Detrás de esta acción, estuvieron los productores de leche, quien agrupados en la Fedeleche, dieron a conocer al Ministerio de Salud la existencia de estos productos que en su composición no eral tales.
Hoy, esperan sanciones en contra de la empresa distribuidora y en especial con las marcas que lo comercializaban.
Así lo manifestó la asociación gremial, cuyos máximos dirigentes estuvieron ayer en Chillán durante un seminario sobre tecnologías para optimizar la producción lechera en Ñuble.
Eduardo Schwerter, presidente de Fedeleche, comentó que fueron ellos mismos quienes alertaron al Ministerio de Salud.“Nosotros vimos que había un engaño al consumidor y por eso presentamos una denuncia a fines de junio a la seremía, en Santiago, y también para que fiscalicen y evitar que se comercialicen como queso”, aseguró sobre las medidas en contra de las marcas que venden estos productos.
Los productos, de acuerdo a la denuncia, eran importados desde Polonia, para su comercialización a nivel nacional. Contienen un 26% de aceite de palma, componente que lo transforma en un producto sucedáneo, y que de igual forma, estaba ubicado en las mismas góndolas de los quesos tradicionales.
El reglamente sanitario de los alimentos que se venden en Chile determinan que el queso solamente tiene que estar compuesto por leche, cultivos lácticos y sal. Por el contrario, si tiene algún ingrediente extra, pasa a ser un sucedáneo del producto original, situación que en este caso no estaba estipulada en el rotulado.
Schwerter agregó que lo que buscan como asociación es que “el producto diga que se trata de un sucedáneo, porque la gente ve algo como queso, que tiene su forma y que además están juntos en las góndolas de supermercados, entonces la gente lo lleva y no se detienen a leer en detalle la etiqueta”, y enfatizó en que las etiquetas “tienen que ser claras”.
Desde Fedeleche, aseguraron que son dos marcas las que denunciaron -“Los Lagos” y “Nevados de Puyehue”- por no ser claras en el etiquetado, y que habían otras dos que sí especificaban que se trataba de un producto sucedáneo.
“No hay que inducir al engaño o a la falta de información de los consumidores”, expresó Schwerter sobre las especificaciones que tienen que tener los productos y planteó que “desde que se usa una nomenclatura que no está permitida que la utilicen esos productos, evidentemente es un engaño”.