Las ganaderías lácteas ecológicas están pasando momentos delicados en Francia. La presión social de los consumidores ha empujado en los últimos años a las explotaciones hacia prácticas más respetuosas con el medio ambiente y una parte de las granjas ha apostado por la conversión a ecológico.
Pero lejos de suponer una revalorización del producto en origen, el mercado no ha sido capaz de absorber ese volumen de producción y los precios a día de hoy se sitúan incluso por debajo de los pagados a los ganaderos convencionales.
Las cuatro principales empresas de recogida de leche ecológica en Francia son, por este orden: Biolait (305.000 toneladas en 2022, un 1,6% menos que en 2021), Sodiaal (217.000 toneladas, un 3,5% menos que en 2021), Lactalis (245.000 toneladas, un 6,5% más que en 2021) y Eurial, la división de productos lácteos del gigante cooperativo francés Agrial (135.000 toneladas, un 5,5% más que en 2021).
El 5,2% de la leche producida en Francia es bio, mientras en Galicia representa sólo el 0,7%
Entre los cuatro acaparan el 75% de la producción de leche ecológica francesa, que suma en total 1,2 millones de toneladas, que equivalen al 5,2% de la producción láctea del país. La importancia de la producción ecológica queda patente en el número de granjas: Francia cuenta con 1.560 explotaciones de leche ecológica, frente a las 110 existentes en Galicia.
Pero el aumento de precios en los supermercados, debido al alza de la inflación, ha impactado en las compras de los hogares franceses, agudizando la crisis de sobreproducción de leche ecológica, a pesar de la caída de producción por una menor disponibilidad de forraje debido a la sequía de los dos últimos años.
“Situación delirante”
Samuel Dugas es un ganadero de la Bretaña francesa. Su granja, La Chènevétrie, ubicada en Bais, a 45 km de Rennes, cuenta con 40 vacas en producción y 67 cabezas totales contando la recría.
“La situación es delirante, porque la leche eco se está pagando menos que la convencional. Existe saturación en el mercado, porque en los últimos años ha habido mucha conversión de granjas a ecológico y, por el contrario, se ha estabilizado el consumo y hay una contracción de la demanda”, explica.
La leche ecológica se pagó en Francia en mayo a 44 céntimos, 9 céntimos menos que en España
El precio de la leche ecológica cayó en los meses de abril y mayo del año pasado hasta los 40 céntimos y, tras recuperarse en invierno y alcanzar de nuevo la barrera de los 50 céntimos, ha caído de nuevo esta primavera hasta 44 céntimos en el mes de mayo (9 céntimos menos que en España), frente a los 45,3 a los que se pagó ese mes la leche convencional, y mientras la leche bio ha mantenido su precio medio en el último año, la convencional se ha revalorizado un 18%.
Primer productor de leche ecológica de Europa
El aumento de producción, que había aumentado de forma exponencial desde 2019 (850.000 toneladas anuales) hasta 2022 (1,2 millones de toneladas), convirtió a Francia en el primer productor de leche ecológica a nivel europeo, superando a Alemania.
Francia cuenta con 1.560 explotaciones de leche ecológica, con una producción media de 5.100 litros por vaca y año
El precio para los ganaderos galos es, sin embargo, hasta 10 céntimos más bajo que en Alemania y la caída de precios ha provocado una desaceleración en el crecimiento de la producción de leche ecológica en Francia, con granjas que han abandonado la certificación para producir de nuevo en convencional y leche producida en ecológico que se vende como convencional.
Esta desvalorización provoca grandes pérdidas económicas para los ganaderos. El Gobierno francés ha anunciado ayudas por importe de 10 millones de euros para los productores de leche ecológica, pero las pérdidas se estiman en más de 60 millones.
Descenso del consumo
La transformación de granjas lecheras en Francia hacia la producción ecológica tuvo lugar en tres grandes oleadas. La primera se produjo en el año 2000, la siguiente en 2010 y la última en 2017.
“Hasta entonces el consumo seguía también una curva ascendente, con un incremento anual de dos dígitos, pero la situación ha cambiado. La gente ahora compra menos leche ecológica pero, sobre todo, ha habido grandes granjas que se pasaron a ecológico tras el fin de las cuotas lácteas, así que han inyectado mucha leche ecológica al mercado, que ha llegado a saturarse, algo que antes no sucedía. La estacionalidad de la producción hace que esta se concentre de forma coyuntural en primavera y que el precio baje”, explica Samuel.
En lo que va de 2023 en Francia, al igual que ocurre en otros países como Alemania, el consumo de productos lácteos ecológicos continúa disminuyendo. El aumento de precios de los alimentos, debido a la inflación, no anima a consumir productos ecológicos. De hecho, las compras de los hogares franceses están cayendo más bruscamente en el caso de los productos ecológicos que en el de los productos convencionales, con un desplome de las ventas en las tiendas ecológicas especializadas próximo al 5% en el caso de la leche y la mantequilla.
