Hablamos de un sector estratégico como la ganadería, hablamos de soberanía alimentaria, pero política y socialmente no somos conscientes de lo que está pasando y de sus consecuencias.
En España hay actualmente 10.500 granjas de vacuno de leche, 750 en Castilla y León, un número que desciende de manera vertiginosa; en nuestra región, a un ritmo del 10 % anual. A pesar de estas cifras, publicadas oficialmente por el MAPA, vemos que las iniciativas políticas, en lugar de ir enfocadas a parar esta sangría, van más encaminadas a bajar el precio de la leche en el supermercado, para abaratar así la cesta de la compra de los consumidores. Esa es la cuestión, ni la gran superficie ni la industria asumen la bajada del P.V.P., el perjudicado es el ganadero.
Contra esto tenemos la Ley de Cadena Alimentaria, que obliga a cubrir el coste de producción de todos los eslabones productivos, y a pesar de que ha habido avances, el ganadero sigue siendo el más débil y sobre el que recaen los mayores esfuerzos, la cadena productiva sigue estando desequilibrada y es necesario una aplicación más rigurosa de la normativa y un mayor número de controles administrativos por parte de la AICA.
Toda esta situación se traduce irremediablemente en una caída de la producción en el primer cuatrimestre del año del 1 % respecto al mismo periodo del año 2022, pero la falta de leche española se compensa por parte de la industria con la importación, principalmente desde Francia. Esto ocurre a pesar de que somos deficitarios en leche, hecho que con el paso de los años se va a ir agravando y vamos a depender cada vez más de otros países para cubrir nuestro consumo interno.
Con el horizonte puesto en el final del verano, veremos empresas que tengan problemas con el suministro de leche a partir de septiembre. De momento saben que pueden bajar precios porque se reduce el consumo de lácteos en esta época y hay importación francesa, pero cuando volvamos de vacaciones a pedir leche a las explotaciones, se pueden encontrar con que el ganadero ya no esté dispuesto a vendérsela o que directamente ya no exista esa granja.
La situación de nuestros ganaderos socios de la Organización de Productores de leche de vaca “Asociación Láctea Empresarial”, se complica mucho de cara a los meses de verano, lastrados por la falta de rentabilidad en sus granjas y con la dificultad añadida a causa de la sequía para encontrar forrajes con los que alimentar a sus animales, y esto se traduce en el mayor sacrificio de vacas para sanear sus maltrechas cuentas, lo que significa de nuevo caídas de volúmenes de leche.
El coste de producir un litro de leche sigue disparado por el encarecimiento de la alimentación, principalmente, pero las industrias, en estos momentos complicados, han decidido bajar el precio de sus compras entre cinco y siete céntimos por litro. Solo dejar esta reflexión: si los ganaderos desaparecen, desaparece la leche española, y sin leche, las siguientes en desaparecer serán las industrias.