Isaac Carasso vivía en Barcelona cuando notó que muchos niños españoles sufrían de una infección intestinal bastante común en esa época. Él recordaba que en su tierra natal ese mismo problema era tratado con un producto lácteo fermentado: el yogurt. El empresario había nacido en Salónica, por entonces territorio del imperio otomano, pero decidió mudarse a España en 1916 tras la guerra de los Balcanes.
Para crear su producto se empapó de las investigaciones sobre fermentación y microbiología del ganador del premio Nobel de Medicina, Ilia Mechnikov. Todavía le faltaba un nombre para salir al mercado y se inspiró en su hijo, Daniel, a quien habían apodado “Danón”. En 1919 Carasso lanzó los yogures Danone en España. Al principio se vendían en las farmacias como una solución medicinal y unos años después pasaron a la góndola de los quesos.
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Con solo 23 años, el joven Daniel tomó la posta y viaja a París para crear la filial local de la compañía. “El postre para una buena digestión”, exclamaba el slogan que decoraba los coquetos frascos de porcelana de la marca. Carasso apostó por la estética del packaging porque sabía que si las personas se quedaban con los potes, entonces era ganancia en publicidad.
En Francia nace la primera fábrica de la empresa, pero la Segunda Guerra Mundial obliga a Daniel Carasso a trasladarse a los Estados Unidos. Se instala en Nueva York, compra un pequeño negocio que producía yogures para cafeterías y funda Dannon Milk Products (para adaptarlo al público anglosajón) en 1942. Ahí se queda hasta los 50 cuando regresa a Europa y luego comienza su etapa de fusiones.
EL NACIMIENTO DE UN GIGANTE
Al mismo tiempo que Danone se expandía en el mercado europeo, otro holding se gestaba. El empresario Antoine Riboud creó BSN al fusionar un fabricante de botellas con una productora de vidrio plano. A su vez adquirió Evian, Kronenbourg y Bledina. Carasso conoció a Riboud en 1972 y se dio cuenta que era el socio ideal para internacionalizar a su compañía. En diciembre de ese año anunciaron la fusión de ambas empresas.
Para ese momento, la compañía ya se había quedado con Gervais, especialista en quesos, en 1967. El grupo sumó más firmas en los 80, como Amora, Maille, Vandamme y La Pie qui Chante. Y en los 90 pone un pie en América latina.
HACIÉNDOSE FUERTE EN ARGENTINA
Danone llegó a la Argentina en 1994 y ese mismo año compró al fabricante de galletitas Bagley. Dos años después se quedó con Villa del Sur y estableció una alianza con Mastellone Hermanos para elaborar, vender y distribuir la línea de yogures (Yogurísimo, Ser), postres (Serenito, Danette) y quesos untables (Casancrem) de La Serenísima.
Para 1999 agrandó su portfolio con la adquisición de Villavicencio, la marca más antigua del negocio de aguas minerales, a Grupo Cartellone y un año más tarde desembolsó u$s 17 millones para comprarle Cindor a Mastellone. En 2005 hubo otros dos hitos: por un lado pasó a operar el 95% de Logística La Serenisima y firmó un joint venture con la cordobesa Arcor para conformar Bagley Latinoamérica.
Arcor y Danone compartían también otro vínculo que no era comercial. Para Luis Pagani, número uno del gigante de las golosinas, Carasso era uno de sus grandes referentes. Se conocieron cuando Daniel tenía 103 años y, al respecto, el empresario cordobés aseguró, a la revista de PwC: “Ahí, aprendí que para vivir hay que tener siempre un proyecto, la jubilación es una parte de la vida pero no te podés ir a leer el diario”.
El grueso de estas alianzas tenía como objetivo aprovechar el músculo de distribución de otras empresas consolidadas. La misma razón la llevó a rubricar una alianza con CCU este año para su negocio de aguas.
A BASE DE PLANTAS
En su último reporte anual, Danone informó ingresos por 24.281 millones de euros de los cuales más de un 50% corresponden a su vertical EDP. Estas siglas hacen referencia a su negocio de lácteos y productos a base de plantas.
En 2017 la compañía adquirió WhiteWave, especializada en marcas plant based y dos años después trajo al país su marca estrella de bebidas vegetales, Silk. Primero llegó importada desde México y ahora se elabora localmente.
En la Argentina cuentan con cuatro fábricas, dos de ellas dedicadas al negocio de aguas (Mendoza y Chascomús). Desde 1997 elabora sus productos lácteos frescos en una planta en Longchamps y su pata de nutrición temprana la desarrolla en la fábrica Kasdorf. En tanto, tiene un joint venture con laboratorios Bagó para este vertical.