará estabilidad en la alimentación durante todo el año.
“Creemos que este proyecto puede ser el punto de partida para que otros productores se animen a invertir y apostar por el sistema y la forma de producción. Compartir que es posible y que la robotización y la sustentabilidad energética son el camino”, sostiene Alonso.
Con el objetivo de cautivar a diferentes productores, plantearon un tambo abierto a la comunidad. “Estar abiertos a la comunidad significa dos cosas para nosotros: por un lado, abierto a productores que quieran visitar por interés en la tecnología o en el sistema de producción en sí. Por otro lado, abierto al público general, sean o no consumidores de productos lácteos. Queremos mostrar cómo es la producción, haciendo saber que no hay vacas maltratadas, que se ordeñan por su propia voluntad y que la producción de leche es sustentable con el medioambiente”, explicó