En la parte final de esta entrevista me gustaría hablar de Manfrey, de la cooperativa y del cooperativismo en general. En los últimos datos sobre procesamiento de leche que compartió el OCLA se observa que el sector cooperativo en Argentina procesa el 5% del total de la leche, y si tomamos otros países exitosos en lechería vemos que el sector cooperativo es mucho más fuerte, llegando a superar el 70 e incluso el 90% del procesamiento de leche. ¿Por qué pasa esto, tuvo que ver la crisis de SanCor para que estemos en esta situación y si es posible que en algún momento el sector cooperativo vuelva a tomar relevancia a nivel local?
El corporativismo sigue siendo una gran herramienta de gestión empresarial que además cumple un enorme rol social. Lo vemos en las localidades del interior donde hay empresas lácteas, pero que además esas empresas lácteas son cooperativas, y el efecto derrame que se genera es mucho mayor, porque una buena parte de la masa de dinero que ingresa a través de la comercialización queda a nivel local a través de productores, de personal, de servicios y demás. Sostengo que sigue siendo una gran herramienta de gestión empresa, ahora si realmente concebimos a la cooperativa de la misma forma que fue concebida desde su creación y no la adaptamos a los tiempos actuales y no le incorporamos el concepto de eficiencia, de competitividad y demás, como cualquier otra actividad, no es posible.
Yo creo que el sistema cooperativo en el pañis funciona, de hecho hay cooperativas no lácteas que son muy exitosas, el caso de ACA por ejemplo es uno de los principales exportadores de granos, y que está formado por cooperativas. Entonces, la cooperativa va a ser viable en la medida que éste que el concepto de eficiencia y de competitividad lo tenga incorporado como cualquiera organización.
Ahora, respondiendo a tu pregunta sobre si lo veo, la verdad es que lo veo difícil, porque cuando esta mañana revisábamos la información esa que se publicó, vemos que hay una gran atomización de industrias, que no existe en otros países semejante nivel de atomización. Eso de alguna manera pone de manifiesto que muchas veces cuando se habla por ahí de cartelización de la actividad, es una clara demostración que no existe.
En los otros países, el caso por ejemplo de Estados Unidos que visité hace un par de años, son las cooperativas de última generación y esas cooperativas abren el capital para que pueda ingresar un inversor y pueda tener parte de ese capital y acá en Argentina no se podría hacer, porque la ley de cooperativas precisamente no lo permite. Pero es un ejemplo interesante para ver, porque las cooperativas en el caso de EEUU son muy rentables y muy atractivas para los inversores para que pongan su dinero ahí.
También es cierto que los productores en otras partes del mundo para formar parte de las cooperativas aportan dinero, capital, y yo no me imagino acá a un productor que aporte capital para que la cooperativa le reciba su leche y que el precio sea la consecuencia de la comercialización de lo que reciba, que generalmente suele ser un precio de mercado, muy similar a lo que se paga en el mercado, con lo que no hay un atractivo para que el productor aporte dinero.
Hoy cuando analizamos la relación entre productor e industria ya no existe más ese tipo de fidelización que había hace algunos años cuando el productor le entregaba siempre a la misma empresa. Hoy el productor está muy informado, se cambia muchísimo de una empresa a otra y hay un elemento que es muy importante que tiene que ver no solamente con el precio, sino con el servicio que le da esa empresa y de credibilidad. Hoy el productor no quiere correr riesgos. La credibilidad y la confianza son elementos fundamentales, por lo que no es solamente el precio lo que el productor analiza, juega mucho la confianza y el servicio que la empresa pueda brindar, y en ese aspecto una cooperativa sí puede marcar la diferencia.
Manfrey es una empresa láctea regional, ¿en algún momento pensaron en expandirse, o se sienten cómodos en la actual posición?
Hace 25 años que estoy en la Cooperativa, y el proceso de crecimiento fue constante, nosotros mismos a veces no nos damos cuenta. Tengo una anécdota, cuando el actual gobernador Schiaretti era o Ministro de Industria o Vece Gobernador de De La Sota y estaba visitando la planta, mientras la recorríamos me dice, “con esta facturación no pueden más acceder a la ley de promoción” que existía en ese momento, y le pregunto por qué, y me dice, “no son más PYME”. En ese momento no nos habíamos dado cuenta que habíamos dejado de ser Pyme.
Hoy estamos atravesando un proceso no de consolidación, sino de crecimiento, ponemos por encima de todas las cosas el mercado, que lo más importante, porque creo que uno de los problemas que tienen la lechería de nuestro país es que muchas veces se creció en función de recepción de leche. Nosotros podríamos tener una recepción mayor que la actual, pero si esa leche después no se convierte en productos rentables el resultado no va a ser bueno y eso nos va a llevar a un círculo vicioso. Entonces, nosotros, básicamente, tratamos de poner el mercado por delante de todas las cosas y una vez que tenés el mercado, después la leche aparece. Y es lo que venimos haciendo.
Esa afirmación me lleva a preguntar ¿cuál es hoy el mercado para Manfrey, cuáles son los productos que más rentabilidad les dan y dónde está el negocio de la empresa?
En primer lugar, más que con el producto, tiene que ver con los canales. Tenemos una participación importante de canales y tratamos de tener una participación más acotada en los Súper. Es cierto que eso por ahí te quita presencia, pero estamos en las grandes cadenas, aunque con una participación más acotada y siempre con una política de poder crecer en aquellos productos que tengan una mayor contribución marginal.
