La bajada de precios de la industria y las posibles «prácticas irregulares» por parte de la distribución llevan al sector de la leche, de nuevo, a una situación límite. Tal es así que distintas asociaciones, como la Unión de Campesinos de Castilla y León, animan a los productores a no firmar contratos de venta de leche por debajo del coste de producción, algo que, insisten, está sucediendo este año.
Los informes oficiales indican que el importe medio que cobran los ganaderos por cada litro de leche vendido en Zamora durante el mes de mayo es de 0,495 euros. Menos de medio euro por litro, lejos de la cifra que la propia Consejería de Agricultura y Ganadería consideró el año pasado que costaba producirlo (0,58 euros por litro de leche). Pero es que la evolución es totalmente negativa. En junio del año pasado la leche se vendía a 0,553 euros por litro, una cifra que ha ido bajando de manera inexorable durante los últimos meses hasta cerrar mayo (son los últimos datos disponibles) por debajo de los cincuenta céntimos. Cantidades que hace tiempo que no se veían.
Es una situación generalizada en todo el país, como muestran los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. En España, los ganaderos venden la leche como término medio a 0,484 euros por litro cuando hace un año la cifra superaba los 53 céntimos.
Una situación que llega, recuerdan las fuentes consultadas por este periódico, justo después de que el Tribunal Supremo avalara que los contratos de leche tengan que cubrir, al menos, el coste de producción del producto. Algo en lo que no estaba de acuerdo la Federación Nacional de Industrias Lácteas y que sí ve con buenos ojos el Alto Tribunal, que recuerda que la medida no es irrazonable ni siquiera desde la perspectiva de la legítima libertad de empresa. «Es una medida que parte de una realidad ni siquiera cuestionada frontalmente en la demanda: que el sector agroalimentario en general y, dentro de él, el sector lácteo en particular, se encuentra en un estado de vulnerabilidad motivado, entre otras razones, por el carácter perecedero y no almacenable del producto, así como por la atomización de los agentes que intervienen en las distintas fases productivas y el consiguiente desequilibrio de sus posiciones negociadoras”, recuerda el Supremo.
«La parte más vulnerable»
Los jueces recuerdan que medidas de este tipo defienden a la parte más vulnerable de toda la cadena de producción, los ganaderos, y que «fortalecen su poder de negociación» y «reequilibran la situación» sin intervenir de forma sustancial en la libertad de negociación del precio».
El mercado, sin embargo, aprieta. Los ganaderos reciben por su producto bastante menos que hace un año cuando los costes de producción no han decaído el diez por ciento que ha bajado el precio al que venden el litro. «Y, en el supermercado, la leche no baja de precio», aseguran las organizaciones agrarias. «No es complicado ver quién se está enriqueciendo con esto», concluyen.
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