El Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA) actualizó a la baja sus estimaciones de producción de leche para 2023, luego de relevar y analizar los datos de la caída productiva sucedida durante el primer bimestre del año.
En enero pasado, la OCLA consultó sus previsiones a las empresas del sector y concluyó en que podía esperarse una leve caída del ordeñe, del orden del 0,7%, ubicándose en 11.472,7 millones de litros, cuando en 2022 fueron 11.557,4 millones.
Pero el daño provocado por la continuidad de la sequía y las fuertes olas de calor, obligaron a ajustar aún más estos guarismos.
En base a nuevos datos aportados por las industrias, el cálculo de OCLA se redujo a 11.015,6 millones de litros, un 4,7% y 500 millones de litros menos que en el ejercicio anterior.
“Esta estimación sólo trata de brindar una perspectiva para el año 2023, sobre la base de los datos disponibles al momento de efectuarla. Las condiciones de alta volatilidad e incertidumbre que seguramente caracterizarán el año en curso, pueden generar importantes diferencias respecto a los números proyectados, que iremos evaluando en la medida que ocurran”, aclaró la OCLA.
También mencionó que esto no pone en riesgo el abastecimiento de leche a la población argentina, pero que sí será inevitable un impacto en los volúmenes de exportación.
“En base al Balance Lácteo del Año 2022, a la estimación de producción de 2023 y considerado un aumento del consumo total por el crecimiento vegetativo de la población, está absolutamente garantizado con estos números el abastecimiento doméstico y se produciría una baja en el volumen exportado del orden del 20%, si se mantienen iguales niveles de stocks del año pasado que de consumirse en un 50% podríamos igualar los volúmenes exportados en 2022”, agregó la OCLA.
ANIMALES ESTRESADOS
Las previsiones de la industria son que la caída productiva se irá profundizando conforme avanza el año.
Por ejemplo, mientras el primer trimestre cerraría casi igual que en 2022, el segundo mostraría una reducción del 2,5%, que se elevaría a más de 4,5% en los dos últimos trimestres.
En este marco, en paralelo al reporte del OCLA, el INTA Rafaela difundió un estudio con una encuesta a 130 tamberos, realizada entre diciembre y febrero, en la que el 55% reconoció que sufrió una baja productiva durante ese período.
De acuerdo con una evaluación realizada en las localidades de Ceres, Paraná y Junión, el promedio de humedad relativa, temperatura e Índice de Temperatura y Humedad (ITH), en el lapso mencionado, fue el peor de los últimos 10 años: aparece como el de menor humedad relativa, el de mayor temperatura media y cantidad de días con ITH crítico.
“Los animales convivieron en condiciones de estrés calórico durante las 24 horas diarias sin posibilidades de recuperación. Esta situación condiciona la producción de leche, la grasa y proteína, deteriora de parámetros reproductivos, provoca abortos y reabsorciones y condiciona la respuesta del sistema inmune y salud general del rodeo”, indica el informe de los expertos Miguel Taverna y Laura Gastaldi.
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Situación y perspectivas de la producción primaria de leche – Efecto de las condiciones climáticas del trimestre dic 22-feb 23 ??☀️?@intaargentina
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SIN FORRAJES
Como segunda consecuencia negativa, “el estrés térmico debe adicionarse a la falta de agua en el perfil para complementar el impacto climático sobre los cultivos y pasturas”, añade el estudio.
De allí se desprende que las expectativas productivas empeoren para los próximos meses: en prácticamente todas las cuencas lecheras argentinas, los cultivos y pasturas que se usan para confeccionar reservas para el invierno, se desarrollaron con nula o muy limitada disponibilidad de agua.
Como ejemplo, en el promedio ponderado de respuestas de los encuestados, el 46% sufrió una merma de rendimiento en el silaje de maíz, con un rango de caídas de entre 20 y 70%.
No se trata de un dato menor, ya que dependiendo de los sistemas productivos, estos silajes significan entre 20% y 60% de la dieta de las vacas.
La estrategia apunta a utilizar más henos y a tener que “importar” granos o silajes, con el problema de que la cosecha tanto de soja como de maíz va a ser una de las peores de la historia.
Por último, otro síntoma de la situación crítica de los tambos es que el 50% de los productores han tenido que incrementar las ventas de vacas, debido a la imposibilidad de alimentarlas a raíz de la falta de forrajes.