Las estadísticas oficiales dan cuenta de que la producción de leche este año bajó 15%, aunque en mayo comenzó a mostrar un cambio de tendencia. Ese mes la diferencia en producción respecto de mayo del año pasado se redujo a 10% y el volumen fue 6,6% mayor al de abril de este año.
INDUSTRIA
" esta menor oferta de materia primera tiene que ver con el impacto del clima, la seca del año pasado y las temperaturas muy altas del verano que condicionaron a la productividad de las vacas"

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En el Centro de la Industria Lechera, cámara que agrupa a las empresas más grandes del sector, el dato preocupa porque encarece costos, pero también hay fuerte preocupación por lo que pasa con la demanda y sobre todo la interna.

ercole felippa

El titular del CIL, Ercole Felippa, dijo a Bichos de Campo que esta menor oferta de materia primera tiene que ver con el impacto del clima, la seca del año pasado y las temperaturas muy altas del verano que condicionaron a la productividad de las vacas.

“Pero hay otros aspectos que yo entiendo que tienen que ver, según datos que se van conociendo por las fundaciones de vacunación contra la aftosa, que hay un achicamiento del rodeo. No nos olvidemos que el año pasado, cuando se implementaron los tipos de cambios diferenciales para la soja y el maíz, hubo muchas productoras que directamente dejaron de darle concentrado y en otros casos hubo reducción del rodeo para poder alimentar el resto de los animales. Todo eso afectó a la producción y se manifiesta ahora”, expresó.

Felippa dijo que la producción se irá recuperando en adelante, pero que el balance del año será negativo y que al cierre del 2024 tendremos una caída significativa respecto de los picos de producción logrados poco tiempo atrás.

“A fin de año vamos a estar entre 7% y 9% por debajo de lo que fue el año pasado, algo para nada habitual. Estamos hablando de cifras importantes” indicó.

La caída es fuerte pero no pone en riesgo el abastecimiento interno de lácteos, mercado que se encuentra muy castigado por la crisis económica.

“Claramente estamos atravesando un momento de caída del consumo como muy pocas veces se dio. En términos ponderados la caída del consumo está en el orden del 15 o 16%, pero vemos que para algunas familias de productos es mucho mayor y eso tiene que ver básicamente con la enorme caída del poder adquisitivo de los consumidores, producto de los reacomodamientos que estamos teniendo en la macroeconomía”.

Felippa sabe de la importancia de la demanda local donde se destina el 70% que producen los tambos: “No nos olvidemos que el consumo interno es uno de los principales motores para que funcione la economía. En la medida que se va recomponiendo el poder de compra de los ciudadanos probablemente el consumo vuelva a sus niveles habituales”.

Luego hizo una salvedad, le puso una cara humana a los datos estadísticos y explico: “Tenemos un segmento importante de la población que le está costando mucho poder acceder a un alimento esencial como son los lácteos. Entonces, muchas veces se analizan datos estadísticos y decimos que el consumo de lácteos en Argentina es bueno, claro que sí, pero también es cierto que hay un importante número de habitantes que no están teniendo acceso”.

Más de la mitad de los argentinos es pobre, una locura impensada pocas décadas atrás que hoy golpea a la mayoría de las actividades agropecuarias que tienen libertad para exportar, pero muy baja o nula competitividad y un deterioro social inaudito con el que conviven a diario.

El otro canal comercial es la exportación que está dando buenos resultados por una cuestión coyuntural. Los problemas climáticos que se dieron en el sur de Brasil afectaron a la producción y dispararon su demanda de lácteos lo que mejoró el precio.

“Veníamos con valores de 3200 dólares por tonelada de leche en polvo, lo que es bueno en términos históricos pero que no eran competitivos aun cuando no se están aplicando derechos de exportación. Luego de ese episodio el precio subió a 3800 a 4000 dólares, lo que mejoró la ecuación del negocio que es ajustada, pero permite sacar el volumen que no se está consumiendo el mercado interno”.

El gobierno de Javier Milei tiene todos los cañones apuntados al ordenamiento de la macroeconomía, pero las diferentes actividades productivas tienen sus agendas propias que requieren de una mirada particular y de interlocutores en las dependencias públicas que conozcan a cada sector.

En el caso de la cadena láctea Felippa consideró que “tenemos una agenda de trabajo, que se viene desarrollando desde FUNPEL, donde prácticamente se abordan todas las cuestiones estructurales y estratégicas de la lechería. La Argentina debe crecer en producción y debe crecer en exportaciones. Y el crecimiento en exportaciones no debe ser a costa de quebrantos, debe ser a costa de un crecimiento genuino de la actividad. Para eso sí tenemos que desarrollar, tanto a nivel de producción primaria como a nivel de industria, una agenda de competitividad que nos permita inserción nuevos mercados y vender con valor agregado”.

 

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