El queso es un alimento capaz de darnos felicidad. Y no, no es un disparate. Este lácteo milenario aporta una serie de aminoácidos esenciales para el organismo, que solo es posible conseguir a través de su consumo: es uno de los pocos capaces de despertar la serotonina de nuestro cuerpo.
Y créanme: serotonina = Felicidad.
Hay tantos tipos de quesos y cada cual tiene su predilecto, pero todos encierran el secreto que explica por qué nos hacen sentir tan bien. La tirosina y el triptófano están guardados como tesoros en este exquisito derivado de la leche.
La tirosina nos ayuda a concentrarnos, a motivarnos y a aumentar nuestro rendimiento físico y mental. Además, contribuye a que otra hormona, la dopamina, haga que nos sintamos más vitales y en forma.
Además el queso, lleno de gracia y de nutrientes como proteínas y calcio, con sus altos niveles de triptófano, nos regala un sueño saludable y de máxima calidad.
El calcio ayuda al cerebro a aprovechar el triptófano a fabricar la melatonina, sustancia que induce al sueño, y la serotonina que nos regula el apetito, el estado de ánimo y calma el dolor, y las endorfinas, que son sustancias clave en esta combinación de nutrición y felicidad.
El queso influirá positivamente en nuestro estado de ánimo cada vez que comamos, el bienestar será inminente.
Esa sensación de bienestar es generada por la serotonina, así que estamos seguros de que la receta de la felicidad lleva queso.
Nos traerá buen humor y alegría. Aliado perfecto para lidiar con el estrés y la ansiedad.
¡Hoy celebramos su día internacional, y lo lanzamos como la fórmula para el optimismo y el buen humor!
También es posicionado como una de las fórmulas más eficientes a la hora de desarrollar el optimismo y la sensación de placer.
¡Celebremos al queso en su día!