‘La situación pospandemia generó dificultades en la economía de los campos. También el aumento del IPC de los últimos años conlleva grandes cambios en la estructura de costos de las lecherías. En este contexto, existen productores que no son bancarizados y han hecho un trabajo de gestión importante y, por lo tanto, han logrado resultados favorables; sin embargo, hay un número importante de agricultores que están con dificultades, pagando créditos en UF, por ejemplo, con la banca, y con el agravante de que el precio de la leche al productor no ha subido al mismo ritmo que los costos de producción’, reconoce Marcos Winkler, presidente de la Federación de Productores de Leche, Fedeleche.
Ya sea en las praderas de Osorno o en los parronales de uva de mesa de Copiapó, el panorama financiero es similar para 2024. Aunque los costos han bajado, la pelea por la rentabilidad no es fácil y el financiamiento bancario está estancado.
‘La crisis logística por la pandemia y la guerra en Ucrania afectó a muchos productores y exportadores frutícolas en su caja, a tal punto que ya hemos visto empresas exportadoras colapsadas y que han pedido reorganizarse, como Santa Cruz y Chisa. Si cada exportadora trabaja con un número grande de productores, entonces podemos entender los efectos en la cadena hacia el productor’, agrega Jorge Valenzuela, presidente de la Federación de Productores de Fruta, Fedefruta.
Aunque se ven luces al final del túnel, como la menor oferta de fruta de Perú este año, o la normalización del costo de los fletes navieros, también es verdad que las empresas agrícolas vienen de varias temporadas muy complicadas en cuanto a rentabilidad y cargan con una mochila importante de carga financiera.
El agro va a cumplir casi un lustro de estancamiento en el flujo de financiamiento bancario, la base para hacer inversiones.
‘El sector agrícola en general presenta para 2024 un panorama difícil, no solamente por el acceso al financiamiento y el costo de este, sino también por la caída de las rentabilidades de varias áreas de la agricultura, lo que sin duda aumenta el riesgo operacional y financiero de las empresas y, consecuentemente, el acceso al crédito’, sostiene Isabel Encina, economista sénior de P&B Consultorías.
Fertilizantes bajan, suben sueldos
Uno de los factores que más golpearon a cultivos extensivos como el trigo o el maíz y a la ganadería en el último trienio fue la fuerte apreciación de los fertilizantes, insumos clave para la productividad en esos rubros. Sin embargo, el pasado año vio aterrizar los precios.
Mientras que los fosfatos llegaron a US$ 1.200 la tonelada, la urea se empinó a los US$ 1.000 la tonelada. Hoy, los primeros rondan los US$ 600 y US$ 400 a US$ 450 la tonelada.
‘La baja en la demanda desde 2022 y el mayor costo financiero asociado a la comercialización de fertilizantes ayudó a que bajaran los precios, pero aún no llegan a los niveles de prepandemia’, afirma Claudio Morales, gerente de CNA.
Desde P&B Consultorías explican que respecto al caso particular del trigo y el maíz, si bien algunos costos han disminuido como los fertilizantes y otros insumos asociados al mercado externo, los costos internos no lo han hecho, principalmente en la mano de obra, afectada por una mayor inflación, como también a las reformas laborales que afectan muy seriamente y de distinta forma al campo chileno. En el caso del mercado lácteo, si bien los costos locales han aumentado, por los efectos ya mencionados que afectan a toda la agricultura, el precio de los insumos, fertilizantes, entre otros, ha caído respecto a los dos años anteriores, mientras el precio local de la leche, a diferencia de los granos, no ha caído para la mayoría de los productores lácteos.
‘Si bien es cierto que los costos han tendido a estabilizarse pospandemia y en algunos casos disminuir respecto de sus valores récord de hace algunos meses, lo que ha significado también un cierto grado de alivio, esta variación no ha vuelto a los niveles de prepandemia’, aclara Marcos Winkler.
En tanto, Jorge Valenzuela explica que en la fruticultura la pandemia marcó un antes y un después en cuanto a costos. ‘La matriz se ajustó al alza, especialmente por la inflación, pero también por un nivel del dólar alto en tiempos cuando debemos importar insumos para manejos agrícolas. Lo que también ha cambiado para siempre es el costo de los trabajadores agrícolas, por lo que las alzas tememos que seguirán y se mantendrán sin grandes disminuciones’.
