-Después de 30 años de hacer queso ¿Qué aprendiste?
-Aprendí el mundo de la elaboración de los quesos, por un lado y por otro, aprendés a tener una cintura y sobrevivir en la Argentina desde el punto de vista comercial. Después a aprender a seguir adelante, por más obstáculos que se te presenten en el camino. Tener un norte y no perderlo.
-Te acordás de las cosas que hiciste por esto, después de todo el camino ¿Qué recordás?
–Durante 5 o 6 años elaboré yo mismo los quesos, no eran los mismos volúmenes, pero bueno había que hacerlo todos los días. En esa época yo traía leche de otro campo y tenía que ir a buscarla si llovía, tronara, a las 5 y pico de la mañana de noche salía con mi camioneta y un tanque de leche atrás, iba a buscar la leche al otro tambo y la traía acá para elaborar, sumaba la leche propia de este tambo. Después las cosas de todos los días, porque imaginate en invierno, si llovía había que andar zapateando en el barro, en esa época no teníamos 4×4 y llevando un tanque de mil 1000 litros se complica. Hubo un año que mi camioneta se quedaba colgada en la huella y tuvimos que improvisar un carro con una yegua para sacar los quesos para los clientes a tiro, así que imaginate.
La fachada de la fábrica donde se procesa la leche, se estaciona y se extrae.
– ¿En ese momento que te motivaba?
-Yo como las cosas las hice con gusto nunca me pesaron y si había que ir para adelante, voy para adelante. No me podía quedar, además que era mi sustento de todos los días, si no lo hacía ¿Cómo iba a mantener a una familia?
– ¿Nunca te pasó que frenaste y dijiste que estoy haciendo?
Por ese lado no, por ahí lo que me bajonea es la situación económica del país, me da como frustración de ver que este país no salga adelante como uno quisiera, pero nada más. Todo lo que es la parte laboral nunca lo viví como una carga, por eso hay que hacer lo que a uno le gusta, porque es ahí donde no te va a pesar el trabajo. Me acuerdo de los sacrificios que hemos hecho, no poder irte de vacaciones por estar con lo justo, pero en ese sentido no me pesa nada de todo eso. Al contrario, uno lo recuerda con mucho cariño.
El esfuerzo se va cristalizando de a poco y por suerte vos vas viendo lo que fuiste creando, en este campo no había nada y todo lo que ves fue hecho de a poco. Todo fue con esfuerzo y eso es gratificante a la larga y más si lo haces con gusto. Por suerte vemos que la marca ya está establecida en el mercado, la demanda es muy buena. No damos abasto con la producción a veces.
Felipe, Paula y Daniel contemplan la fábrica e imaginan el próximo objetivo.
Daniel, Felipe y Paula miran su esfuerzo desde la mesa con quesos. Se miran como si fuese natural haber mantenido un negocio familiar, recuerdan su esfuerzo en cada rincón del campo que una vez estuvo vacío. A lo lejos se escuchan las vacas mugir esperando para entrar al tambo mientras en la ruta van y vienen camiones de leche, máquinas y autos de curiosos que paran en la casita de madera en busca de una horma de queso.