Día a día crecen las especulaciones que aseguran que las fuertes compras de alimentos que está realizando el gigante chino tiene como finalidad estar preparado para un posible conflicto bélico.

Las compras de lácteos del gigante asiático crecieron en el primer bimestre del año en un 27,1% respecto a igual período del año pasado. Estos números son coincidentes con los de las carnes, que incluyendo aviar, porcina, vacuna, caprina y menudencias, la cifra es un 20,8% superior para el primer trimestre del año comparando con 2020.

Las importaciones de productos agrícolas también siguen creciendo de manera notable: en el primer trimestre fueron de 3.760.600 toneladas (+62% más que en el mismo período de 2020) por un valor de 14.973 millones de dólares (+71%). La mayor parte de las compras en el rubro agrícolas corresponde a poroto de soja con importaciones en enero-marzo pasado de 2.117.800 toneladas, una cifra 19% mayor que en el primer trimestre de 2020.

La suma de todos los productos agroindustriales –carnes, granos, harinas vegetales, lácteos, frutas, alimentos elaborados, bebidas, etcétera– fueron en el primer trimestre del año de 49.687 millones de dólares versus 37.129 M/u$s en enero-marzo de 2020 (+34%).

La pregunta que se hace el mundo es por qué sucede esto

Cada vez más analistas están mirando a Taiwán. Un artículo de Valor Soja publicado por Bichos de Campo indica que “un conflicto bélico entre EE.UU. y China, motivado por la intención de la nación asiática por anexar a la isla de Taiwán por medio de una invasión militar, es una de las principales hipótesis que explican los grandes volúmenes de granos y alimentos importados por China.”

Es que un conflicto de tales características generaría una disrupción comercial enorme a nivel global, dado que la nación asiática es actualmente el principal comprador de commodities del mundo. Sería en ese contexto, se especula, que el gobierno chino se está aprovisionando con grandes reservas de alimentos para poder hacer frente a ese escenario.

Preparándose para la guerra

Por supuesto, la verdadera victoria en la guerra nunca se gana sólo en el combate. La logística, el transporte y el control interno son también factores extremadamente importantes que conducen al éxito en las operaciones bélicas. En estas áreas, el régimen chino también ha estado ocupado haciendo preparativos.

Ya el año pasado, el PCCh comenzó a comprar una gran cantidad de grano, petróleo y diversos minerales en el extranjero. Su comportamiento respecto a la compra de alimentos suscita serias preocupaciones. El PCCh afirmó oficialmente que la producción nacional de grano de China alcanzó un récord el año pasado, y sin embargo la compra de grano al exterior por parte del gobierno se siguen multiplicando, que estos datos sean contradictorios no hace más que aumentar la incertidumbre.

Según explica Alexander Liao, periodista de investigación sobre asuntos internacionales en Estados Unidos, China y el Sudeste Asiático de Israel Noticias, a la autoridades chinas los apura el tiempo:

“En los últimos dos años, la cooperación de Estados Unidos con los militares taiwaneses ha sido una excusa para los preparativos bélicos del PCCh, que han avanzado a un ritmo acelerado. En la actualidad, la OTAN Asia-Pacífico de Estados Unidos aún no ha tomado forma, y un gran número de armas avanzadas vendidas a Taiwán aún no han llegado para su despliegue. Estados Unidos tardará entre cinco y seis años en completar su despliegue en Taiwán. Por eso, a los altos generales estadounidenses les preocupa que el PCC ataque a Taiwán dentro de seis años.

Para el PCCh, estos seis años son una preciosa ventana de tiempo. China puede perder la oportunidad de controlar Taiwán si se producen los siguientes acontecimientos: el crecimiento económico de la China continental se ralentiza; el desarrollo tecnológico militar de China comienza a retrasarse; China es contenida por Estados Unidos y sus aliados como Japón, Corea del Sur, India y Australia.

Si el PCCh está dispuesto a asumir riesgos, puede tomar Taiwán por la fuerza en los próximos uno o dos años, mientras la ventana de la oportunidad no se haya cerrado todavía. De lo contrario, la oportunidad puede perderse para siempre para esta tercera generación de funcionarios del Partido Comunista Chino.”

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