Este aumento en el volumen y valor de las exportaciones es el resultado de una combinación de factores. Por un lado, la calidad de la leche chilena y sus derivados es cada vez más reconocida a nivel internacional, lo que permite el acceso a mercados exigentes. Por otro lado, la diversificación de destinos y la implementación de estrategias comerciales efectivas por parte de las industrias lácteas han sido clave para capitalizar la demanda global de productos lácteos, desde leche en polvo hasta quesos y mantequilla.

El dinamismo exportador es crucial para la sostenibilidad de la cadena de valor láctea en Chile. Al depender menos exclusivamente del mercado interno, los productores y las industrias pueden mitigar los riesgos asociados a las fluctuaciones de la demanda local y las presiones sobre los precios. Las exportaciones generan mayores ingresos, fomentan la inversión en tecnología y eficiencia, y contribuyen a la creación de empleo en el sector agroindustrial.

Para la comunidad láctea internacional, el desempeño exportador de Chile es un indicador de la creciente importancia de los países sudamericanos en el suministro global de lácteos. La capacidad de un país como Chile para aumentar sus volúmenes de exportación, manteniendo los estándares de calidad, lo posiciona como un socio comercial confiable y un competidor a tener en cuenta en el panorama del mercado lácteo.