El sistema de ordeño voluntario robotizado que funciona en el Inta Rafaela posee indicadores de productividad que deslumbran. Eficiencia y un nuevo paradigma.

Cuando se comparan los datos promedio de un tambo chico o mediano en Argentina con los resultados productivos que obtiene el tambo Robot del Inta Rafaela (sistema VMS), las diferencias son extraordinarias.

En el marco de una recorrida técnica por la Experimental de Rafaela, que el Inta le propuso a periodistas miembros del Círculo Argentino de Periodistas Agrarios (Capa) a principios de noviembre, Agroclave pudo constatar el funcionamiento de este proyecto de investigación que comenzó en 2015 y que hasta el presente, acumula resultados que ilustran de qué es capaz este sistema de base pastoril mixto.

Los técnicos del Inta explicaron en una didáctica presentación mientras se observaba trabajar al Robot de ordeño, algunos de los datos del último reporte del VMS, donde sobresalen los números de productividad y eficiencia, claramente superiores a la media nacional. Si bien al director de la Experimental, Jorge Villar Ezcurra no le gusta que se pondere a este tambo en comparación con las unidades productivas comerciales, “porque se trata de un tambo que forma parte de un proyecto de investigación”, lo cierto es que este VMS es a todas luces el reflejo de la máxima eficiencia que puede obtener un tambo chico/mediano en la cuenca lechera santafesina.

Esto fue posible gracias a un convenio con la firma De Laval, que implica el aporte del fabricante en comodato, tanto del VMS como del mantenimiento y actualización del sistema, mientras que el terreno, la obra civil, las instalaciones y la mano de obra, corren por cuenta del Inta. El servicio técnico del robot y la capacitación de los operarios los hace la empresa, mientras que el costo operativo, los servicios agronómicos y veterinarios los asume la cooperadora del Inta que gestiona los recursos que el sistema genera, como si fuera un tambo comercial real.

El líder del proyecto es el reconocido Miguel Taverna, máximo referente lechero del instituto a nivel nacional, quien dirige un importante equipo profesional que, a medida que se obtienen datos, analiza y difunde información altamente valiosa para la comunidad lechera.

Los operarios del tambo son Maximiliano Zencklusen y Román Batistón, mientras que el asesoramiento externo lo brindan Alejandro Castillo en nutrición, y el médico veterinario Leopoldo Aglieri en manejo reproductivo.

Un sistema inteligente

Este modelo de producción absolutamente automatizado, donde el rodeo se ordeña voluntariamente (la vaca se acerca sola al robot entre dos y tres veces al día), registra infinidad de datos en una computadora en tiempo real, que son observados y analizados por los tamberos desde una sala contigua a la instalación.

Se trata de un sistema inteligente que utiliza los datos individuales de cada vaca, mediante la lectura por escáner de los collares electrónicos que registran todos los movimientos del animal. Todo se gestiona desde un software de gerenciamiento (DelPro) que maneja un sistema integral que determina cuáles son las vacas que están en condiciones de ser ordeñadas y les habilita la apertura de las puertas automáticas, guiando al rodeo a través de las instalaciones, según las contingencias.

Si una vaca registra inconvenientes de algún tipo (productivo, sanitario o reproductivo), el mismo sistema de puertas inteligentes bloquea la entrada del animal al VMS y lo aparta hacia la manga de inspección. El registro queda asentado en la PC y, si el tambero por determinada circunstancia no está observando en ese momento, el sistema le envía un aviso a su celular para avisarle que hay una vaca que necesita atención del veterinario y la deja en espera.

El VMS del Inta trabaja 23 horas diarias (la hora 24 se utiliza para ajustes de mantenimiento), donde las vacas tienen acceso al robot de ordeño las veces que el sistema les permita según su período de lactancia; que en promedio son 2,3 veces por día/vaca.

Pero según comentó como curiosidad la ingeniería Daniela Costamagna, quien coordinó la visita de los periodistas al tambo robot, ellos registraron hace poco el caso de una vaca que en pleno comienzo de su lactancia se ordeñó cinco veces en 24 horas, totalizando unos impresionantes 98 litros, lo cual es sin dudas un récord nacional de productividad.

Cuando los números hablan

El Inta pensó a esta unidad productiva como un proyecto que pueda dar respuesta a un interrogante de interés regional: ¿se puede utilizar un robot en un sistema mixto pastoril típico de esta cuenca lechera? La hipótesis está más que demostrada luego de 5 años completos de datos y los números lo avalan.

En sólo 26 hectáreas este sistema pastoril, con un pequeño patio dry lot, produjo en octubre con 64 vacas en ordeño (VO) 67.488 litros, lo que arroja la impresionante cifra de 30.243 litros/ha/VT/año. Este nivel de productividad está tres veces y medio por encima de la media nacional, promediando en el año una producción individual de 34 litros/VO/mes.

Si bien el VMS soporta un máximo de 70 vacas en ordeño, el Inta prefiere no exigir el sistema hasta ese nivel. Sin embargo, la carga animal está un poco sobrepasada y se ubica en 81 Vacas Totales (3,1 VT/ha), cuando el objetivo proyectado es de 75 VT y 65 VO.

“En este sistema hay un aspecto muy importante que marca la diferencia y es la eficiencia de conversión del alimento –apunta el ingeniero Taverna-. Nosotros estamos en 1,3 litro por cada kg de alimento consumido, lo que indica que estamos muy por encima de la media nacional”.

Analizado en términos comparativos, el tambo está en el rango de las unidades productivas pequeñas del país, con 1.800 a 2.100 litros diarios, entre picos estacionales, pero lo que lo destaca por sobre el resto es la productividad que logra con tan poca tierra involucrada.

