A pesar que la producción e industrialización de leche tiene una larga historia en América Latina, la región ha sido tradicionalmente importadora neta de productos lácteos, con diferencias entre países, pues coexisten un pequeño grupo de exportadores netos (Argentina, Uruguay, Nicaragua y Costa Rica, principalmente), una mayoría de importadores netos, y también algunos países que exportan e importan cantidades importantes de productos lácteos (como los casos de Perú y Chile, por ejemplo)...

En esta breve nota se analiza el comportamiento del comercio regional de manera agregada, es decir, contabilizando los volúmenes de importación y exportación de productos lácteos del conjunto 19 países vinculados con la Federación Panamericana de Lechería (FEPALE).
En el siguiente gráfico se puede observar la evolución del comercio regional de productos lácteos en América Latina y el Caribe a partir del año 2000, con estimaciones y proyecciones para los años 2019 y 2020, respectivamente.
Es posible distinguir varias etapas en la serie que se muestra en el gráfico, que parte de una diferencia entre importaciones y exportaciones de unos 4.000 millones de litros (de equivalenteleche) en el año 2000, y a partir de allí la diferencia se va haciendo cada vez menor, hasta el año 2006, producto de importaciones estables y exportaciones crecientes, reduciendo el saldo negativo a la mitad, unos 2000 millones de litros.
A partir del año 2007 se produce un cambio de régimen (dejando de lado el año 2010, que fue cuando más se sintió en la región el impacto de la crisis financiera internacional), con una relativa estabilización en el volumen de exportaciones y un aumento en las importaciones, lo que lleva el saldo comercial regional a los mismos niveles que a comienzos del siglo, unos 4.000 millones de litros de leche por año.
Este comportamiento se puede observar con bastante claridad en el siguiente cuadro, que muestra los volúmenes de comercio en trienios, y allí se observa que entre 2000-2002 y 2006-2008, las exportaciones crecieron un 75% mientras que las importaciones sólo crecieron 5%. Sin embargo, cuando se analiza el período entre 2006-2008 y 2018-2020, las exportaciones sólo crecieron 27%, mientras que las importaciones lo hicieron un 44%. Trienio E
Las hipótesis que planteamos para explicar este comportamiento son dos, que corren en paralelo. Por un lado, a partir de mediados de la primera década del S. XXI, se produjo un aumento del consumo de productos lácteos, como consecuencia de una mejora generalizada en las condiciones económicas de la región. Por otro lado, y como se mencionó en un Newsletter anterior de esta misma serie, la producción de leche de varios países de la región ha perdido el dinamismo que tuvo entre la década del ´90 y la siguiente, lo que de alguna manera disminuye el saldo exportable o aumenta la demanda de importación.
Este comportamiento de la balanza comercial de lácteos no es necesariamente negativo, pues podría estar vinculado con modificaciones en la estructura económica de algunos países, con cambios en sus matrices productivas. Por otro lado, si esta reducción en las tasas de crecimiento (y consecuentemente, en el saldo exportable) se debe a problemas de productividad (eficiencia y cambio técnico), entonces es importante que la cadena láctea regional preste atención al fenómeno, para detectar los inconvenientes que impiden un mejor uso de los factores productivos (tierra, trabajo y capital), e implementar las medidas correctivas necesarias.
Octubre 2020
NOTA: El volumen se mide en “equivalente-leche”, que es una unidad de medida que sirve para homogeneizar distintos tipos de productos según la cantidad de leche que se utiliza para su elaboración. Por ejemplo, un coeficiente de 7,60 indica que se requieren 7,60 litros de leche para elaborar un kilogramo de producto.
La estadística que publica la FAO, en su sitio FAOSTAT, que está basada en coeficientes según el método de “sólidos totales”1 , como por ejemplo mantequilla (6,60), quesos (4,40), leche en polvo entera y descremada (7,60), leche condensada y evaporada (2,1) y suero en polvo (7,60), por citar los casos más relevantes.
Fuente: Portal Lechero

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