El empresario Flavio Mastellone, accionista de Mastellone Hnos., que tiene la marca La Serenísima, alertó que las retenciones a las exportaciones de productos lácteos (la leche en polvo tributa un 9% y los quesos 4,5%) le están haciendo perder competitividad a la actividad.
“Hoy en día no somos competitivos. Ese 9% duele, porque es difícil ver que ese porcentaje lo reciba un solo renglón de la matriz exportadora. Como empresario argentino y como parte de esta cadena láctea, lo que más incomoda son los desequilibrios, las desigualdades. Me cuesta ver que determinados renglones de esa matriz exportadora tiene un 4% y 5% de retenciones cuando con la leche tenemos un 9%. Por otro lado, muchos de esas categorías, con menos DEX, se compensan a su vez con reintegros”, remarcó en una charla con la prensa organizada junto a “La Porteña, Periodistas Agroalimentarios”, en el marco de una visita a la planta de 14 hectáreas que la compañía tiene en esta localidad bonaerense.
Para Mastellone, este es uno de los temas a revisar para generar un crecimiento a futuro. “Van cambiando los contextos y dentro de ese cambio de contexto, ahí es donde nosotros tenemos que ser flexibles. Hoy como empresa, todo lo que es el rubro quesos para exportación, quesos duros, sueros, estamos muy bien, con capacidad para lo que es exportación”, dijo.
Explicó que, al considerarse dentro de un complejo exportador, el de la leche en polvo “es necesario para el equilibrio” en la economía.
“Ahí se debe trabajar. La Argentina tiene un potencial. Pero de alguna manera tenemos que solucionar estas desigualdades y desequilibrios que estamos teniendo dentro de la cadena porque fueron intervenciones que en un primer momento no generaron ningún ruido dentro del escenario pero con el tiempo se hizo imposible competir. Más aun con la caída actual del precio internacional de la leche en polvo, donde un 9% es directamente inviable, se hace difícil”, agregó.
En este contexto, con una mirada a largo plazo ve positivas las perspectivas para la actividad. “Como sector, si arreglamos estas desigualdades, vamos a poder manejar un equilibrio entre mercado interno y exportación. La actividad necesita trabajar sobre la matriz de exportación y hoy es fundamental”, insistió.
Mastellone entiende al mercado interno y externo como uno solo. “Si es más rentable un mercado, se direcciona la transformación de las materias primas hacia ese mercado”, dijo. En esta línea, adelantó que en los próximos cinco años su compañía prevé destinar el 50% de su producción a la exportación. Vale recordar que en la actualidad el 75% de los procesos de materia prima tienen como destino el mercado interno.
“Hay mucho para trabajar. Tenemos un potencial enorme como país y como agroindustria y en el sector lechero tenemos mucho para trabajar. Como empresa planteamos que vamos a tener una mayor participación en la exportación. Sabemos que es un desafío muy importante pero lo queremos llevar en los próximos cinco años: el 50% de la producción que recibe la empresa (con los volúmenes ampliados a los actuales) sea destinada a la exportación. Esa sería la idea de la empresa”, contó.
“Nosotros tenemos una gran participación en el mercado interno y vemos que va a ser difícil crecer en volumen ahí y ese crecimiento va a estar dado en la exportación. Es una ecuación lógica. Y, creo que más allá de la empresa, es el país es el que tiene que pensar, con las ventajas comparativas que tiene, llegar al 50% de las producción de leche destinarla a la exportación”, añadió.
Luego de las PASO, el Gobierno hizo una devaluación de más del 20% que afectó a los productores que tienen insumo dolarizados. Mastellone dijo: “Sabemos que en la lechería las devaluaciones para corregirse, porque la mayor parte se vende en el mercado interno, tardan entre cinco y seis meses y no tenés la corrección al otro día. Entonces eso duele, duele mucho”.
El mercado internacional
En el marco de la charla para la prensa, Gustavo de la Vega, director de Compra de Materia Prima Láctea de la compañía, explicó que el contexto internacional no es el mejor para las empresas exportadoras argentinas de leche en polvo, que también afecta indirectamente a los tamberos porque con precios internacionales en baja no se le puede mejorar el valor de su materia prima.
“Hay cuestiones que son macro que exceden a la industria y que tienen un efecto importante sobre el precio del productor, como lo es el precio internacional de la leche. Es el excedente de leche que no se consume en el país y necesariamente debe salir. En la actualidad estamos atravesando un tema de precios internacionales complicado. Eso el productor lo tiene claro y la devaluación es otro tema que también tiene claro el productor y compartimos permanentemente con ellos todos los análisis, tanto financieros o económicos de corto, mediano y largo plazo entendiendo que la devaluación pega automáticamente en todo lo que son los costos del productor o en la mayoría de ellos: las vacas comen pasto y granos que tiene una actualización automática en precio dólar y la leche tiene un 70% de destino mercado interno y esa actualización no se da la misma velocidad que en lo automático de una devaluación. Sin ninguna duda tienen o tenemos por delante todos unos meses difíciles”, contó.
Según detalló, cuando hay una devaluación el precio al productor luego se va recomponiendo: “Lejos de ser un improvisado, el productor es un gran profesional y tiene una gran capacidad en torno a las situaciones cambiantes enorme. Esto es diálogo y acompañamiento”.
A medida que en el sector se va aumentando el precio de góndola, se va acomodando el valor al productor. En este contexto, la empresa dialoga con el Gobierno e históricamente viene participando de los programas de precios de la canasta que se ponen en marcha.
Volviendo al mercado internacional en baja, el directivo lo resumió en tres palabras: no hay demanda. Según describió, el mercado internacional de la leche es muy chiquito en relación a la leche que se produce en el mundo y un país como Nueva Zelanda, que duplica la producción argentina, representa la oferta del 50% del mercado internacional.
“Su cliente natural es China, que es una máquina de aspirarse mercaderías. El último tiempo hay dos o tres cuestiones que están afectando. Además de demanda puntualmente, se encuentra el tema de que China está creciendo muy fuerte en la producción interna a tasas del más del 7%, satisfaciendo de alguna manera también su mercado interno. Por otro lado bueno, China está en una suerte de recesión. Es así que Nueva Zelanda, con su cooperativa Fonterra, salió a bajar los precios para colocarlo en el resto del mundo, donde habitualmente no participa. Por ejemplo, en uno de los destinos más importantes de la Argentina en términos de productos lácteos de exportación, que es Argelia junto con Brasil”, afirmó.
“El gobierno de Argelia hace una licitación y en estas dos últimas licitaciones Nueva Zelanda se las adjudicó por precio y así perdimos un mercado muy importante de volumen, tal vez no tanto de precios o de productos con valor agregado. El precio internacional del producto en los últimos dos GDT (Global Dairy Trade) bajó un 20%. Nos quedó Brasil, pero hay un lobby importante del productor brasileño para que se corten las importaciones y se restrinjan un poco las importaciones de leche”, añadió.