De ahí su primer nombre: Sociedad Gremial de Tamberos de la Zona de Rosario. Unos 85 años después, y ya convertida hace rato en industria láctea, la Cotar sigue enfrentando el mismo problema: puja con los supermercados para evitar que le paguen la leche a los premios.
La Cotar montó en la ciudad de Rosario en 1963 su propia planta industrial, que fue la primera usina pasteurizadora de Sudamérica. Allí están produciendo allí una serie de productos lácteos que desde diciembre pasado han comenzado a ofertar en distintos puntos de venta al público, para evitar los intermediarios.
“Cuando salimos a vender directo a público en Rosario, decidimos que no le venderíamos a las grandes cadenas si no pagaban al contado. Y por supuesto que no nos compraron. Eso era evidente”, contó Bernardo Arocena, presidente de Cotar, a Bichos de Campo.
“Podés decir que dejaron de comprarnos o podemos decir que dejamos de venderles si no se ponían nuestras condiciones. Nosotros no tenemos grandes volúmenes, entonces los estamos colocando perfectamente en negocios de cercanía directamente al público”, resaltó Arocena. Claro que fue un cimbronazo dejar de depender de las grandes cadenas.
Al vender la cooperativa con esta modalidad, cambió notablemente la posición financiera. “Es mejor la condición, porque el consumidor paga en el momento, y llega más rápido de una punta a la otra y sin montones de distorsiones financieras en el medio”, declaró el presidente de Cotar.
Mirá la entrevista completa a Bernardo Arocena:
Sobre la situación lechera en general, Arocena consideró que este inicio de primavera “pinta una tormenta perfecta y al estar en una nebulosa no puedo predecir lo que sucederá. Si comenzamos a exportar creo que se puede mejorar o al menos mantener la rentabilidad. Hoy el precio de la leche en dólares es bajo”, analizó.
Para Arocena, se trata de salir de la lógica de confrontación entre el tambero que entrega la leche y la industria que paga lo que quiere por esa leche. A su modo de ver, hay que pensar en una lechería que juegue de modo más integrado en el negocio, a través de la figura de cooperativas que se modernicen, y en modos más directos de llegada a los consumidores, evitando distorsiones en la cadena con abundancia de intermediarios.
“Tienen que cambiar los roles de las cooperativas, hay que modernizar estructuras, y por otro lado, no es sólo defender el precio. Los tamberos tienen que entender que, además de luchar por el precio, tenemos que tener sentido de pertenencia de nuestra industria”, indicó.
“No es sólo una discusión de tamberos e industriales. Debemos unirnos y defender nuestras propias empresas que son las cooperativas”, reclamó Arocena.
En referencia a la gestión lechera del nuevo gobienro, el directivo cooperativista se mostró confiado. “Creo que puede haber una política interesante. Lo que dice el director nacional de Lechería, Arturo Videla, parece razonable, tenemos que ver cómo abrimos las exportaciones, y creo que tenemos todas las condiciones para competir con países como Nueva Zelanda, pero para eso tenemos que decidirnos, hacer la calidad de leche que corresponda, y lograr precios para competir y ganar plata”, adelantó.
-¿Es posible ganar plata exportando leche con retenciones y un costo argentino alto en impuestos, fletes y demás cuestiones?
-Ahí es parte del Gobierno, que tiene que empezar a evaluarlo. No se trata de parar la producción para que no se exporte y tenga leche barata el consumidor. Tenemos que buscar la forma de competir y ahí sí tendremos leche barata por volumen. Para eso hay que abaratar la parte impositiva, para que nos rinda a todos, sino la leche seguirá estancada como hace varios años. Tenemos que cambiar perspectivas. Si queremos competir con Nueva Zelanda tenemos que hacer una lechería grande y rentable.
Otra de las tareas pendientes, apuntó, es mejorar la estructura de caminos. “Hay que buscar la integración de toda la cadena, y que tenga reglas claras a través del tiempo”, declaró.
Arocena cree que las cooperativas siguen siendo un elemento contenedor para los productores más chicos, pero reconoció que “hay que modificar y modernizar las estructuras. La vieja cooperativa de 90 o 100 años no va más. Tenemos que ver cómo integrar el capital, cómo se participa, porque una cosa es cómo se reparte por capital y otra es la dirección de la cooperativa”.
“La mejor forma de integrar a los tamberos es por cooperativa. El precio de góndola es difícil de modificar. Hay que ir de ahí para adentro, y eso se da con las cooperativas. Estaría bueno que los tamberos piensen en la cooperativa como su industria y participen de ella, definiendo cómo capitalizar todo en las asambleas”, concluyó.