La pérdida masiva de explotaciones ganaderas ha puesto en pie de alerta a la industria láctea española, que advierte del riesgo de desabastecimiento si no se toman medidas, especialmente por el aumento de la población y el crecimiento del turismo.
Fenil, la patronal que agrupa a empresas como Central Lechera Asturiana, Pascual, Lactalis o Leche Río, considera prioritario la inclusión del sector entre las prioridades de la Ley de Industria y Autonomía Estratégica, con una asignación de fondos específicos para su desarrollo, además de incentivos fiscales.
En España, en 1992 había un total de 145.004 explotaciones ganaderas dedicadas a la producción de leche, pero desde entonces la cifra no ha parado de caer. Hace diez años apenas quedaban ya 18.000 y al cierre de 2024 ese número se redujo a únicamente 9.500. Pero lo peor es que, lejos de frenarse, la tendencia va a más.
Ernesto Castro, el presidente de la organización, explica que “cada año se pierde aproximadamente el 6% de las explotaciones ante la falta de relevo generacional y de apoyo al medio rural” y, aunque admite que la producción hasta ahora permanece estable, por el mayor tamaño de las granjas, “si no se toman medidas podría llegar a caer hasta un 15% en los próximos años”. De hecho, aunque 2024 fue el segundo año de la serie histórica en el que más leche de vaca se produjo en España, en 2025 se observa ya una cierta caída de la producción.
La demanda crece
El problema de fondo, según dice, es que “la demanda a nivel mundial está creciendo, por lo que si España no quiere depender de las importaciones se tendrán que tomar medidas”. El presidente de Fenil deja claro que “nuestra misión, desde el sector, es reducir la dependencia y vulnerabilidad de la población española, garantizando, en el corto, medio y largo plazo, el acceso a las personas consumidoras a alimentos esenciales, como son la leche y los lácteos”.
Déficit comercial
De momento, la falta de producción láctea está provocando ya un déficit comercial sin precedentes en el mercado. “El sector lácteo realiza exportaciones por valor de 1.800 millones de euros mientras que la importación supera los 3.000 millones”, dice Castro. De hecho, uno de los grandes problemas a los que se enfrenta la industria es a la importación masiva de quesos a precios muy bajos procedentes de países como Países Bajos o Alemania. Aunque, según Castro, España tiene una gran variedad de quesos de alta calidad, los precios se sitúan en un nivel superior a los de importación, frenando su crecimiento.
El presidente de la Fenil explica que “el 40% del queso del que se consume en España es ya de importación”. Con 60.000 trabajadores en total, incluyendo tanto la industria como las explotaciones ganaderas en el campo, y más de 10.000 millones de facturación, el sector urge así a que haya un marco regulatorio y medidas favorables para poder impulsar la producción nacional.
