El año se sigue desencadenando de manera favorable para la demanda brasileña de lácteos, por lo que las expectativas continúan siendo de compras de volumen en este segundo semestre del año, lo que determinará un crecimiento de las ventas desde Uruguay y Argentina.

En junio el precio que las industrias brasileñas pagan a los productores lecheros aumentó 34,9% en términos reales respecto al mismo período del año pasado, de acuerdo con información del Centro de Estudios Avanzados de Economía Aplicada (Cepea).

El valor promedio fue de R$ 2,201 en promedio. En términos reales es un pico histórico para el precio de la leche en Brasil para el sexto mes del año. Al tipo de cambio medio, significan US$ 0,44 por litro, máximos desde los récord de 2016 cuando había superado los US$ 0,5.

El fuerte avance en el precio guarda relación con una producción en problemas. En zonas del centro y centro oeste la sequía está jugándole, nuevamente, una mala pasada a los productores. No solamente afecta la disponibilidad de pasturas, sino también la producción de maíz de segunda cosecha, conocida como “safrinha”, que hace un tiempo ya dejó de ser la zafra chica para convertirse en la más importante.

El costo de los concentrados para los productores lecheros brasileños está en alza fundamentalmente debido a los precios más altos de los granos forrajeros. En lo que va del año acumulan una suba de 12%. El poder de compra de la leche respecto al maíz se desplomó 36%. Otros costos, al igual que sucede en Uruguay, también están en alza, caso de los fertilizantes y los suplementos minerales.

Por lo tanto, la expectativa es que la disponibilidad de forraje no sea la adecuada y los costos de producción se mantengan altos, atentando contra la posibilidad de los productores de reaccionar para captar los mejores precios que ofrecen las industrias.

Esto debería determinar necesidades crecientes de importación de productos lácteos en este segundo semestre del año. Brasil se provee fundamentalmente desde Argentina y Uruguay.

Si se confirman las expectativas de mejora de la economía brasileña, crecerá el consumo y eso no podrá ser compensado por un aumento de la producción, por lo que todo indica que la importación seguirá siendo de volúmenes significativos en este segundo semestre.

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