Reglas | Esta historia tiene un principio amistoso, allá por mayo de 2021 se firmó el primer acuerdo entre el gobierno y la cadena láctea.
Fue un compromiso asumido por la industria para volcar al mercado el equivalente a 27,5 millones de litros de leche cruda al mes. En ese momento era un aumento de un 60% de lo que se ofrecía en “Precios Cuidados” y de 14 empresas, se pasó a 25.
Con más o menos reparos todos celebraron que se evitó la injerencia del área de comercio en las discusiones y las amenazas de cierres de exportaciones sonaban a disparatadas en un contexto más relajado.
Se venía de un 2020 donde los lácteos habían sufrido el programa de “Precios Cuidados” durante la pandemia con un retraso muy fuerte de los precios en góndola (en ese momento hablábamos de un desfasaje de un 30%) y con ese acuerdo se normalizaba la comercialización interna.
El clima venía acompañando, la producción láctea sumó tres años de crecimiento y los precios internacionales se mantuvieron sólidos, había margen para permitirle al gobierno mostrar que hacía algo para contener los aumentos, aún cuando todos sabían que era puro acting para la tribuna. Hasta que algo falló.
Llegó la sequía, la producción comenzó a mermar, el quebranto en los tambos aumentó y la pelea por el precio de la leche cruda escaló. Con nuevas autoridades en Economía afloró la torpeza gobernante.
La llegada de Massa abrió algunas esperanzas en el sector empresarial, las primeras reuniones eran prácticamente una tertulia de amigos, los recibía saludándolos por el nombre, sonriendo y relatando solo buenas noticias (muchas imaginarias). El impulso duró poco.
Todos los adelantos de dólares que consiguió el segundo semestre del año pasado son los que faltan hoy. Y ya sabemos que cuando en este país faltan dólares la inflación crece. Lo sabemos todo menos los ilustres economistas que manejan el país.
Y como de historia solo saben lo que quieren, comienzan a repetir recetas que han fracaso miles de veces en todo el mundo y, por supuesto, aquí también. Pero Massa no está para dar malas noticias ni meterse en el barro, para eso lo tiene a “Heladera” Tombolini.
El funcionario a cargo de Comercio Interior levantó el teléfono y a lo Ber Gelbard intimó a los empresarios a poner un techo a los aumentos a los tamberos, amenazando con cerrar las exportaciones (cosa que hizo de manera testimonial con algunos embarques).
Tombolini sabe como va a terminar esto, el mercado le va a ganar. Lo saben también los empresarios, que respetarán las “sugerencias” pero van a terminar compensando con otras herramientas. Con muy buen criterio, Saputo se adelantó y “apoyo” a los tamberos con $2 por litro de leche, y luego lo siguieron Punta del Agua más otras compañías.
Por algo muy simple, no hay leche suficiente, por lo que para obtenerla hay que pagarla y el que puede la paga, por más que le digan que no lo haga. ¿O Tombolini cree que solo con sus deseos o los de otros funcionarios se pueden poner los precios? Me gustaría ver la cara de Coronel, si en la próxima reunión paritaria los empresarios le hacen caso a Kelly Olmos y ofrecen cerrar por un 60% anual.
Esto ya lo vivimos, fue el pacto social de Gelbard que terminó en el Rodrigazo.
Pero como esa parte de la historia nunca la reivindica el peronismo, pareciera que no existió. Al negarla terminan no aprendiendo de los errores ya cometidos y se encaminan a repetirlos. En el medio harán mucho daño.