“Vienen por todo”, “lo próximo es la leche”, “es el comienzo de una nueva pelea contra el campo” frases como estas fueron las primeras reacciones de los lecheros en las redes, pero luego de las conjeturas llegó el lamento concreto, porque hoy las vacas lecheras de descarte son una fuente de ingreso importante para los tambos, justamente esas se exportan y no tiene salida en el mercado interno.
Por lo que esta medida ya impacta en el sector lechero primario, pero mucho peor sería que se cierre el mercado externo para los lácteos en un contexto de precios internacionales firmes, demanda sostenida y una producción primaria por encima del promedio de los últimos años.
En base a esta preocupación, nos pasamos los últimos dos días hablando con diferentes actores del sector para saber qué avizoran. Todos pidieron reserva, la respetaremos, pero sí contaremos las miradas, las certezas y temores.
Lo primero que hay que decir, no hay ninguna señal concreta que indique que se pueden cerrar las exportaciones a los lácteos, pero tampoco las había respecto a la carne hasta este lunes.
¿Qué es lo que demora el acuerdo?
Nadie lo sabe precisar de manera concreta, porque tanto desde las industrias como desde el Ministerio de Agricultura sienten que todo está listo y ya comienzan a preocuparse por la demora.
Demora que aducen se está dando en la Secretaría de Comercio, de la cual no reciben instrucciones claras para avanzar con la firma o sobre qué habría que corregir si es que algo no está dentro de lo pretendido.
En esta demora es donde crecen las dudas. ¿No conforman los volúmenes, los precios, las distribuciones? ¿Puede el área más dura del gobierno tomar la misma medida que con la carne? Nadie responde, porque nadie lo sabe. No tenemos claro quiénes son nuestros interlocutores dijo un empresario, todo lo que acordamos con un área debe ser revisada por otra, y así es muy difícil progresar y ejemplos como el de la carne no hacen más que sembrar dudas y temores, porque sería desastroso para la cadena un cierre en este contexto.
