El anuncio no pasó desapercibido en el pequeño mundo de las finanzas sostenibles. El pasado mes de mayo, Frédéric Médard, que llegó como director financiero al grupo Bel en 2018, a cargo de finanzas y responsabilidad social corporativa (RSC) desde hace dos años, asumió oficialmente el título de “director de impacto” del líder del queso.
“Esto expresa bien lo que estamos tratando de hacer: casar rendimiento financiero y compromisos de RSE”, explica el gerente, que tiene su lugar en el comex, en un grupo que emplea a 11.800 personas para una facturación de 3.400 millones de euros en 2021.
Detrás del símbolo, existe el deseo de unir a los equipos para confiar en sus habilidades complementarias. “Los modelos financieros no rastrean el valor real de lo que se extrae del medio ambiente. Por lo tanto, para evaluar lo que realmente importa, es necesario completar los elementos financieros, como hacemos en nuestro informe integrado. La complementariedad es obvia: las ganancias liberan margen para invertir en el ecosistema. Por el contrario, los planes de acción de RSC fortalecen y aseguran la sostenibilidad del modelo de negocio. Finalmente, tanto en finanzas como en RSE, gestionamos el rendimiento a largo plazo y arbitramos a corto plazo”, especifica Frédéric Médard.
Una nueva transacción financiera
Entre los primeros en sacar un préstamo bancario de “impacto”, en 2017, el grupo lácteo volvió a destacar en 2019 con una colocación privada de 125 millones de euros, indexada a su desempeño en materia de responsabilidad social, social y ambiental.
Lo vuelve a hacer hoy con una línea de crédito revolving multidivisa a cinco años por importe de 550 millones de euros, concedida por un sindicato de once grupos bancarios. “Se basa en la consecución de tres objetivos, en línea con nuestras operaciones anteriores, ya que se trata nuevamente de reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, desarrollar nuestra acción con los productores de leche y trabajar por una alimentación más saludable”, destaca Frédéric Médard.