Freno en las conversiones
El descenso de compras de leche bio está siendo sustituida en algunos casos por leche de pastoreo convencional o por bebidas vegetales, y empresas como Lactalis han decidido frenar las conversiones de granjas a ecológico.
Samuel se instaló en 2007 en la granja que regentaba su padre, que vendía su producción de leche convencional a Lactalis. Pero la multinacional francesa primaba en aquel momento el paso a ecológico de sus ganaderos con un sobreprecio de 3 céntimos. Entre 2010 y 2012 Samuel hizo la conversión a ecológico, primado durante esos dos años y con compromiso de entrega durante 5 años.
Samuel se hizo cargo de la granja familiar en 2007 y en 2010 dio el paso a ecológico, incentivado por Lactalis, la empresa que le recogía la leche en aquel momento
Transcurrido ese período, a partir del año 2017, Samuel empezó a vender su leche a Biolait, el primer operador francés de leche ecológica, que ha sufrido en primera persona la caída de ventas. La respuesta de Biolait ha sido pedir a sus ganaderos producir menos leche y ajustarse el cinturón de los precios, con un precio medio de 45 céntimos para 2023, similar al de la leche convencional. Ante eso, algunas granjas que llevaban años, o incluso décadas, entregando a Biolait, han decidido vender su producción como convencional a otras industrias.
La cooperativa Sodiaal ha decidido no coger a nuevos productores ecológicos por el momento y Biolait exige a sus granjas que produzcan menos
“Hai demasiada leche ecológica en el mercado y el consumo ha disminuido considerablemente. Biolait no tiene prácticamente transformación, únicamente compra, envasa y vende leche líquida, por lo que es muy sensible a los cambios de consumo”, justifica Samuel.
Devaluación del producto a convencional
Los excedentes de leche ecológica están aumentando, lo que provoca un incremento de los volúmenes de leche vendida como convencional. La Federación Nacional de Productores de Leche (FNPL) calcula que el 40% de la leche producida como ecológica en estos momentos en Francia se comercializa a través del circuito convencional, un porcentaje que confirman Lactalis y Eurial, dos de los cuatro principales operadores lácteos en ecológico en Francia, que declaran haber absorbido en 2022 hasta 4 de cada 10 litros de su recogida ecológica a través de canales de venta convencionales.
El 40% de la leche francesa producida en ecológico se está vendiendo como convencional
Por su parte, la cooperativa Sodiaal desclasificó en 2022 el 20% de su volumen de leche ecológica, entre otras medidas gracias a su política de incentivos de reducción de producción (bonificación de 1,13 céntimos por litro de febrero a junio de 2022 por una reducción de entre el 3 y el 10% de la producción). Al igual que sus competidores, Sodiaal también ha decidido no coger a nuevos productores ecológicos por el momento.
“La clave para sobrevivir en esta situación está en reducir costes y diversificar los ingresos”
Antes de hacerse cargo de la ganadería familiar, Samuel trabajó en granjas austríacas y esa experiencia lo inspiró a la hora de transformar su granja. “Cuando me incorporé, yo soy la quinta generación, nuestra explotación seguía el modelo tradicional de las granjas lecheras de Bretaña, con un tercio de la superficie agraria dedicada a maíz, un tercio a hierba y un tercio a cultivo de trigo”, explica.
Su primera decisión en el año 2007 fue reconvertir a pasto las tierras de cultivo. “Una vez que ya me sentía cómodo con ese sistema era bastante fácil y lógico pasarse a ecológico”, asegura, aunque reconoce que la principal razón o incentivo fue el precio.
Samuel reconoce que uno de los motivos que le llevaron a pasarse a ecológico fue el precio
“Hoy ese diferencial positivo no existe, por lo que la clave del éxito de lo ecológico no está en el sobreprecio, sino en el control de costes, ya que tienes mayor control en ecológico, aunque tampoco hay un margen de seguridad”, admite.
Debido a la actual coyuntura y los bajos precios, han apostado por la diversificación y la venta directa como estrategia de supervivencia de la granja. “Depender solo del precio de la leche nos hacía muy vulnerables. Y el hecho de producir en ecológico no resuelve el problema del control del precio de los productos y su comercialización. Tener más de un cliente y más de un producto a la venta nos hace menos frágiles”, argumenta.
Depender solo del precio de la leche nos hacía muy vulnerables, por eso estamos valorizando las producciones a través de la venta directa
Han habilitado como tienda un espacio en la propia granja donde venden los distintos productos, desde leche cruda a carne de ternera y cordero, sidra y zumo de manzana, que ellos mismos elaboran, así como miel y otros productos de productores vecinos.
