Mariano Restrepo Flórez, presidente de la Asociación Regional de Ganaderos del Norte (Asoganorte) en Antioquia, explicó por qué las importaciones han sido más altas que en años anteriores, aun cuando el dólar superó la barrera de los $3.500.
“Recordemos que en el primer semestre del año, el dólar se comportó como lo venía haciendo desde 2018, en $3.100 y $3.200. Entonces las empresas importadores aprovechan para traer los contingentes”, declaró.
En efecto, con corte al 31 de julio de este año, ya habían ingresado 40 mil 338 toneladas por un valor CIF cercano a los 97 millones de dólares, aproximándose al total de toneladas de los años 2017 y 2018, que fueron 43 mil 817 t y 45 mil 256 respectivamente.
Por el contrario, el comportamiento de las importaciones es comparable al de 2016, que a la misma fecha contaba 36 mil 601 t, y que concluyó el 31 de diciembre con 58 mil 225 t. Hace 3 años costaron USD 140 millones, lo que hace pensar que este año será mayor gasto.
Para Restrepo, el incremento de este rubro en 2019 es solamente una señal más de que la desgravación total se aproxima según lo acordado en los TLC con EE.UU. y la Unión Europea.
“Recordemos que debemos tener presente que siguen corriendo los días y los años, a veces nos olvidamos de eso cuando hay una leve reacción en el precio interno de la leche o se autoriza el incremento al precio base, sin darnos cuenta de la amenaza latente de los TLC”, manifestó.
Por su parte, Juan Bernardo Villegas, gerente de la Asociación de Ganaderos de Facatativá (Asoganaderos) en Cundinamarca, indicó que otra razón por la cual han subido las importaciones de leche en polvo es la caída en la producción interna.
“Todo lo que falte en producción, se reemplaza con este producto. La baja en la producción se explica por el verano, la baja de la suplementación, de ahí que sí ha habido una disminución”, dijo.
Al igual que el gerente del gremio ganadero en Antioquia, Villegas advirtió que con el paso del tiempo se van a ampliar los contingentes arancelarios estipulados en la firma de los acuerdos comerciales, de manera que en pocos años ya no habrá gravámenes para el ingreso de más productos lácteos del exterior.
“Año tras año disminuyen los aranceles para estos contingentes, y los años 2026 y 2028 cada vez están más cerca. Eso hay que recordarlo siempre, porque pareciera que ante cualquier situación un poco favorable en el mercado lácteo, se nos olvida que tenemos esa herencia de los TLC pactados”, remató Restrepo.