Diferencias en rentabilidad
¿Y cómo se ve la rentabilidad de los negocios agrícolas para 2024? La respuesta es: depende. No solo los costos son diferentes, sino que también su eficiencia y cómo se comporten las ventas.
Enrique Hott, gerente de Administración y Finanzas de Copeval, prevé en general un año más holgado para los agricultores. ‘A los productores de cerezas les va a ir relativamente bien, y creo que los maiceros no van a estar tan complicados. Sin embargo, para los productores de uva de mesa y manzanas va a ser más complicado repuntar. Mientras que los de uva vinífera vienen de un muy mal año’.
Isabel Encina explica que respecto de la fruticultura existen dos factores fundamentales que están afectando la rentabilidad de algunas variedades de fruta. El primero, explicado por las condiciones climáticas, que en muchos casos están mermando de forma significativa la productividad por hectárea, y la fuerte competencia en los mercados externos con otros países exportadores emergentes, lo cual no solo significa un aumento de la oferta en el período que exporta Chile, sino las ventanas que Chile tenía en el hemisferio norte son, en algunas variedades, muy estrechas debido a los nuevos exportadores entrantes del hemisferio sur que ya tienen volúmenes considerables e incluso mayores que Chile en algunos tipos de fruta y variedades.
Marcos Winkler afirma que en la rentabilidad del sector lechero en 2024 es clave que ‘la industria pague el precio correcto para incentivar el aumento de producción nacional y recuperar la senda del crecimiento del sector, lo cual podría colaborar en recomponer la rentabilidad que se ha perdido a raíz de una difícil coyuntura’.
En todo caso, los conocedores de la industria láctea llaman a estar atentos a los efectos del clima en el sur de Chile, donde se produce el 80% del volumen nacional. La producción de forraje a conservar para el período de abril a agosto fue sensiblemente menor debido al exceso de lluvias y bajas temperaturas. Hay que esperar el período de verano, el que puede mitigar en parte esta falta de forraje con mayor producción de las praderas.
Mientras tanto, respecto al sector cárnico, Isabel Encina explica que también ha tenido menores costos que el año anterior. En todo caso, el precio de la carne es más fluctuante que el de la leche producto de que la formación del precio local está fuertemente determinada por las importaciones desde países sudamericanos y EE.UU., lo que hace que el mercado de la carne en Chile tenga mayor volatilidad.
Rinaldo Ratto, gerente de Riesgo Agrícola de BancoEstado, explica que, luego de dos temporadas consecutivas marcadas por bajas rentabilidades y débiles resultados financieros en la mayor parte de los rubros, el sector se enfrentó a un cierre 2022-23 más positivo.
‘Hubo una situación climática más favorable, sumado a un proceso de normalización de los costos de fletes marítimos, los cuales bajaron a niveles prepandemia. Lo anterior, sumado a la normalización de costos de insumos en general, permitió un mejor desempeño operacional del sector. Teniendo presente estos antecedentes, la salud financiera de las empresas agrícolas presentaron una gran dispersión dependiendo del tamaño, ubicación geográfica, rubro, gestión y del nivel de endeudamiento de cada agricultor. Hay rubros como el de arándanos, uva de mesa, uva vinífera y engorda bovina que arrastran ya varias temporadas con malos resultados, mientras que otros han mostrado ser más estables como los cerezos, avellanos, cítricos y algunos frutales de carozo. En las empresas del sector lechero, a pesar de los precios altos, los resultados son muy variables debido a los altos costos de producción, mientras que en los cultivos anuales los resultados han sido históricamente moderados a bajos dependiendo de cómo evolucionen en cada temporada los precios de los commodities’, afirma Ratto.
Bancos temerosos
Si se observan las cifras de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras y la Comisión para el Mercado Financiero, procesadas por Agrocapital, las colocaciones bancarias en el sector frutícola llegaron a $2,03 billones de pesos en agosto de 2023, la cifra es la menor en los últimos cinco años.
Benjamín Barros, socio de Agro Capital, explica que la trayectoria contrasta con la que se vivió en economías de países desarrollados en el mismo período.
