Solo basta ir a algún almacén de bajo costo para identificar las diferencias de precio entre una marca tradicional de leche y una que lo “aparenta”, para darse cuenta de que el problema de las mezclas de leche con lactosuero no terminó con las investigaciones de la SIC y las sanciones recientes del INVIMA a algunas marcas.
Así lo manifestó en su columna titulada “Lactosueros, contrabando y otras situaciones”, Óscar Cubillos Pedraza, economista y jefe de Planeación y de Estudios Económicos de Fedegán-FNG.
“Si nos encontramos en un escenario país en donde se pretende mitigar el hambre, lo que no puede ocurrir es que se comercialice leche que no es leche”, agregó.
Para el columnista las cifras son indicativas. Afirmó que mientras que en el año 2011 el país importó 5.313 toneladas de lactosuero, en el año 2023 la cifra llegó a 14.504 toneladas, la más alta registrada.
“Si bien el grueso de este producto es utilizado en industrias de galletas y chocolates, no se puede desconocer que algunas empresas transformadoras de leche optaron por hacer mezcla de leche con lactosuero, rindiéndola, con el objetivo de tener un precio más bajo en el mercado, en un abierto engaño al consumidor”, replicó.
Enfatiza que una situación de esta índole no solo afecta al consumidor, especialmente al de bajos ingresos que de manera racional busca hacer rendir su ingreso, si no también al ganadero a quien le dejan de comprar su producción, haciendo que el precio disminuya.
El contrabando
Según Cubillos a esta problemática debe sumarse la del contrabando debido específicamente a que una importante oferta de quesos proviene de Venezuela, práctica ilegal que genera un impacto negativo en cuatro departamentos del país que son: Cundinamarca, Boyacá, Norte de Santander y Santander. Dichas zonas, explicó, son de emblemática tradición en la producción de leche.
Asegura que debe adicionarse la importación legal de leche en polvo, que en 2023 sumó 49.851 toneladas y la de quesos que alcanzó 7.326 toneladas.
Mayor oferta y menor demanda
En ese sentido a la variable de altos inventarios de leche en polvo y leche líquida que tiene la industria, se unen las mencionadas situaciones de contrabando y de uso de lactosueros que al fin y al cabo ocasionan una mayor oferta, lo que resulta en los notables desequilibrios de mercado.
“Llamó la atención a los comercializadores de leche del país en el sentido que mientras la demanda continua muy deteriorada, los precios al consumidor siguen sin disminuir en alguna proporción, pero a los precios al productor sí le han bajado”, resaltó.
“Al fin y al cabo los precios de toda la producción nacional terminan afectados cuando hay volúmenes adicionales de leche o sus derivados”, aseveró.
Más acción de las autoridades
El sentir del columnista es que las autoridades deben mostrar más los dientes, tanto el INVIMA con muestreos permanentes y sanciones a las mezclas ilegales de leche y lactosueros, como la Superintendencia de Industria y Comercio, SIC, con medidas frente a los engaños al consumidor y, también, las fronterizas con la incautación de productos de contrabando y las acciones penales correspondientes.
Alternativas a la crisis
Recordó trabajar acelerada y activamente en tres alternativas que podrían mitigar la crisis del sector lácteo propuestas por el gremio cúpula que es Fedegán: aumento de la capacidad pulverizadora, articulación de programas sociales en el consumo de lácteos y un fondo conjunto -público privado- para asistir a niños con dificultades nutricionales y familias de bajos ingresos.