En Las Flores, en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, hay una empresa láctea que se dedica a la producción y industrialización de leche de búfala. Es la única en el país concentrada ciento por ciento a productos elaborados a partir de esta materia prima. La Delfina cuenta con un tambo de 16 bajadas instalado en un campo agrícola-ganadero. El empresario Carlos Noguera desarrolla un sistema de ciclo completo de producción desde hace una década.
“Mi padre, junto con mi abuelo, siempre se dedicaron a la cría de búfalos en el norte del país, razón por la cual nos propusimos iniciar una etapa experimental en lechería en 2015, basado en distintas experiencias que fuimos recabando en viajes al exterior, donde comprobamos las ventajas de la leche de búfala para la producción de lácteos”, cuenta Noguera. La empresa comenzó con dos búfalas que ordeñaban y una olla donde industrializaban el dulce de leche.
Desde aquellos inicios, la empresa se desarrolló y el desafío es continuar haciéndolo en un mercado local todavía incipiente. La leche de búfala en Brasil tiene una penetración del dos por ciento en el segmento de lácteos.
“Estamos observando un crecimiento sostenido gracias al excelente producto que fabricamos”, dice Noguera, cuya empresa fabrica yogurt, quesos, dulce de leche, mozzarella y otros lácteos a base de leche de búfala. “Nuestro mercado se encuentra en expansión, trabajando con algunos supermercados, aunque principalmente comercializamos desde la plataforma digital y en varias cadenas de hoteles”, precisa.
Los productos son sin TACC y se elaboran “en muchos de los casos, con frutas orgánicas, como ocurre con los yogures batidos”. El dulce de leche es fabricado con azúcar orgánica, con una técnica artesanal. “Nos enfocamos a mantener un sistema de elaboración artesanal que nos permita lograr productos de calidad superior destinados a un grupo de consumidores que demandan estas características”, describe Noguera.
Las búfalas del emprendimiento dan ocho litros de leche diarios, una cantidad muy inferior a las de las vacas lecheras que puede llegar a dar hasta 26 por día promedio, “pero su calidad es infinitamente superior a los vacunos, porque rinde casi en doble para la industrialización”, explica Noguera.
El establecimiento cuenta con 150 búfalas en ordeñe, que representan 70% del rodeo; se alimentan en praderas naturales y pasturas implantadas de base alfalfa o especies consociadas. También se les agrega, en la alimentación, silo de maíz en verano y pasturas más cortas en invierno como trigo y avena, siempre como complemento.
Para completar el ciclo de producción, la empresa cuenta con “guacheras” de búfalos machos, que engorda para luego comercializarlos con destino carne; se venden con 330 kilos de promedio. “Nos quedamos con todas las hembras para reposición y algunos machos reproductores y el resto lo vendemos al mercado”, señala.
En la planta industrial de 450 metros cuadrados se elaboran 1200 litros diarios de leche; emplean a una persona cada 250 litros. La expectativa es crecer, no solo en cantidad, sino también en calidad. “El mercado argentino nos está demandando poco a poco mayor presencia, y nuestra intención también es exportar”, dice el empresario.
La leche bufalina contiene tres veces más materia grasa y el doble de sólidos de la bovina aportando un 40% más de calorías y una proporción mayor de proteínas y menos lactosa, por lo que es una solución para quienes no toleran la leche de vaca.
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