El software incorporado al sistema otorga todo tipo de datos que permiten realizar mensualmente una verdadera radiografía de la performance productiva del VMS. En este sentido, Inta Rafaela publica todos los meses su reporte para que todos los tamberos del país accedan a dichos resultados y puedan compararse técnicamente.

Por la época del año que se transita, la calidad de la materia prima que produce es más que aceptable y promedió en octubre 3,87 de Grasa Butirosa (GB) y 3,23 de Proteína (Pr), en tanto a nivel nacional la Dirección de Lechería informó que el promedio país fue de 3,64 GB y 3,36 Pr. También la sanidad de la leche está en valores de buenos a muy buenos, con 12.000 UFC y 221.000 RCS.

Otro dato que sobresale en este tambo robot, es el cálculo de la productividad mensual de la tierra en términos de “litros libre de costo de alimentación” (LLA), un dato que habla de la rentabilidad que obtiene el sistema. Aquí se informó que el promedio anual se encuentra en 17.900 LLA/ha/VT/año.

Cualquier tambo que logre productividades similares guarda bajo siete llaves “la receta de la nona” para semejante performance. Pero aquí la dieta se comparte y según indicó el Inta en su último informe, en octubre las vacas en ordeño consumieron 25,5 kg de Materia Seca (MS) por día. Ese total se suministra de diferentes maneras, mediante pastoreo directo, y también con silaje, heno, subproductos y balanceado, mediante un TMR que el animal consume en el patio suministrado por un mixer.

La dieta posee las siguientes proporciones: 5,9 kg de silaje de maíz y sorgo; 3,9 kg de heno de alfalfa; 2,3 kg de semilla de algodón; 2,9 kg de harina de soja; 6 kg de balanceado; y 3,5 kg de pastura alfalfa.

El factor humano

Además de los récords productivos, varios hitos se desprenden del análisis de esta tecnología para la cuenca central de Santa Fe: su impacto social, económico y cultural, que pueden imprimirle a la lechería un giro auspicioso cuando este tipo de sistemas VMS se afiance y masifique entre los tambos de esta zona.

Respecto del factor humano, no se puede negar que de esta manera el trabajo del operario deja de estar emparentado con el sacrificio que implican las tareas del tambo.

Mientras el robot hace su trabajo, un joven operario capacitado en dicho sistema monitorea los datos que van ingresando a la PC, sentado en una oficina con vista a la sala de ordeñe. Su recinto de observación, aislado del ruido ambiente y las vicisitudes del clima, le permite escuchar la radio o algo de música, con aire acondicionado o calefacción, donde puede cebarse unos mates sin interrumpir su tarea de análisis y control. ¿Atractivo no?

Es indiscutible este atributo, si de confort laboral se habla, marcando una diferencia abismal con el tradicional rol del oficio tambero. Claro que la capacitación es innegociable porque se trabaja con tecnología de punta y sistemas computarizados, pero no es imposible para quien se lo proponga.

“El robot lo que hace es estandarizar la rutina de ordeñe todos los días en todas las vacas y le permite al operario liberar horarios para hacer las otras actividades que son también muy importantes en un sistema, como el manejo de pasturas, el control reproductivo, el aspecto sanitario, es decir, se incrementa la productividad de la mano de la obra, porque mientras en un tambo convencional el 50 o 60% de su tiempo se destina al ordeño, acá ese tiempo se utiliza para analizar la información y gestionar”, explica el líder del proyecto, Miguel Taverna.

Un nuevo paradigma

Parte de lo que este sistema del Inta quería comprobar es que el tambo VMS no sea una tecnología que excluya a la persona, lo cual descartaron rápidamente. En efecto y contra lo que se piensa, este sistema robotizado no sustituye mano de obra sino que además incluye a la gente joven y acerca a todas las generaciones a las nuevas tecnologías.

Desde un punto de vista social, los técnicos se animan a afirmar que esta tecnología permite solucionar varias de las grandes desventajas que tiene la actividad a la hora de hacerla atractiva a las nuevas generaciones, como ser la flexibilidad de los horarios, descansos y fines de semana para los operarios tamberos y la reducción sustancial del esfuerzo físico que demanda la rutina de ordeñe.

Tal como lo demostraron los grupos Crea hace años, a través de sus encuestas, el factor humano y social del tambo es determinante para explicar la migración de los jóvenes y la escasez de mano de obra calificada y capacitada para ejercer la actividad.

Tal como lo comenta el joven en el video que compartimos en el canal de Agroclave en YouTube, su tarea es más de control y relevamiento informativo y la comparación con el sistema tradicional, no dejan dudas en su elección.

Tal como lo define el director de la Experimental, ingeniero Villar, “es un concepto totalmente distinto al funcionamiento de un tambo convencional; el tambero no va en busca de las vacas dos veces por día ni tiene que devolverlas al lote o al piquete de alimentación, sino que los animales van y vienen solos dentro del sistema y pueden ordeñarse voluntariamente durante el día”. Esta es quizás la principal característica distintiva del VMS en materia de recursos humanos: “El tambero no ordeña, controla; ellos están provistos de un celular con la aplicación on line del robot que les indica el funcionamiento y emite alertas instantáneas si llegara a surgir algún inconveniente en el sistema”, completa Villar.

Luego de esta visita, queda claro cuál es el mensaje del Inta: un nuevo paradigma, un cambio estructural en la manera de producir leche con base pastoril, donde la eficiencia integral y la mejora en la calidad de vida de los operarios, son aspectos que moldean el actual perfil del negocio y definen la sustentabilidad de la empresa.

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