Muchas empresas tamberas argentinas vienen haciendo grandes esfuerzos para incrementar la producción de leche a través de diferentes inversiones orientadas a lograr una mejora sistémica de la eficiencia. Pero eso, en la actual coyuntura, se les está volviendo en contra.

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Según dato difundidos hoy por la Dirección Nacional de lechería, la oferta de leche en septiembre aumentó en forma interanual 4,6% y en lo que va del 2021 acumula un incremento del volumen del 4,4%.

Pero con el “congelamiento” de precios internos, que acaba de ser reforzado por el gobierno nacional, junto con las dificultades presentes en el sector externo, la rentabilidad de los tambos comenzó a deteriorarse. No se trata de una buena noticia porque estamos en plena fase estacional de aumento de la producción de leche.

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En los últimos meses el precio al productor viene aumentando por debajo de la inflación y eso, según analizó el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), ya comenzó a reducir la rentabilidad del tambo promedio argentino.

De todos los factores desfavorables, el más dañino es la política de precios máximos (“Precios Cuidados”) implementada por el gobierno nacional. En tal sentido, Jorge Giraudo, director ejecutivo del OCLA, dijo que “estos mecanismos nunca funcionaron y activan una especia de olla a presión. Además, contener precios y no los costos es imposible, alguien tiene que absorber esa pérdida”.

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Giraudo dijo que el gobierno está buscando posponer el problema para después de las elecciones legislativas de noviembre próximo y que el reciente “congelamiento” exigido por la Secretaría de Comercio Interior implica retrotraer muchos precios de lácteos en un contexto inflacionario.

El titular de la OCLA explicó que el congelamiento “en realidad en muchos productos es una baja nominal y real porque en las listas que difundió el gobierno hay valores que corresponden a julio, no a octubre ni a septiembre, lo que obliga a bajar los precios, esto genera decadencia en el sector”.

El deterioro de la capacidad de pago de la industria láctea, que además está afectado por los derechos de exportación (9,0% del valor FOB en el caso de la leche en polvo), “retenciones cambiarias” y elevados costos de los fletes internacionales derivados de la crisis de los contenedores, impacta de manera directa en el valor de la leche recibido por los tamberos. Esa situación, combinada con un aumento importante de los valor de los fertilizantes, fitosanitarios, granos y balanceados, pueden llegar a repercutir en la productividad.

Por su parte, desde la producción Matías Peluffo, titular de la Cámara de Productores del Oeste de Buenos Aires (Caprolecoba), dijo a Bichos de Campo que “estamos preocupados porque no llegan señales positivas por parte de la industria, cuyas listas de precios a su vez son rechazadas por los supermercados pero a nosotros las señal nos llega enseguida. Estamos negociando el precio de octubre y estos argumentos hacen que se genere incertidumbre y que no se pueda definir un precio y esto en un contexto de suba de costos como los fertilizantes”.

El productor y dirigente alertó que “si el precio de la leche se estanca habrá una menor inversión, porque además suben los costos. La incertidumbre que se genera es alta y se deterioran las expectativas porque además hay temores de una devaluación, lo que le pega a una actividad que vende en pesos y produce con dólares”.

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