Manzanos y ovejas
En su estrategia de diversificación han optado por cultivos complementarios y que no necesiten de grandes inversiones. “Aprovechando las lindes de los prados hemos plantado manzanos. En total suman una hectárea de cultivo. Hacemos zumo de manzana y sidra y es algo que no requiere mucha inversión. Tampoco la venta de carne, ya que cebamos y hacemos lotes en el matadero”, explica Samuel.
Hace tres años han introducido también ovejas autóctonas Landes de Bretagne, una raza rústica que permite que permanezcan todo el año en la pradera. Crían unos 20 corderos al año, que nacen en el mes de marzo y son vendidos en diciembre.
Venden 5.000 litros de leche en la propia granja a vecinos de la zona y sacrifican 4 bueyes cebados cada año en lotes de 12 kg de carne
Ceban además cuatro bueyes al año. Son cruces de sus vacas holstein con limusín. Los castran a los 7 meses y son sacrificados a los 3 años, alcanzando los 350 kg en canal, que después venden en paquetes de 12 kg. Los clientes reservan a través de la página web y dos tercios de las ventas son de proximidad, mientras otro tercio procede de clientes de la zona de París.
“Con la venta directa recuperamos el valor añadido de los productos. Nuestro objetivo es ir aumentando poco a poco pero sin invertir demasiado y reduciendo al máximo los gastos y costes de producción, buscando el punto exacto de máxima rentabilidad”, argumenta.
Alimentación en base a pasto
La Chènevétrie dispone de 55 hectáreas de terreno, todas dedicadas a pradera, salvo una hectárea que labran con remolacha para recolección en fresco para el invierno. “En 2014 dejamos de labrar y ensilar maíz. Desde entonces, el pastoreo es la base da la alimentación del ganado. Las vacas salen todos los días excepto en enero y febrero, ya que tenemos fincas muy húmedas situadas en la ribera del río, y las crías salen con las madres al pasto hasta los 5 meses”, detalla.
Tienen praderas permanentes plurivarietales de gramíneas y leguminosas y únicamente abonan las fincas con purín antes del corte de hierba seca
El sistema de pastoreo que aplican es rotacional. “El hilo avanza todos los días”, insiste Samuel. Las praderas son permanentes (renuevan 1 hectárea cada año aprovechando la siembra de remolacha) y plurivarietales (usan varias especies de gramíneas y leguminosas, como raigrás inglés diploide, festuca, alfalfa, trébol blanco y achicoria). “Es una planta muy buena a nivel de taninos para la alimentación y es resistente a la sequía, al igual que la remolacha”, aclara.
En invierno suplementan con forrajes propios. “No usamos nada de concentrado, solo pasto y hierba seca. Hasta 2022 hacíamos también silo, pero ahora únicamente hacemos hierba seca, unas 50 toneladas para todo el año”, explica.
Monoordeño
Samuel atiende la granja con la ayuda de su mujer, Lidia, y entre 6 granjas tienen a una persona contratada para las libranzas. Los trabajos agrarios, de siega y recogida de forraje, los realizan a través de una CUMA.
Para reducir la carga de trabajo ordeñan solo una vez al día. Al igual que en Galicia, el monoordeño es algo nuevo y minoritario también en Bretaña, pero Samuel lo defiende como una alternativa a la falta de mano de obra.
La media de producción de la granja es de 3.800 litros por vaca al año sin dar nada de pienso
“Después de 15 años me encontraba aprisionado por el ordeño de la mañana y de la tarde. El robot de ordeño estaba fuera de discusión para mí y encontrar a alguien para reemplazarte todos los días es muy complicado. Cuando hace cuatro años descubrí que era posible ordeñar sólo una vez al día fue toda una revelación para mí. Eso me permite tener tiempo libre para otras actividades, ya que el ordeño de la tarde limita mucho la vida social. Ahora puedo ir a la piscina o a clarinete con mis hijos. La magia de las vacas de leche es la relación con ellas durante el ordeño. Por eso, el monoordeño permite recuperar el gusto por el trabajo. Ahora disfruto ordeñando, pero antes era un sufrimiento diario”, argumenta.
Ahora disfruto ordeñando; antes era un sufrimiento diario
Samuel ordeña todos los días a las 7 y media de la mañana y después las vacas salen al pasto hasta el día siguiente. La producción media de sus vacas es de 3.800 litros al año sin dar nada de pienso. Insiste además en que otro de los beneficios del monoordeño es que redunda en una ampliación de la edad productiva de las vacas. La media de su granja es de 4,5 lactaciones.
Ha probado a hacer cruzamientos, pero en la actualidad apuesta por dos razas puras, la frisona (80% del rebaño) y la parda alpina (20%). “La holstein se adapta perfectamente al monoordeño”, asegura.