En una entrevista con Efe, en la que analiza las propiedades de los yogures, la doctora considera estos alimentos como un “buen complemento para la dieta alimentaria”, que además añaden la fuente de proteínas en pacientes mayores y personas frágiles.
Normalmente, afirma la especialista, las recomendaciones “se hacen en grupos de lácteos y se hablan de dos o tres raciones diarias para la mayoría de la población”, aunque pueden incrementarse “hasta las cuatro” en algunas situaciones especiales.
“Un yogur equivale a media ración de lácteos”, por lo que, para alcanzar las cantidades recomendadas, se pueden utilizar alimentos como leche, yogures o queso, “que es un lácteo que hay que tener en cuenta”, según indica Matía.
La doctora manifiesta que el yogur tiene una matriz de nutrientes bastante densa y rica, entre los que se incluyen proteínas, hidratos de carbonos simples y calcio, que hacen de él un alimento con una elevada densidad nutricional.
En este sentido, la pirámide NAOS, del Ministerio de Sanidad, sugiere la ingesta diaria de productos lácteos, como los yogures, junto a frutas, hortalizas, pan o aceite de oliva, para adoptar estilos de vida saludables y prevenir la obesidad.
En relación a la influencia de los yogures respecto a esta enfermedad, Matía apunta que su consumo regular produce “una menor resistencia a la insulina”, lo que puede ayudar a disminuir la aparición de la obesidad en el futuro.
“Es cierto que, bien integrados en una dieta equilibrada, los yogures pueden contribuir a estos efectos beneficiosos”, subraya.
La doctora destaca que, a pesar de que el yogur no se enmarca “claramente” dentro de la dieta mediterránea, los estudios relacionados con el síndrome metabólico establecen que hay cierta relación entre la ingesta de yogures y la disminución del riesgo cardiovascular.
“Es por la grasa de la leche”, añade la especialista, puesto que “muchos trabajos apuntan a que no hay que quitarla si se busca la disminución de riesgo cardiovascular, porque parece que es más beneficiosa que perjudicial”.