Manfrey se ha posicionado en los últimos años como una empresa fundamentalmente en la línea de fresco que son las leches fluidas, yogures, postres y demás. No digo que no hagamos leche en polvo o quesos, que los hacemos, pero hemos tenido un crecimiento importante en la línea de frescos. Precisamente eso tiene que ver con la estructura comercial que tenemos con distintos centros de distribución en diferentes partes del país.
Hablabas de la línea de frescos y justamente, esta línea está enfrentando a nivel mundial un nuevo competidor, las alternativas vegetales, que en algunos casos son comercializadas en las mismas góndolas, con etiquetas que pueden ser confusas. ¿Cómo están evaluando ustedes este crecimiento de las bebidas vegetales, creen que es un negocio en el que las industrias lácteas deben involucrarse, como está sucediendo tanto a nivel global como local, es una amenaza real o por ahora no?
Lo peor que podemos hacer es mirar para el costado cuando hay una realidad que está marcando, que si bien hoy el mercado es chico pero que está creciendo y es una alternativa.
Me parece que en lo que hay que tener cuidado, para no confundir al consumidor, es en la denominación del producto, porque muchas veces se dice “leche de” y en realidad es una bebida vegetal. Leche por definición es el producto extraído como consecuencia del ordeño de un mamífero, con lo cual el producto vegetal no es leche.
Algunas empresas lácteas han incursionado, están vendiendo sus productos y creo que es un mercado que va a crecer y probablemente muchas terminemos comercializándolo, esa es una realidad.
No lo tenemos que ver como una amenaza, hoy hay permanentes procesos de cambios en las tendencias de consumo y esta es una más, no podemos negarlo, y lo que tenemos que hacer es saber que esto existe y no negarlo, porque si lo negás probablemente termine impactando y dañando. Pero aclaro, es una bebida vegetal, no es una leche de nada, la leche es otra cosa.
Quiero cerrar con una reflexión, hoy, puntualmente no podríamos decir que estamos en una crisis, pero es común que cuando hablamos de la lechería argentina siempre la asociamos con la palabra crisis. ¿A qué crees que se debe que vivamos de crisis en crisis?
La crisis en la actividad es una constante, y merece un análisis. A principio de los 90 producíamos 5.000 millones de litros, con esa producción en algunas épocas del año había saldos exportables y en otras épocas debíamos importar porque la leche no alcanzaba para abastecer el mercado interno. A finales de los 90 Argentina producía 10.000 millones de litros y con un consumo per cápita de más de 200 litros año. ¿Qué paso?
Creo que esos datos son una clara demostración de que habiendo estabilidad monetaria puede generarse crecimiento, no solamente en ésta, sino en todas las actividades, porque hubo además un fuerte aumento a nivel de consumo interno y en la dieta los lácteos quedaron incorporados más allá de pequeñas caídas que hubo a lo largo de los años, hoy los lácteos en la Argentina, aún no estando en esos 200 litros, su consumo sigue siendo buenos.
En el medio de todo eso entre 4 y 5 mil tambos quedaron en el camino y seguimos teniendo prácticamente la misma producción o un poquito más. Entonces ¿Qué pasó?
Y ahí volvemos a lo que hablábamos al principio, si no logramos generar los consensos para implementar los cambios necesarios para que el crecimiento de la actividad no signifique un dolor de cabeza, porque muchas veces cuando la producción creció y hubo que exportar con quebranto terminamos generando crisis. Porque todas las crisis del sector siempre fueron por desequilibrio entre oferta y demanda, siempre. Con una demanda retraída y una producción que crecía y así sucesivamente, esto es histórico, y en ciclos que cada vez son más cortos.
Vos decías que no estamos en crisis, yo digo que estamos saliendo y que ojalá no estemos entrando en otra. Cuando digo que estamos saliendo me refiero al desacople que tenía el productor con sus principales insumos, pero de hecho, tenemos una crisis que es ajena al sector y es la macroeconomía, donde hay una enorme pérdida de poder adquisitivo y eso de alguna manera afecta al consumo.
Creo que como sector, los dos principales eslabones que formamos esta cadena tenemos que generar las condiciones para ser súper competitivos, que la exportación no sea un quebranto, pero además tenemos que tener políticas generales, para que esos consensos, esas decisiones no sean modificadas por ningún gobierno que venga después. Recién hablábamos de las retenciones como un tema casi religioso, y me parece que hasta que Argentina no logre estabilizar su macroeconomía, que se establezcan pautas de crecimiento, de inversión, vamos a seguir sufriendo estos vaivenes. La lechería no es ajena a los vaivenes que sufre la macro. Las crisis del sector también son consecuencia de esto, la salida de la convertibilidad, las tablitas cambiarias, devaluaciones, etc. por eso digo que al empresario argentino, si hay algo que reconocerle es la capacidad de adaptación que tiene, porque hemos pasado situaciones muy complejas y en el medio de todo eso hay empresas que quedan en el camino con lo que eso significa a nivel social.
La lechería no es ajena a esos problemas, entonces lo primero es solucionar los problemas macroeconómicos de nuestro país. El tema de la inflación es un tema que el mundo ya resolvió, y ¿por qué hay tres países en el mundo que tienen alta inflación? No hay secreto en esto, el mundo ya resolvió esta cuestión, y la inflación afecta a todos.