Si las empresas de proteínas alternativas tienen razón, es mejor comer una pasta de soja y heno modificada genéticamente o incluso, carne cultivada en un laboratorio, antes que una vaca real. Realmente, ¿la gente prefiere esto?
La pregunta se ha renovado desde que Fonterra anunciara que invierte en Motif Ingredients, una empresa de biotecnología de Boston que desea utilizar la ingeniería genética y los ingredientes cultivados para “hacer que los alimentos sean más sustentables, más saludables, deliciosos y más accesibles”. En definitiva, carne artificial.
El surgimiento de alternativas a los alimentos que provienen de las vacas, carne y leche fundamentalmente, tiene (como tantas cosas en estos días) un origen falaz. En el año 2006 se presentó en la FAO el reporte Livestock’s Long Shadow, que en resumen decía que el ganado era más perjudicial para el clima que todos los modos de transporte combinados.
Uno de sus autores, Henning Steinfeld, ha reconocido públicamente los errores del informe inicial, pero como sabemos, la retractación no tuvo importancia, el daño ya estaba hecho, y la paranoia se desató.
Si bien la ganadería intensiva al estilo de los corrales de engorde de los Estados Unidos puede ser desastrosa para el bienestar animal y el medio ambiente, el ganado a pasto, adecuadamente administrado es una parte importante del ciclo de nutrientes, que ayuda a capturar el carbono en el suelo.
Pese a todo, Fonterra avanza en la búsqueda de alternativas a la proteína animal clásica, lo que le está trayendo dolores de cabeza entre sus asociados.
“Fonterra está decepcionando a sus accionistas agricultores y alejándose de su negocio principal, la leche. La inversión en alimentos sintéticos procesados por Edición Genética (GE) es una total contradicción con su declaración de misión de alimentos limpios alimentados con pasto verde “, dijo la presidenta de GE Free, Claire Bleakley.
GE Free New Zealand se opuso a la inversión en biotecnología genéticamente modificada, ya que aduce, pone en riesgo la marca Fonterra.
Fonterra parece estar consciente de que está enfrentando una profunda división. Judith Swales, la jefa mundial de servicios alimentarios y consumidores de Fonterra, dijo que los lácteos alimentados con pasto seguirían siendo una fuente de nutrición.
“Al mismo tiempo, debemos ser relevantes para los consumidores y no podemos ignorar que las nuevas fuentes de nutrición están aquí”, dijo Swales.
La polémica está en marcha, y nos seguimos preguntando ¿son tan malos los alimentos de las vacas?
Damián Morais