‘En los momentos de crisis como los que hemos vivido en los últimos años, los inversionistas en Estados Unidos buscan refugiarse en inversiones seguras, y una opción es la tierra. De hecho, en ese país el valor de los campos agrícolas ha subido. Por el contrario, en Chile hemos visto una restricción en el capital bancario que llega al agro’, afirma Barros.
El ejecutivo explica que en Chile el financiamiento agrícola depende en un grado muy importante de la banca, pues el mercado de capitales todavía no es muy profundo.
El escenario económico que generó la pandemia golpeó la relación entre el agro y los bancos. Por un lado, el Banco Central movió al alza la tasa de interés para controlar la inflación asociada a una fuerte inyección de capital por parte de los gobiernos chileno y del resto del mundo. Adicionalmente, la percepción de riesgo sobre el sector aumentó por los problemas de logística, alza de costos y algunos eventos climáticos.
Jorge Valenzuela afirma que ‘hay programas disponibles, pero las condiciones para acceder se hacen más duras, debido a la sequía y a los créditos que aún se están pagando a la banca. Es urgente sacar un programa especial de financiamiento que involucre no solo a BancoEstado con la venia del Gobierno, como se ha estado haciendo, aunque debe profundizarse. También deben meterse los demás bancos y entidades financieras, fondos de inversión, hacernos atractivos también para ellos, y lograr una relación para tener esas inversiones’.
En tanto, Marcos Winkler explica que en el sector lechero, luego de un momento de incertidumbre y restricción importante de acceso a la banca, ‘la situación ha ido cambiando en el tiempo y esperamos que este 2024 exista una disminución en las tasas de interés y con eso un aumento en la colocación de créditos en el sector agrícola. Como rubro estratégico, aspiramos que la banca apoye y reaccione favorablemente para incentivar la inversión y así generar mejores incentivos a la agricultura lechera’.
Con una inflación controlada y que cerró 2003 en 3,9%, hay un espacio importante para que en 2024 se dé una baja sustantiva en la baja de la tasa que marca el Banco Central, que hoy está en 8,25%.
En Agro Capital explican que en Chile hay una relación muy directa entre el comportamiento de las exportaciones agrícolas y la disposición de los bancos a financiar la fruticultura. A pesar de problemas puntuales de tránsito en el Canal de Panamá y en el Mar Rojo, la logística naviera es más estable y barata que hace un par de temporadas, lo que disminuye la posibilidad de pérdidas o daños de productos.
Además, rubros que han tenido problemas con las ventas, como la uva de mesa y los arándanos, esta temporada deberían tener un comportamiento mejor por la importante baja en la producción peruana, lo que quitaría presión en la parte temprana de las ventas de 2023-24.
Situación aparte, eso sí, es la de la industria del vino, pues está en medio de un momento de altos volúmenes internacionales.
Benjamín Barros advierte que aunque la baja de tasas de interés puede ser importante en 2024, no necesariamente generará un mayor acceso al crédito bancario.
‘Los que puedan acceder al crédito bancario lo van a hacer a una tasa menor. Sin embargo, puede que algunos no puedan obtenerlo. El financiamiento dependerá de qué tan atractiva sea la inversión, y para ello es fundamental que los campos se transformen en empresas, que sean capaces de profesionalizar las decisiones y mostrar la información que requieren los bancos’, dice Barros.
¿Qué pasará con la tasa de interés?
Isabel Encina, de P&B Consultorías, explica que si bien, en términos generales, se prevé un 2024 con disminuciones en la tasa de política monetaria (TPM), que incluso se acelerarán producto del IPC negativo de diciembre, todavía durante el primer semestre estaríamos con una tasa de interés alta dentro de los últimos 20 años.
‘Por otra parte, el traspaso de esta disminución de la TPM al sector real, y en específico a la agricultura, no es en un 100% producto de los riesgos asociados al sector, como también a la rentabilidad esperada de los distintos tipos de actividades agrícolas. Por lo tanto, si bien se espera una baja en las tasas de interés en el sector agrícola, esta seguirá siendo superior al promedio de los últimos 20 años’, sostiene Encina.
Por Eduardo Moraga.
Fuente: El Mercurio – Revista del Campo