La producción de leche en las cuencas lecheras argentinas se replegó un 8,5% en el acumulado de los dos primeros meses del año, en comparación con la misma etapa de 2018. Las secuelas que dejaron las inundaciones, el impacto del estrés térmico en las vacas -por el calor del verano- y la falta de rentabilidad influyeron en esta tendencia.
El Observatorio de la Cadena Láctea Argentina informó que en febrero se ordeñaron 668,3 millones de litros en los establecimientos lecheros argentinos, un ritmo productivo que también implica una caída del 18,5% respecto de enero, pero hay que tener en cuenta que este último mes tiene más días (31 contra 28). Si se toma en cuenta el promedio diario, dice el observatorio, el ordeñe bajó casi un 10% entre un mes y el otro.
“La caída se explica por la estacionalidad, porque estamos al final del período de lactancia de muchas vacas y también porque la alimentación del rodeo está condicionada por la falta de rentabilidad del negocio”, le explicó a Clarín Rural Pedro Rostagno, presidente de la Sociedad Rural de Rafaela, una de las ciudades más importantes de la cuenca lechera central, y coordinador de la Comisión de Lechería de Carsfe (la filial santafesina de CRA).
Rostagno reconoce que hubo una mejora en el precio de la leche cruda pero que no alcanza para atajar el aumento de los costos. Jorge Chemes, tambero en Entre Ríos y vicepresidente de CRA, lo explica con un ejemplo sencillo: “La vaca come dólares y da pesos”. Lo que quiere decir es que el precio de muchos insumos corre al ritmo de la escalada del dólar y el valor que le pagan a los productores en la tranquera del tambo se establece en pesos. “En promedio, en febrero recibieron entre 9 y 10 pesos por cada litro de leche fluida y se necesitan entre 12 y 13 pesos para cubrir los costos”, aseguró Chemes.
En este escenario, los productores juegan a la defensiva y buscan el empate. “Ahorran en el alimento (menos maíz y concentrados), en la genética y en la infraestructura. Achican por todos lados por el bolsillo y eso afecta la producción de leche”, insistió Chemes.
En un comunicado, CRA incluso planteó que la dinámica de los costos internos condiciona no solo la capacidad de inversión sino la sustentabilidad del sistema lechero y advirtió que la “brecha entre el precio de venta de la leche cruda y el costo de producción provoca una descapitalización del 27%”.
En el informe del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina se recuerda que el 2018 terminó con un leve repunte en la producción de leche del 4% (se ordeñaron 10.527 millones de litros) en comparación con el 2017, en el que influyó la sequía, pero la realidad es que la cadena lechera argentina hace más de 15 años que está estancada y oscila cerca de los 10.000 millones de litros anuales, a pesar de que Brasil y Uruguay lograron crecer con fuerza en este mismo período.
Los especialistas del observatorio estiman que el ordeñe va a tocar su piso de mínima en abril, con una disponibilidad de leche cruda menor a la del año pasado. “De cumplirse estas perspectivas, el primer semestre cerraría con una baja del 4% interanual, que se iría corrigiendo durante la segunda parte del año”, concluye el informe.