Fue la propia FAO la que propuso ante Naciones Unidad hace 20 años celebrar el 1 de junio el día mundial de la leche, no fue una fecha caprichosa, buscó agrupar fechas similares que en diferentes lugares del mundo celebraban este alimento y las 1000 millones de personas en el mundo que de una u otra manera dependen de la actividad lechera, con 600 millones de personas viviendo en los campos y 400 millones dependiendo de los trabajos que el sector genera.
De acuerdo con la FAO, 1000 millones de personas en todo el mundo dependen de la comunidad lechera
600 millones de personas viven en granjas
400 millones dependen de empleos generados por el sector#DiaMundialDeLaLeche #WorldMilkDay #EnjoyDairy pic.twitter.com/7pPAfbeOZy
Claro, para los que trabajamos en el sector, aunque sea como en este caso de manera secundaria, los beneficios de la leche son incuestionables, por lejos es uno de los alimentos básicos que han permitido el desarrollo de la humanidad, tanto por sus aportes nutricionales como por lo económico que resulta obtener esos beneficios para gran parte de la población mundial.
Sin embargo hoy la leche, o los lácteos en general, ven una sombra que de a poco va creciendo desde distintos ángulos, pero con un eje en común, los nuevos tiempos han dejado la verdad de lado.
Y este punto no es un detalle menor, en este siglo tener razón no garantiza nada, incluso suele ser contraproducente para quien no entiende que la verdad no alcanza y se enoja. Y ya sabemos, hoy el que se enoja pierde.
¿A dónde vamos?
Vamos a la posverdad y los lácteos. Como creo que ya todos sabemos, en la era de la posverdad no importa la verdad, sino lo que alguien quiere creer, por lo que la evidencia científica debe pelear con las creencias y deseos de mucha, pero mucha en serio, gente que busca respuesta milagrosas o simplistas a problemas que son muy complejos, al mismo tiempo que compra soluciones facilistas o con eslogan pegadizos basados en falsos preceptos.
Y hoy la leche es víctima de muchas de estas situaciones, con dos hilos conductores y un rival surgiendo, que han hecho que en el discurso público los lácteos sean atacados como nunca antes en la historia sucedió. Maltrato animal, Contaminación ambiental son los hilos, las alternativas vegetales el nuevo rival.
Cuál ha sido hasta ahora la respuesta del sector, enojarse, sentir que como la verdad está de su lado se va a terminar imponiendo, sin entender que no son tiempos donde la verdad triunfe. Está claro que es necesario un cambio urgente de estrategia, con lo que se hizo hasta ahora no alcanza, y el que se enoja, pierde.
Repasando las noticias de los últimos días, podemos ver como este debate es real y global, y por ahora, desde lo discursivo se está perdiendo. El New York Times acaba de publicar un interesante artículo sobre la salida a bolsa de Oatly, un negocio de 10.000 millones de dólares, sí, leyó bien, esa es la valuación de la empresa de bebidas vegetales. ¿Hay alguna empresa láctea que tenga esa valuación? Seguramente no, y lo mejor de todo es que Oatly facturó en todo el año pasado 420 millones de dólares, no es ni la mitad que cualquiera de las grandes lácteas argentinas, sin embargo tomar eso como valor es un error, el valor pasa por otro lado, estas bebidas llegaron para quedarse, le guste a quien le guste.
Hace unas semanas yo escribí un artículo sobre la guerra de las leches que se está desatando en chile, pero poco importa mi opinión, ya vimos como la semana pasada la Unión Europea cambió su normativa sobre le uso de los términos lácteos en sus imitaciones vegetales, está claro que mi opinión no cambia pese a esta novedad, tanto como que poco importa lo que yo o cualquier persona del sector piense al respecto, en la góndolas europeas las imitaciones serán cada vez más confundidas con los lácteos originales.
Pero en medio de todas estas noticias, que suenan grises para el sector lácteo, quiero destacar una que creo que puede ser la punta del ovillo. En India, Peta le pidió al mayor productor de leche de ese país, Amul, que opte por fabricar leches vegetales y deje de lado a los animales. La respuesta del gerente de la mayor Cooperativa lechera del mundo me pareció maravillosa, ¿quién dará sustento a 100 millones de productores de leche socios de la empresa, quién pagará las matriculas de la escuela de sus hijos, quién alimentará a esos niños, cuántos podrán pagar los altos costos que hoy en día tienen esos alimentos fabricados en laboratorio elaborados con productos químicos y vitaminas sintéticas?
Lo bueno es que seguramente serán los propios productores los que seguirán haciéndolo, porque la irrupción de estas nuevas bebidas traerá competencia, pero no la desaparición de la leche, que como señalé en la nota antes citada, cada día más personas eligen tomar bebidas vegetales, pero muchas más cada día logran acceder a la leche, cuyo consumo mundial crece más de los que muchos nos quieren hacer creer, pero ya sabemos, es época de posverdad.