Un estudio confirma que el envase de vidrio es el mejor para conservar las propiedades en sabor y frescura de la leche.

En la industria de la leche podemos encontrar varias formas de envasado. El más común a día de hoy es el tetrabrik de cartón, pero también podemos encontrarla en botellas de plástico, de vidrio e incluso en bolsas de plástico si la compramos a granel.

Hubo un tiempo en el que el envase más popular era el de vidrio, que en la actualidad ha perdido espacio frente a los otros envases. Sin embargo, un estudio publicado en el en el Journal of Dairy Science demuestra que el material que mejor conserva la leche fresca es el vidrio.

La leche envasada en vidrio es la que mejor se conserva

Normalmente cuando vamos a comprar leche nos decidimos entre una u otra por sus propiedades nutritivas, su contenido graso y, por supuesto, el precio del litro. No obstante, es hora de comencemos a valorar también el envase en el que viene y la capacidad de este para conservar intactas las propiedades que nos están vendiendo.

Las empresas suelen decantarse por materiales opacos como el cartón para mantener la frescura de la leche a salvo de la luz. Además, estos envases suelen ser más económicos. El problema es que la leche, por su de oxidación ligera y su sabor fácilmente alterable, hace que estos materiales se descompongan y afecten al producto.

La prueba de los envases y la leche

Para concluir que el vidrio es el mejor material para almacenar leche fresca se llevó a cabo un experimento en el que se utilizaban seis materiales distintos para guardar leche pasteurizada entera y descremada: un envase de cartón, otros tres de plásticos con diferente composición, una bolsa de plástico y el vidrio como material control. La leche se almacenó en oscuridad total y se mantuvo a 4°C.

La prueba con las muestra comenzaron al día siguiente y luego se fue comprobando la evolución de cada leche envasada cada cinco días durante dos semanas. En ellas fueron analizando como los compuestos volátiles de los materiales se mezclaban con la leche y alteraban sus propiedades. También se realizó una cata a ciegas para comprobar los cambios sensoriales.

En los resultados finales, las cajas de cartón mostraron distintos sabores desagradables, así como la presencia de compuestos del cartón. El plástico la conserva un buen estado al tiempo que mantiene la leche fresca a salvo de la luz. Pero fue el vidrio el material que mejor conservó la leche sin ningún tipo de alteración sensorial o química.

La leche desnatada es más sensible al material del envase

Estos resultados se hicieron notar mucho más en la leche desnatada. Se hizo especialmente evidente en la cata, ya que los cambios en las propiedades sensoriales como el sabor y el olor eran mucho más evidentes —en tanto que desagradables— en la leche desnatada. Siendo el cartón el que más cambios provocaba.

Los cambios en el sabor se producen por una transferencia de compuestos del cartón a la caja. En la leche desnatada, al no tener la misma barrera de protección del sabor que la entera porque su composición es más ligera, los efectos provocan un cambio más notable.

Según el equipo de investigadores, es necesario tener en cuenta estos resultados ya que el cartón es el envase más utilizado para la leche. Y hacen hincapié en el caso de los menores, ya que este deterioro de la leche envasada en cartón puede influir en la percepción que tienen de la leche y determinar su consumo a lo largo de su vida.

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