Un estudio de una de las más prestigiosas universidades estadounidenses de medicina sugiere que compañías multinacionales de leche de fórmula influyen en los profesionales de la salud en uno de los distritos más pobres de la capital peruana mediante visitas e incentivos no autorizados en una abierta violación a una ley de hace casi cuatro décadas que prohíbe a los comerciantes promover este tipo de leche artificial en los centros de salud.

“A medida que los mercados de los países ricos han comenzado a estancarse, la comercialización de la leche de fórmula en los países más pobres se está volviendo más agresiva”, dijo la autora principal del estudio, Jessica Rothstein, profesora asociada en el Departamento de Salud Internacional de la Escuela Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins.

La investigación también arrojó que se proporciona poca o ninguna explicación respecto al fomento de la lactancia materna exclusiva.

El estudio publicado en la revista Social, Science & Medicine indica que la influencia de algunos médicos y enfermeras generó que madres pobres alimenten a sus bebés con costosas leches maternizadas.

La investigación se realizó en 2016 y 2017 en el distrito limeño “Villa El Salvador” y precisa que las madres de los bebés tenían diez veces más probabilidades de dejar de amamantar exclusivamente a sus recién nacidos en los primeros dos meses de vida si sus médicos les sugerían que complementaran la lactancia materna con leche de fórmula.

La Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de edad por sus beneficios para la salud de los bebés.

Los médicos peruanos le dijeron al equipo de Rothstein que se les había ofrecido incentivos, como “cursos, conferencias o viajes gratuitos o subvencionados”.

Otros declararon haber distribuido muestras de leche en polvo a los pacientes y cuatro de las 29 madres entrevistadas en profundidad dijeron que recibieron vales o leche de fórmula gratis.

Algunas reportaron que se les dijo que la fórmula era necesaria para el crecimiento del niño y que ayudaría a detener el llanto inconsolable.

La investigación –la primera en Perú con datos de vigilancia diaria de las prácticas de alimentación de los lactantes para demostrar las consecuencias de las recomendaciones de los proveedores de leche de fórmula– arrojó que casi la mitad de las 214 madres participantes había introducido la fórmula en la dieta de sus bebés a los dos meses de edad.

No hubo comentarios inmediatos de los fabricantes de leche ni del Ministerio de Salud a un requerimiento de la AP.

Rothstein dijo a The Associated Press que algunas leches maternizadas ofrecidas a las madres eran de las marcas “Nan”, de Nestlé y “Enfamil”, de Mead Johnson.

También indicó que presentó los resultados preliminares de su estudio a la Comisión Multisectoral para la Promoción y Protección de la Lactancia Materna y a un panel de pediatras, ambos integrados por funcionarios importantes del Ministerio de Salud. “Los miembros de la comisión condenaron estas actividades pero no parecían muy sorprendidos.

Otras colegas en Lima me contaron que el Ministerio no invierte tanto en la protección de lactancia materna contra las compañías en los pueblos jóvenes porque se piensa que las familias pobres no pueden comprar” leche maternizada, indicó la investigadora.

Perú fue el primer país de Latinoamérica en adoptar las directrices de la Organización Mundial de la Salud en 1982. Se prohibió la promoción de los sustitutos de la leche materna en los hospitales y la promoción de esos productos al público o al personal de la salud. También se impidió dar regalos a las madres o trabajadores de la salud. No obstante, no existe supervisión ni castigo dentro del país.

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