San Ignacio nació en 1939 y tuvo cambio de gestión en 2011. Cómo hizo para crecer y llegar a producir 1.000 toneladas de dulce de leche, 170 toneladas de queso crema y 65 toneladas de queso azul.

San Ignacio comenzó en 1939 en Rosario, Santa Fe. Fue fundada por don Ignacio Rodríguez Soto con el objetivo de elaborar solo dulce de leche, pero tuvo un crecimiento sostenido a lo largo del tiempo y, poco a poco, los productos fueron llegando a todo el país.

En 1978, se concretó la primera exportación al exterior. El destino fue Alemania. Desde esa fecha las exportaciones de esta firma crecieron y hoy sus productos se venden en más de 24 destinos alrededor del mundo.

“La empresa pasó de exportar 600 toneladas de dulce de leche en el 2013 a casi 1.000 en 2018. Este salto, sin dudas, se debe a los años que llevamos trabajando para desarrollar nuevos mercados”, cuenta Alejandro Reca, director y uno de los dueños de San Ignacio.

Y agrega: “En 2011 comenzamos a gerenciarla y ahí arranca una nueva etapa en la historia de la empresa. Dos años después, junto con Alejandro Bertin y Diego Temperley, dos empresarios argentinos, compramos la compañía y decidimos ponernos al frente de San Ignacio”.

“Cuando adquirimos la compañía, el escenario que nos encontramos fue mucho peor de lo que creíamos. La transformación, que se estaba realizando desde 2011, la acompañamos de inversiones en equipamiento e infraestructura y eso impulsó las exportaciones”, relata.

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Cambio de gestión

“También debimos afrontar un fuerte cambio en la cultura interna y en el posicionamiento de la marca. Por otro lado, conseguimos grandes logros. En 2018, por ejemplo, el dulce de leche llegó por primera vez a Japón, uno de los mercados más exigentes en productos alimenticios. Este hecho marcó un hito y consagró el esfuerzo de casi dos años de desarrollo. Desde entonces los envíos a este destino aumentan”, recuerda.

En 2021, la empresa lanzó dos nuevos productos, su primera leche chocolatada, Cookies & Cream, incursionando en el mercado de los productos listos para consumir.

“El año pasado comenzamos con la presentación del proceso de renovación de la imagen de todos nuestros productos, que se pueden ver tanto en las góndolas de los supermercados de todo el país como en tiendas de productos gourmet y diferentes puntos de venta. Otro hecho importante fue la mejora en el posicionamiento de los quesos crema, particularmente en su versión light”, explica

Cabe recordar que la industria no es ajena a la incertidumbre económica, pero a eso se suma la espasmódica intervención del Gobierno vía sistemas de control de precios, exportaciones e importación de insumos.

“Ante este escenario es clave tener la cabeza fría, propiciar el diálogo permanente con proveedores y clientes y, sobre todo, ser creativos. Por otro lado, al hablar del presente de la industria es fundamental observar qué sucede con la materia prima. La producción de leche está estancada desde hace 15 años”, sostiene el empresario.

La actualidad de la compañía

La empresa hoy cuenta con 120 empleados y cuatro familias de productos: dulce de leche, queso azul, queso crema y leche saborizada.

Elaboran, mensualmente, 1.000 toneladas de dulce de leche, 170 toneladas de queso crema y 65 toneladas de queso azul.

Sus exportaciones, regularmente, viajan a 12 países: Japón, Nueva Zelanda, Israel, Canadá, Estados Unidos, España, Italia, Francia, Chile, Brasil, Uruguay y Bolivia.

“De esos mercados, Chile es nuestro principal comprador. A este país lo siguen Canadá, Brasil y Estados Unidos. En la Unión Europea nuestro principal mercado es España. Otros destinos dinámicos para la compañía incluyen Israel, Kuwait, Uruguay, Nueva Zelanda, Paraguay y Bolivia”, detalla.

La empresa tiene exportaciones por más de USD 4,5 millones, lo que representa cerca del 17% de la facturación. “El objetivo es que las exportaciones representen aproximadamente el 35 de nuestra facturación.

En cuanto a las complicaciones, “las principales son el tipo de cambio, la incertidumbre con regulaciones en lo que hace a cierres de cambio y el acceso a financiamiento”, finaliza.

Más allá de la coyuntura política y económica, la compañía planea invertir unos USD 6 millones entre 2021 y 2024 para aumentar la capacidad productiva de sus dos plantas.

Por último, en 2022, la firma presentó una facturación de $5.100 millones y la proyectada para 2023 rondará los $8.700 millones.

Productos San Ignacio

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