Investigadores de la American Chemical Society desarrollaron una innovadora lengua artificial que utiliza proteínas lácteas para medir qué tan picantes son los alimentos. Este avance científico combina biotecnología y química alimentaria para ofrecer una herramienta más precisa que las pruebas sensoriales tradicionales.
El sistema se basa en las micelas de caseína presentes en la leche, las mismas que ayudan a neutralizar el ardor cuando comemos algo muy picante. Estas micelas actúan como sensores al entrar en contacto con compuestos como la capsaicina, principal responsable del picor del chile, permitiendo cuantificar su intensidad de manera objetiva.
El equipo asegura que esta tecnología podría aplicarse en la industria alimentaria para controlar la calidad y estandarizar niveles de picante en salsas, snacks o comidas preparadas. Además, abre nuevas posibilidades en el desarrollo de alimentos funcionales y en el estudio de la interacción entre proteínas lácteas y sabores extremos.
Fuente: Newswise
											

								


								
															
															
