Nuria Arribas, directora gerente de la interprofesional láctea Inlac, analiza las claves de la actualidad.

El paro de los transportistas que puso contra las cuerdas a mediados de marzo el funcionamiento de las cadenas de distribución de muchos servicios y productos fue, no obstante, el momento en el que “más se vio la fuerza” del sector lácteo, uno de los más perjudicados. Así lo asegura en una entrevista con Efeagro la directora gerente de la Interprofesional Láctea Inlac, Nuria María Arribas, quien reconoce que fueron días difíciles en los que tuvieron que hacer frente a “serios problemas” porque la huelga dificultó la recogida y la producción normal de los productos lácteos en la industria, con lo que ello supone para un producto perecedero.

Nuria Arribas apunta a que una de las adversidades principales fue el incumplimiento de los servicios mínimos pero, a pesar de ello, “no hubo problemas de desabastecimiento grave” porque tanto los ganaderos como la industria “intentaron colaborar” entre ellos para garantizar, al menos, la retirada de la leche de las explotaciones.

Fue un contratiempo que siguió al inicio de la guerra en Ucrania, que complicó también la llegada de algunos cereales a España y provocó el encarecimiento aún mayor de los insumos en el mercado internacional. Un “año muy complicado”, en palabras de Arribas, que ya venía arrastrando por las consecuencias de la pandemia de la COVID-19.

“Cuando arrancó la guerra nos dimos cuenta en España de que no producimos suficiente maíz o aceite de girasol. En la pandemia vimos que éramos dependientes de fármacos o mascarillas por lo que necesitamos empezar a ser más independientes y a producir todo en España”, remarca. Un período de “gran incertidumbre” pero en el que se ha demostrado que el lácteo es un sector “con mucho músculo y ganas de seguir adelante”.

Ley de la Cadena

También se produjeron avances como la modificación de la Ley de la Cadena Alimentaria que plantea “retos muy importantes” para conseguir “unas relaciones comerciales justas, equilibradas y transparentes”. Una iniciativa que Arribas considera “positiva”, dado que uno de los objetivos de la normativa es acabar con las ventas a pérdidas.

No obstante, para mantener unas buenas relaciones ganadero-industria láctea, la directora gerente recuerda que la interprofesional cuenta también con el “mecanismo de vista previa”, eso es un acto de mediación con abogados de Inlac cuando surge disconformidad entre las partes en aspectos como las relaciones contractuales.

Valor añadido e innovación

Uno de los retos de la industria láctea española es crecer en productos de mayor valor añadido, que vayan más allá de la leche líquida. Arribas es consciente de la importancia de apostar por ello y asegura que el sector tiene “la lección aprendida” y está “metido de lleno en ello”, a pesar de que al principio fueron “más reacios”.

Es un sector que se está “fortaleciendo” cada vez más en el exterior con la exportación creciente de productos elaborados como mantequilla, nata, quesos, leche condensada, en polvo, fermentada, leche evaporada o concentrada y yogures. Los envía al resto de la Unión Europea (principalmente Francia, Italia y Portugal) pero también a Reino Unido, Estados Unidos, República Dominicana, China, Australia o Arabia Saudí. “Tenemos que seguir en la senda de exportar a otros mercados extranjeros para continuar en el mercado de la internacionalización”, añade.

Sostenibilidad

Arribas defiende la labor desarrollada en pro de la sostenibilidad medioambiental porque es un sector “pionero” en economía circular tanto en el ámbito de la producción como de la industria. En cuanto a la producción, reclama que las informaciones sobre emisiones en la ganadería (y más concretamente en el vacuno) se basen en el conocimiento científico porque “no somos de los que más emisiones” efectúan de Gases de Efecto Invernadero y, además, pide también poner en la balanza la contribución que hace el pastoreo en la lucha contra el cambio climático.

A nivel de industria, pone como ejemplo la apuesta por los envases sostenibles y reciclables. En todo caso, tiene claro que “no habrá suficiente sostenibilidad medioambiental sin sostenibilidad económica y sin una adecuada rentabilidad”.

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