La población de búfalos de agua, a nivel mundial, alcanza a los 2320 millones de cabezas y la mayor cantidad se encuentra en América, Asia y Africa.

La ganadería bubalina despierta cada vez más interés entre los productores y ya es considerada una actividad en ascenso por los especialistas por la potencialidad que tiene para la producción de carne y leche por sus altos contenidos de proteína y minerales.
De acuerdo con especialistas en el tema, la ganadería de búfalos es una actividad en ascenso en diferentes países alrededor el mundo, incluido México, por los beneficios que conlleva para el productor, como una crianza más sencilla en comparación con los bovinos.
Argentina, Brasil, Colombia, Venezuela, Guatemala, Costa Rica, Belice, Estados Unidos, Canadá e Italia son países que desde hace más de dos años están incursionando cada vez más en este mercado, siguiendo el ejemplo de naciones como India donde la carne de búfalo juega un papel importante en sus exportaciones.
Para India, Pakistán y Egipto el búfalo es la segunda especie en producción de leche.
Un informe de Noticias Agropecuarias dio cuenta de que de acuerdo con datos de 2017, citados durante el IX Simposio de Criadores de búfalos de América y Europa, la población de búfalo de agua es de aproximadamente 230 millones de cabezas, más de 95% se encuentran en Asia, África y América cuenta con otro 4% y el resto se ubican en Australia y Europa, consignó un informe publicado por Ganadería.com, un portal mejicano.
Si bien su producción es considerada más simple a la del ganado bovino, requiere cuidados particulares al ser animales semiacuáticos con la capacidad de nadar y bucear, por lo que deben ser provistos con charcas para refrescarse durante el verano.
Además, el consumo de sus productos derivados —carne y leche— también representa beneficios para el público más allá de su sabor, carácter exótico y precio reducido, pues según la información, las propiedades nutricionales también son diferentes a la de los alimentos de origen bovino.
Tanto el cárnico como el lácteo cuentan con 40% menos colesterol y una cantidad de calorías 55% inferior; mientras que contienen 11% más proteína y el índice de minerales es superior por 10%.
Específicamente en nuestro país, la producción bufalina comenzó en 1996, cuando fueron traídos los primeros ejemplares de una raza europea mediterránea; no obstante, se requirió un proceso de 20 años de adaptabilidad para ser rentable en los estados de Puebla, Oaxaca, Chiapas, Campeche, Tabasco, Jalisco y Guanajuato.
Desde 2017 la ahora Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), se encuentra impulsando esta industria, lo que ha llevado a México a contar con una población total de 120,000 animales para el consumo humano.
CARNE DE BUFALO
Tal lo dado a conocer en anterior nota de este Suplemento Rural de LA OPINION, la carne de búfalo es una excelente opción para una alimentación saludable porque, además de aportar proteínas y minerales, contribuye a prevenir enfermedades cardiovasculares ya que posee un alto valor nutritivo y escasa cantidad de grasa y colesterol.
Este alimento tiene apariencia, sabor y forma similar a la bovina, y hasta sus cortes comerciales poseen la misma denominación. De hecho, es un tipo de carne muy consumida en países como Brasil y durante los últimos años incluso ha ido conquistando el paladar gourmet argentino, comenzando por el de los hogares del Noreste nacional (NEA).
En esa región de nuestro país con sus características climáticas y geográficas, donde hay abundante presencia de bañados, el búfalo se adapta a esas condiciones difíciles –de mucha humedad–. Por eso, esta región concentra el 81% del stock de búfalos del país.
Según datos del Sistema Integral de Gestión de Sanidad Animal (SIGSA) del Senasa, a mayo del 2019, la provincia de Corrientes es la principal productora de este especial tipo de carne con 43.608 búfalos, seguida por Formosa que posee 41.108 cabezas, de Chaco con 19.364 y de Misiones con 2.516.
Sin embargo, este producto también se puede encontrar en restaurantes y mercados de Buenos Aires, en donde los consumidores que se animen al desafío de probar un alimento saludable y diferente pueden corroborar sus características por sí mismos.
Para preservar la inocuidad de esta carne bubalina, el Senasa realiza planes de muestreo bacteriológicos para la determinación de bacterias indicadoras y patógenas, entre ellos, el Plan Nacional de Control de Residuos e Higiene en Alimentos (CREHA) que analiza que no haya restos de medicamentos, metales pesados y pesticidas. Además, se realiza el examen de órganos y músculos en playa de faena (examen post mortem) con el objetivo de diagnosticar patologías capaces de afectar la salud pública.
En definitiva, dada la tendencia de los consumidores a optar cada vez más por una alimentación saludable y una producción sustentable, desde el Senasa recomendamos animarse e incorporar carne de búfalo al menú ya que cuenta con beneficios nutricionales y ventajas favorables para una dieta equilibrada.

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