La crisis por la pandemia de Covid-19 ha hecho que más del 50% de la leche producida en Ecuador se comercialice de manera informal.

El sector lácteo busca soluciones. Las empresas del sector lácteo del país tuvieron una buena racha al inicio de la pandemia de Covid-19, pues la incertidumbre hizo que las personas compren más leche y sus derivados.
Pero, con el pasar del tiempo las ventas han caído por el cierre de ciertas líneas del negocio y por la crisis económica que atraviesa el país.
Exasambleísta Norma Vallejo, sentenciada a un año de prisión por cobro de diezmos “Hay cambios en la dinámica del sector porque las clases están suspendidas y porque hoteles, restaurantes y cafeterías han estado cerrados por casi tres meses”, dice dice Rodrigo Gallegos, director ejecutivo del Centro de Industria Láctea (CIL).
Sólo el programa de desayuno escolar del Gobierno significada 250.000 litros de leche al día, explica Juan Pablo Grijalva, gerente general de la Asociación de Ganaderos de la Sierra y Oriente (AGSO).
Entre enero y junio de 2020 los productos lácteos que más han disminuido su demanda son: quesos, mantequilla, dulce de leche, leche condensada y yogur, que son aquellos orientados al segmento escolar y al de restaurantes y hoteles.
En un sector lácteo golpeado hay quienes ven oportunidades1
La baja en el sector lácteo también responde a que el consumo en las familias ha tenido que ajustarse por la pérdida de empleos y la reducción de ingresos.
El problema se agrava cuando la baja en el consumo de los hogares se traduce en una baja de la demanda de leche, que según Juan Pablo Grijalva.
Según información de la CIL, en el primer semestre de 2020 la producción de leche ascendió a 6,6 millones de litros al día, mientras que la demanda en el sector formal apenas llegó a 3 millones.
¿Qué pasó con más del 50% de la producción? Se desvió al sector informal, que no cumple con los estándares de calidad, coinciden Gallegos y Grijalva.
En un sector lácteo golpeado hay quienes ven oportunidades2
A diferencia de otros sectores, el lácteo no puede parar porque las vacas tienen que ser ordeñadas todos los días para evitar infecciones. En ese contexto los productores tienen dos alternativas: desperdiciar el alimento o aceptar ofertas por debajo del precio oficial, que es de USD 0,42.
Para evitar que el mercado informal se aproveche de la situación el sector está trabajando en algunas iniciativas.
Hay oportunidades de mercado
Si bien la pandemia ha golpeado al sector lácteo, también ha despertado alternativas.
Según Gallegos y Grijalva, el sector está trabajando en cuatro propuestas para reactivar la industria y evitar la informalidad:

  • Mejorar los controles en toda la cadena de producción para que todos los actores reciban un precio justo.
  • Revisar los precios para elaborar productos de buena calidad pero a precios más accesibles, para que lleguen a los estratos sociales más bajos.
  • Crear una reserva estratégica de leche.
  • Internacionalizarse.

Sobre esta última alternativa, el sector está evaluando llegar a otros mercados, como el panameño y el peruano, donde la producción no abastece la demanda.
Aunque para eso Ecuador necesita trabajar en competitividad, reconocen los representantes de la industria.
“En el país el precio oficial del litro de leche es de USD 0,42, mientras que en el mercado internacional oscila entre USD 0,25 y USD 0,35″, explica Grijalva.
Empresas del sector lácteo, como La Holandesa, especializada en quesos, ya tienen planes de exportación y también de crecimiento interno.
Fijarse en el consumidor
Si bien el consumo de productos lácteos cayó en el primer semestre del año, las ventas no han sido malas para todos.
Gallegos dice que las empresas que entendieron los cambios de hábitos del consumidor son las que han mantenido estable su producción.
Ese es el caso de La Holandesa, que en medio de la pandemia estrenó una planta de producción y ha lanzado cuatro nuevos productos: yogur, queso crema, dedos de mozzarrella y quesos rallados.
En la emergencia sanitaria la empresa ha mantenido su nivel de producción en 50.000 litros de leche al día en quesos y de 40.000 litros al día en yogur.
En estos meses la empresa siguió comprando a sus 60 distribuidores. Para lograrlo diversificaron las presentaciones de sus productos hacia el segmento familiar. “Las personas han comenzado a cocinar en casa, por lo que buscan cosas prácticas”, dice Álex Escudero, gerente general de empresa.
Además, la empresa ha venido adaptándose a la tendencia de una vida más saludable, lo que fue un acierto en la emergencia sanitaria.
A pesar que las ventas de yogur en el país han caído, las de La Holandesa cumplieron sus expectativas en el primer mes en el mercado porque se trata de alimentos sin azúcares y naturales, explica Escudero.
Los logros de la empresa también responden a alianzas con restaurantes, aplicaciones de entrega a domicilio y a la automatización de sus procesos. “Si bien nos automatizamos eso no significó despidos, sino captación de talento especializado.
El 50% de nuestro personal tiene estudios universitarios y el 20% de cuarto nivel”, afirma Escudero.
Durante la emergencia sanitaria la empresa aumentó su personal de 109 a 115 colaboradores.
Para este año la compañía plantea seguir su ritmo de crecimiento y obtener USD 27 millones en ventas, 30% más que en 2019, cuando su facturación fue de USD 18,9 millones, según información de la Superintendencia de Compañías.
Entre los planes de la empresa también están llegar al mercado estadounidense, por lo que ya tienen la autorización de la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA), así como a países de la Unión Europea.
“Nadie estaba preparado para la pandemia, pero siempre hay que ver la oportunidad”, concluye Escudero.

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