Carlos Sierra, productor lechero, empresario y actualmente directivo de la SPLF, recordó sus inicios en el rubro, la evolución de la producción de leche y destacó la importancia del recambio generacional.

¿Cómo fueron sus inicios en la lechería?

Mis inicios en la lechería fueron en el año 1985 al recibirme de ingeniero agrónomo, cuando ingresé a la regional de Conaprole, hasta que me hice cargo del grupo Nuevos Rumbos. Al poco tiempo sumó al grupo de San Gerónimo y eso me acercó a los productores, que asesoré hasta el año 2000.

Un poco antes, en 1994, decidí comprar un tambito mediante el BROU, con 30 vacas de producción y 14 secas, y ahí me subí al carro de la lechería, aprendiendo de mis asesorados, y con aciertos y errores llegamos hoy a 600 vacas, haciendo el traspaso generacional. Es una producción apasionante y tanto los errores como los aciertos se ven al otro día en el tanque por los litros de leche.

Una lechería muy diferente a la que tenemos hoy…

Yo les cuento a mis hijos y no pueden creer que en 1986 los productores sacaban la leche en tarros, que se llevaban hasta la portera, y había que lavarlos con agua y jabón para poder volver a llenar. Yo agarré una etapa de innovación tecnológica, con tambos que tenían luz eléctrica, máquinas para ordeñar y Conaprole incentivó los tanques de frío y eso llevaba a proyectos de inversión.

Después vino también la conservación de forraje por medio de los silos.

Conaprole evidentemente generó una innovación tecnológica para el rubro en esos años, desde 1986 a 1996, que hubo que trabajar mucho en los perfilamientos, reperfilamientos y presentar informes y eso fue una etapa de innovación y de muchos desafíos.

¿Ese cambio de paradigma fue el que generó que hoy el productor atraviese de mejor manera eventos adversos, como en este caso la sequía?

Hay un desarrollo y un crecimiento importante, por eso el aumento de producción, porque el productor sigue invirtiendo a nivel de agua en la parcela, que ha sido más que importante, o como las salas de espera con sombra y agua, que ha determinado que la lechería siga creciendo. El productor cuenta, a su vez, con variedades nuevas de pasturas que se han ido incorporando en la medida que se fue fortaleciendo, para enfrentar estos cambios que han sido importantes.

Hasta el 15 de enero tuvimos una seca muy importante donde los maíces de primera tuvieron que ser ensilados antes de tiempo. El clima ahora nos da una mano, con un cambio en la producción de forraje que ha sido enorme, y el tambero ha tratado de ir concentrado las pariciones en otoño.

¿Qué significa para un tambero ser socio y por otro lado directivo de la SPLF?

Estoy integrando la Directiva y soy una persona a la que le gustan mucho las charlas y talleres con eventos mano a mano que son parte de nuestro ser, como seres sociales que somos.

Me gusta mucho y, a pesar del tiempo que uno le destina a la actividad gremial, es más lo que la gremial brinda a sus directivos, que lo que los directivos le brindan a la gremial.

Aprendo muchísimo, intercambio ideas, no solo en la SPLF, sino a nivel del país, como puede ser con instituciones importantes con las que se intercambian ideas permanentemente, donde se analiza el rumbo de cada actividad.

¿Hacia dónde debe apuntar la SPLF?

Las gremiales, no solo la SPLF, lo que debemos hacer es defender a nuestro gremio, para fortalecer, en este caso, a los tamberos y buscarles las herramientas para que se fortalezcan cada día más. Como cuando nos tenemos que reunir con la Intendencia para mejorar los caminos y que el productor pueda llegar más fácil.

Se hizo un convenio con la Intendencia de Florida para hacer afloramientos de agua, aportando el 25% de cada proyecto y el resto se puede financiar con Microfinanzas.

Buscamos, en cada momento, ayudar a nuestros socios y a los productores en general.

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